Parte sin título 13

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«¡No!» gritó Regina al ver cómo Emma firmaba el contrato. No pudo detenerla, y todo alrededor de ellos se desvaneció.

Aparecieron en la sala del trono de su castillo. Emma miró a Regina, y le posó una mano sobre su brazo.

«¿Estáis bien?»

La morena se apartó

«¡No, claro que no estoy bien, pedazo de idiota! ¿Por una vez no puedes hacer lo que se te dice?» le gritó a la cara.

Emma se quedó estupefacta ante su desahogo.

«No» replicó «Pero si queréis puedo enviar un mensajero a Maléfica, aunque preferiría que me lo devolviera entero, esta vez...»

«¿Qué diablos tiene que ver Maléfica?» respondió atónita la otra «¿Estas celosa de ella?»

«Si queréis marchaos...no es que yo quiera...lo sabéis...» explicó, algo incómoda «En caso contrario, cosa que espero, puedo hacer que os preparen una habitación, porque...»

«¿Una habitación?» Regina se acercó a ella amenazante «¿Qué habitación? ¿Eres tan estúpida para pensar que tus padres no vendrán aquí a buscarnos? ¿Que dejaran de quererme muerta? ¡Y de todas maneras, si decidiera quedarme, dormiría en mis aposentos!» soltó al final.

«¡Mis padres no pueden entrar aquí!» le respondió la rubia, sosteniendo su mirada «¡Casaos conmigo y ya no podrán tocaros! ¡Nunca más!» exclamó

«¿Qué?» Regina la miró atónita «¿Te has vuelto loca? ¿Casarme contigo? Y después, ¿qué? ¿Viviríamos felices y dichosas toda la vida?»

Emma la miró con la boca semi abierta un momento, indecisa sobre qué responderle.

«Bueno...Sssssno, obviamente, porque yo os soy insoportable...Pero no me haré ver mucho, si es lo que queréis. Solo en las comidas. O ni siquiera en ellas, si lo deseáis. Vos decidís»

«Entonces, déjame que lo comprenda: quieres que me case contigo, ¿pero no tendríamos que vernos nunca?» Regina la miró como si estuviese loca «¿Hablas en serio?»

Emma cerró la boca, respirando fuertemente por la nariz.

«Si es lo que vos queréis, sí» bajó la mirada «No tenéis ni siquiera que...en fin...seriáis libre de hacer lo que quisierais. Solo tendríais la seguridad de no ser atacada por mis padres»

Regina suspiró

«Entonces, ¿a ti no te importaría que yo hiciera venir a Maléfica aquí y estuviera con ella a pesar del matrimonio?» preguntó, observando sus movimientos mientras hablaba.

La rubia apretó los dientes, solo lanzándole una mirada. Se apretó las manos y tragó saliva, nerviosa.

«Os lo he dicho, no os estoy pidiendo nada. Sois libre para hacer lo que queráis, no tengo intención de obstaculizaros. Solo quiero ayudaros» murmuró

Regina la miró con dulzura.

«Estás completamente loca...» sonrió «Le he dado la judía mágica a Maléfica para que pudiera ir a buscar a su hija» le explicó «Pero el hecho de que habrías aceptado...¿me amas de esa manera?»

Emma se quedó un momento sin palabras. La miró sin esconder lo que sentía. Una sonrisa apareció en su rostro.

«Creía que estaba claro...desde hace tiempo...»

Regina dio un paso hacia ella.

«Pero estarías dispuesta a ser infeliz por estar conmigo»

La rubia bajó la mirada, solo por un momento.

The Queen and her slaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora