La muerte de un inocente (II)

5.5K 425 43
                                    

El viaje a Londres se hizo eterno para Darcy. Pese que solo fueron escasos minutos, a ella le habían parecido horas. Al llegar al Ministerio, Darcy les guio hasta una pequeña sala donde esconderse. Ninguno sabía por dónde empezar a buscar. Ninguno, salvo Harry.

-          Dar había una puerta, una puerta negra y grande. La vi cuando vine a mi vista. Lucius Malfoy estaba hablando con el ministro al lado, pero no me acuerdo como bajar... - le dijo nervioso.
-          Yo sí... Darme las manos. - dijo Darcy extendiendo las suyas hacia sus amigos. - Nos apareceremos allí.

Los demás le miraron asustados ya que jamás se habían desaparecido, pero, aun así, le tendieron la mano a la muchacha. Esta respiró hondo y se desapareció junto con sus amigos. Llegaron a los pocos segundos al Departamento de Misterios donde se encontraba la puerta que decía Harry. Darcy la abrió con miedo y rápidamente se introdujeron en ella. Del otro lado, había distintas salas: una con giratiempos, otra con cerebros flotando en una especie de piscina de cristal que a Ron le produjeron arcadas y otra con unas especie de bolas de cristal.

-          Harry, ¿por dónde vamos ahora? - le dijo Ron aun asqueado por los cerebros.
-          Por la de las bolas de cristal. - dijo decidido.

Los amigos emprendieron el paso hacia la sombría y extraña sala de las bolas de cristal, de esas que tenía la profesora Trelawney. Al entrar, la puerta se cerró de golpe provocando el sobresalto de los jóvenes. La sala poseía muchos pasillos con estanterías hasta arriba repletas de bolas. En todas ponían carteles con nombres de magos y brujas de todo el mundo.

-          Son profecías. - dijo Neville señalando un cartel en una de las estanterias.

Siguieron caminando hasta que Harry se paró de repente y miró a todos los lados.

-          ¿Ocurre algo Harry? - le dijo Hermione preocupada por él.
-          Era este sitio. Aquí vi a Sirius... ¡Ah! - dijo gritando y tapándose los oídos.

Los otros chicos se asustaron ante la actitud de su amigo, quien daba vueltas sobre si mismo mirando hacia las estanterías. De repente, cuando Darcy se acercaba a él, paró y se dirigió hacia una de las bolas de cristal que poseía con cartel con el que a Darcy se le heló la sangre y segundos después a sus amigos.

<< Profecía de Harry James Potter y Tom Sorvolo Riddle>>

Harry extendió la mano hacia la bola, la cogió con delicadeza y la observó. Sabía que se trataba de una de las profecías que la Profesora Trelawney le había hablado por error, la profecía que le unía a Voldemort. Iba a contarles a sus amigos de que se trataba cuando dos figuras enmascaradas aparecen enfrente de ellos. Instintivamente, Darcy se puso delante de sus amigos junto con Harry y los apuntaron con las varitas. En ese instante, una risa chillona procedente de una de las máscaras resuena por toda la sala y estas desaparecen dejando un molesto humo negro y los rostros de sus dueños al descubierto: Lucius Malfoy y Bellatrix Lestrange, a quien Darcy reconoció por su árbol genealógico, ese que estaba en la casa de su familia. Ella pertenecía a su familia y eso le repugnaba. Aún más le repugnaba Lucius con lo que Draco le contó.

-          Mira Bella, si es Harry Potter y sus amigos con la profecía del Señor Tenebroso. - dijo Lucius sacando su varita.
-          Anda, si es la asquerosa hija de mi prima... y Neville Longbotton, ¿qué tal mamá y papá? - dijo Bellatrix riéndose.
-          Mejor ahora que van a ser vengados. - dijo Neville enfadado dispuesto a atacar a Bellatrix, pero Ron se lo impidió.

Hubo un silencio incomodo hasta que Lucius lo rompió.

-          No queremos problemas. Danos la profecía y nadie saldrá herido. - dijo extendiendo la mano hacia Harry.
-          No pienso hacerlo, es mía también. - dijo Harry serio.
-          Bien, entonces no nos queda más remedio... - dijo Bellatrix mirándolos desafiante.

En ese momento, más mortífagos aparecieron en los otros pasillos y les tendieron una emboscada. Cada uno fue por un lado a por un mortífago. Darcy luchó contra uno alto y fuerte aun con la máscara. Pero no fue suficiente, ya que quedó acorralada en un rincón al lado de una puerta cerrada y el mortífago la cogió del cuello. En ese momento, Darcy se fijó en sus ojos escuchando las voces de sus amigos en el fondo y le reconoció al instante: Georgi Marcus, el chico del que el año pasado pensó estar enamorada.

-          Hola Darcy. - le dijo quitándose la máscara. - no pensé que eras tan tonta como para caer en la trampa.

Le quitó la varita y puso colocó a Darcy delante de él apuntando a su cuello con la varita. Abrió la puerta y la introdujo en ella. Era una sala enorme y vacía, con un gran arco de piedra con un velo misterioso en el centro. Georgi gritó algo a los mortífagos e hizo aparecer enormes piedras a su alrededor. Subió a Darcy a una de ellas y le dio un beso chulesco en la mejilla que hizo que Darcy tuviera ganas de vomitar. En ese momento, el resto de mortifagos entraron en la Sala con sus amigos y se colocaron en el resto de piedras, menos Lucius, quien empujó a Harry hacia el centro de la sala.

-          Harry Potter, será mejor que me des la profecía sino no saldréis vivos de aquí. - le dijo Lucius con una frialdad que casi se le congelan los huesos a Darcy.
-          No se te ocurra tocarles. - dijo una voz conocida detrás de ellos.

Todos se giraron hacia la puerta donde la Orden del Fénix acababa de aparecer. Los primeros eran Sirius, quien buscaba a su sobrina y ahijado con la mirada desesperado, y Remus Lupin quien apuntaba a Lucius desafiante. Él era el que había hablado. Detrás de ellos el apareció el resto quien en un abrir y cerrar de ojos se batían en duelo con los mortifagos. Darcy cayó al suelo de repente haciéndose un gran daño en la nariz (que posteriormente descubriría que estaba rota). Miro el motivo por el que se había caído y vio a Nymphadora luchar contra Georgi. Esta le lanzó la varita a Darcy, que había sido arrebatada por Georgi, ­­y enseguida se puso a su lado a luchar. Entonces, vio algo que la destrozaría de por vida.

-          Avada Kedavra. - dijo Bellatrix apuntándola con su varita.

Pero el hechizo nunca llegó a ella, sino que fue a parar directo a Sirius, quien protegió la vida de su sobrina cayendo sin vida a través del velo y desapareciendo para siempre. Darcy cayó desplomada al suelo llorando de impotencia, muerta de dolor. Había perdido a toda su familia, Bellatriz había matado a Sirius. Lo que ocurrió después fue confuso para ella: Harry en brazos de Lupin llorando por su padrino, Ron y Hermione abrazándola, Bellatrix cantando que había matado a Sirius, Harry corriendo detrás de ella, la voz de Voldemort... Y después, solo vio oscuridad.

Corazón de Profecía (Draco Malfoy & Darcy Healey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora