Capítulo 54 - El mayor sacrificio (Final)

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Capítulo cincuenta y cuatro —  El mayor sacrificio ღ (Capítulo final)


Nunca imaginé terminar aquí, sentada en un renovado columpio del parque ha hay frente al juzgado. Justo como estoy ahora, esperando a que mi tío llegue mientras que Aaron y Blake me esperan en el interior del edificio donde van a darle la sentencia final a mi padre. Se me forma un nudo en la garganta de sólo recordarlo.

De pequeña, Alice me trajo aquí alguna vez. Fue por aquella lejana época donde yo sonreía al señalar al edificio, mostraba mi dentadura de leche a medio caer y repetía que, algún día, yo trabajaría ahí. Tenía la extraña idea de que podría llevar los más elegantes vestidos y faldas a diario de hacerlo, me gustaba el estilo que las mujeres que bajaban esas escaleras y las que cruzaban esas amplias puertas oscuras llevaban. Ahora no puedo hacer más que apartar la mirada cuando mis ojos llegan a desviarse hasta el edificio. Hasta esas escaleras que de niña tantas veces había querido subir sin entender, por ese entonces, el oscuro lugar con el que ahora llego a relacionarlas.

Los Bennet también han pasado un tiempo en el juzgado por mí. Mi abuela se hizo con mi tutela poco después de tener las pruebas necesarias contra mi padre, incluida su confesión. Su confesión por escrito, firmada y todo. Pero, para mí suerte, pidió o consiguió sólo eso, ser mi tutora legal. De ella de pende controlar mis bienes, el dinero que guardó mi madre para mí hasta mi mayoría de edad. Es ella quien toma las decisiones por mí, quien pudo desapuntarme del Internado y devolverme a mi antiguo instituto sin tener que pedir permisos, quien firma por mí. Pero no ejerce mi custodia, mi guardia y custodia, si lo hizo a propósito o no, no lo sé, pero es ello lo que no me obliga a vivir con ella. Puede que no se esperara que los Bennet me ofrecieran vivir con ellos, aunque aún así, aquí sigue, en mi casa. En la casa de mis padres. No demasiado lejos, pero al menos lo suficiente como para dejarme respirar. Quizás ella se queda ahí porque era la casa de su pequeño ángel, puede que tampoco haya superado que Alice no esté con nosotros, que nunca vaya a volver a estarlo.

Doy una mirada a mi lado cuando alguien ocupa el otro columpio. Reconozco a mi tío con una rápida mirada. Se sienta con cansancio, llevando un elegante traje militar, con alguna que otra medalla al valor sobre su pecho, para esta ocasión. Aaron me ha pedido esperarle aquí "Es importante, Ally", sentenció.

—Es extraño, ¿no te parece? —Pregunto sin mirarlo, mis ojos en el cielo. No es un día caluroso, pero son pocas las nubes que adornan el cielo—. Esperaba un día gris.

Él escuchó esas palabras de mí antes, dos días después de la muerte de mi madre para ser exactos, justo cuando llegó a nuestra casa. Mi padre había llegado al día siguiente de que sucediera, al menos eso me hizo creer. Me recuerdo mirándome las manos, sentada en el escalón que hay frente a la puerta de mi casa y sin encontrarle lógica a un único hecho.

Hacía sol.

Era un día normal, un día más. Me dolió entender que el mundo no había cambiado porque mi madre muriera, todo seguía de la misma manera. Las personas paseaban por la calle con sus hijos, mascotas o solos. Algunos salían a correr, sonrientes.

"¿Cómo pueden sonreír? -me pregunté-. ¿Cómo puede ser todo tan... normal?" Pero lo era. Y eso me frustró. Ella era importante, era una mujer maravillosa que se merecía un grandísimo cariño, y las personas a las que veía no lo sabían, no la conocían. Entendí que el mundo no se para por nadie, el tiempo no estará acorde con lo que yo sienta. Aún así, ese día soleado todavía me sorprende, como si tuviera que haberse nublado cuando sucedió, como si tuviera que haber llovido o el mundo hubiera tenido que llorar su pérdida. Hoy me siento de la misma forma porque, lo que para mí está suponiendo un suplicio, lo que está provocando eso en mi familia, para otras personas no es más que eso, un día más. Un simple día normal más.

Internado MilitarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora