Parte sin título 20

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El sol había salido hacía poco, señalando el comienzo de su nuevo turno de guardia. Su inútil turno de guardia. No sucedía nada, nadie atacaría nunca aquel castillo. Por eso se sobresaltó cuando escuchó un ruido a sus espaldas. Lilith se giró de sopetón, haciendo resonar su armadura. Alguien había susurrado su nombre, pero no había nadie en la pasarela.

«¿Quién es?» preguntó, con la mano sobre la espada.

Una cabeza apareció fugazmente desde detrás de la muralla.

«¡Lily! ¡Soy yo, Emma!» susurró la princesa, sin moverse de su escondrijo «¿Estamos solas?»

«¡Emma!» la guardia sonrió, sorprendida, acercándose a ella «¿Qué haces aquí?»

Las dos se abrazaron.

Emma la miró a los ojos.

«¿Cómo estás? Hace un siglo que no nos vemos...»

«Te he echado tanto de menos...» replicó la otra abrazándola fuertemente

«Yo también...»

«¿Qué haces aquí?» le preguntó la vigía, mientras seguía sonriéndole

Emma la agarró por los hombros, mirándole seriamente a los ojos.

«Lily, tienes que venir conmigo»

«No puedo, Emma...y además, ¿a dónde tendría que ir?»

La rubia le sonrió

«¡He conocido a tu madre! Quiere verte, no ha hecho otra cosa sino buscarte durante todo este tiempo...Ahora lo sé todo, Lily. Sé qué hicieron mis padres, sé que tienes mi oscuridad por culpa de ellos...Deja que te lleve con tu madre. Te quiere muchísimo, ha sufrido durante todos estos años...»

Lilith la miró desorbitando los ojos.

«¿Mi madre? ¿Oscuridad? ¿De qué estás hablando?» preguntó confusa

Emma frunció la frente.

«¿No sabes nada?» le preguntó incrédula

«¿Qué debería saber?»

Emma suspiró antes de agarrarla de la mano.

«¡Te explicaré todo, pero ahora tenemos que marcharnos! ¡Confía en mí!»

«No puedo dejar mi puesto»

«¡Claro que puedes! ¡Te lo está ordenando una reina!» rio la rubia, tirando de ella hacia las escaleras.

La amiga vaciló aún un instante, pero finalmente la siguió.

«Está bien»

Emma le sonrió, entonces la condujo a través del pasadizo secreto que había usado para entrar en el castillo. Salieron de las murallas sin problemas, y se encaminaron hacia el bosque, escondidas a la vista de los guardias.

«¿Cómo has llegado aquí, Lily?» le preguntó la rubia caminando

«Estaba en el País de las Maravillas...quería encontrar a mi madre a toda costa, entonces un día encontré a un hombre que me dijo que podría traerme aquí para buscarla»

Emma asintió

«Bien, aquel hombre tenía razón. ¿Sabes quién es tu madre?»

Lily se giró para mirarla

«No, no sé quién es» respondió

«Mejor. Nada de prejuicios» dijo para sí misma la rubia, continuando avanzando. Se giró para mirarla «Quizás sería mejor que te quitarás algo de la armadura. Hay un largo camino hasta el castillo, te cansarás mucho» le sugirió.

The Queen and her slaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora