III. JUNG HOSEOK.

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Después de clases, su mejor—y único—amigo, Jung Hoseok lo esperó en el patio, debajo del árbol en que solían pasar los recreos el año anterior.

—Es la tercera vez de esta semana, Yoongi. ¿No puedes, no sé, prestar atención?

Yoongi cerró los ojos y reposó la espalda en el viejo tronco.

—Ya te dije, su clase me da gonorrea.

Hoseok se encogió de hombros. 

—No es tan malo. Da clases a todos los penúltimos años, el mío incluido. A veces cuenta chistes.

—El único chiste que nos cuenta es el de «si estudian, pasarán.»

—¿Y no es así?

—No, no es así—afirmó Yoongi—. Seguro que solamente si se la chupo, me pondrá un suficiente.

Su amigo se quedó en silencio.

—¿Crees que él sea...?—hizo un gesto con la mano, como si limpiara una copa redonda.

—¿Qué?

Hoseok puso los ojos en blanco.
—Gay, tonto.

—Oh. Sí, es obvio.

—Bueno, oí que lo encontraron con el de inglés. Pero no es más que un rumor.

Yoongi se encogió de hombros.

—¿Llamará a tu madre?—preguntó Hoseok.

—Ojalá que no. Estoy cansado de esa perra con menopausia.

—No le digas así, hace una exquisita lasaña.

—Cuando no trae mierdas congeladas del trabajo, sí.

—Eres un exagerado.

Yoongi le echó un vistazo a la hora en aquél reloj de mano que Hoseok le había regalado por su cumpleaños. 

—¿Hoy también?

—Por desgracia, sí—afirmó Yoongi. Tomó del asa su mochila—. Fíjate a los dos lados al cruzar, Hopes.

Maldito el día en que no se había fijado y un autobús casi se lo lleva por delante.

—Púdrete—rio, y lo vio caminar por el césped hasta desaparecer por el portón.

¡Cómo lo echaba de menos en el salón de clases, cuando se le ocurría alguna payasada y Yoongi no estaba a su lado para escucharla y soltar carcajadas como solía!

Ahora todo era tan diferente. Él mismo se sentía diferente.

Le gustaba un chico de su clase. ¡Un maldito chico! ¿Cómo se lo diría a Yoongi, que se la pasaba bromeando sobre asuntos tan serios como la homosexualidad y el racismo? Yoongi se le reiría en la cara si le dijera que se consideraba bisexual. «¿Batear para los dos lados?», le diría y luego lo apuntaría con su dedo índice. Últimamente bromeaba todo el tiempo, sobretodo cuando le preguntaba cómo iba la terapia. Yoongi excavaba en otro tema y ahí se quedaba. Hoseok intentaba entenderlo, vaya que lo hacía, respetaba que no quisiera hablar del tema de la depresión ni sobre las cicatrices de sus nudillos.

Pero no se habían conocido ayer y que le ocultara cosas tan importantes le dolía más que nada en el mundo.

¿De verdad eran mejores amigos?

¿De verdad eran mejores amigos?

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LA LOCURA DE MIN YOONGIWhere stories live. Discover now