Sálvame

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Darcy se despertó dolorida en una cama un tanto dura para ella. Los párpados le pesaban tanto que volvió a cerrar los ojos inmediatamente. Un dolor agudo le recorría la espalda y un sudor frío le caía por la frente. Recordó todo lo ocurrido antes de perder el conocimiento y se echó a llorar justo cuando alguien le colocaba algo frío en la frente. Agradeció ese frío y abrió los ojos. Se encontraba en una camilla de la enfermería, tenía un paño en la frente y alguien le cogía la mano: era Ron. Darcy le llamó con dificultad.

- ¡Dar! Por fin despiertas. - dijo su mejor amigo emocionado. - Todos estábamos muy preocupados por ti.

Darcy se incorporó con cuidado quitándose el paño de la frente con la ayuda de Ron. Le miró a los ojos y volvió a llorar. Ron la abrazó con fuerza y esta se desahogó en su hombro. Su tío estaba muerto, la única familia que le quedaba de sangre estaba muerta. La prima de su madre la quería haber matado, pero Sirius murió por ella. Era culpa suya que estuviera muerto.

- Es culpa mía Ron. Murió por mi culpa. - dijo sollozando.
- No lo es Dar, él dio la vida por ti. Él murió por amor, por el amor que tiene un tío a su sobrina o, mejor dicho, por el amor que le tiene un padre a su hija. - le dijo Ron tranquilizándola.

Darcy le sonrió tristemente y le abrazó más fuerte. Aún así siguió pensando que había sido culpa suya. En ese momento, llegó Hermione con cara de tristeza y abrazó a su amiga fuertemente. Se quedaron así durante unos minutos hasta que un carraspeo les interrumpió. Era Lupin, quien los miraba con una tristeza enorme. Hermione y Ron se separaron de Darcy y la dejaron solo con él en la enfermería. Darcy le miró con los ojos llorosos mientras se levantaba y le abrazaba. Lupin le correspondió el abrazo y la sentó en la camilla a su lado.

- Lo siento querida. - le dijo triste. - tengo que hablar contigo sobre tu futuro.

Darcy se secó las lágrimas, se acomodó en la camilla y asintió.

- Está bien, primero quiero contarte que tu y yo estamos emparejados políticamente. Soy tu padrino, cariño. Igual que Sirius era de Harry. Tus padres me eligieron a mí para cuidarte en caso de que ninguno de tu familia no pudiera hacerlo. Fue cuando murió tu tío Regulus un año antes de que nacieras. Tu familia estaba en peligro al igual que la de Harry y la de Ron por lo que me dejó a mí tu apadrinamiento.

Darcy asintió sonriendo. Le tenía mucho cariño a Lupin. Este le siguió contando toda la historia y aceptó lo que Lupin le proponía: vivir con él. También aceptó dejar de ser aurora por la posible infiltración de Voldemort en el Ministerio pero no aceptó dejar de pertenecer a la Orden del Fénix.

- Entiendo que no quieras que siga en el Ministerio, pero no puedo dejar de pertenecer a la Orden Remus... Quiero luchar por favor. - le suplicó.

Remus cedió ante las suplicas de la muchacha. Después de seguir charlando durante un tiempo, Remus dejó a Darcy que subiera a hacer sus maletas y diese una vuelta por el castillo para asimilarlo todo. Darcy estuvo preparando sus maletas durante una hora y pico. Cuando tuvo todo listo, cogió Romeo y Julieta - libro que le habia dejado un poco de lado. - y salió en busca de un buen lugar para leer, pensar... y llorar, desahogarse de una vez por todas, quitarse ese nudo del pecho; aunque su corazón buscaba otra cosa o, en este caso, otra persona. La encontró tiempo después en la Torre de Astronomía: Draco, sentado en el suelo dibujando en un gran cuaderno. Darcy se quedó un rato observándolo en silencio. Recordó la cara de Lucius al pedirle la profecía a Harry, la voz de Bellatrix al pronunciar ese Avada Kedavra hacia ella... Los dos eran familia del rubio del que estaba enamorada. Y sí, lo estaba, hasta las mismas entrañas. El dolor que le produjo recordar le hizo romper a llorar, lo que provocó que el joven albino alzará la vista de su cuaderno y se levantará corriendo a abrazar a la ojiverde.

- Draco... Está muerto... Mi tío está muerto. - dijo Darcy llorando desconsoladamente.
- Lo sé, lo siento. Los odio, los odio mucho. - le dijo Draco con un amor inmenso mientras se sentaba en el suelo con ella en brazos.

Darcy se tumbó en su hombro y siguió llorando mientras Draco le acariciaba la cara con una mano y con la otra le sujetaba cómodamente la espalda. Draco estaba realmente dolido, tanto que hasta creía que sentía el mismo dolor de la joven. La amaba y necesitaba que ella lo supiera, pero no sabía cómo decírselo. Quería decirle lo bonita que era, lo que le gustaba su sonrisa, lo que amaba su personalidad... todo lo que le volvía loco. De repente, dejó de llorar. Draco le miró dulcemente, besó su frente y después sus ojos llorosos.

- Draco... Voldemort ha vuelto. Tengo mucho miedo. - dijo Darcy gimoteando.

Draco la miró a los ojos muerto de dolor y, con todo el amor que deseaba salir de su corazón, besó sus labios salados por las lágrimas, absorbiendo su sufrimiento. Darcy se estremeció al sentir los labios de Draco sobre los suyos y, por primera vez desde que murió su tío, su corazón comenzó a latir rápidamente de felicidad, la felicidad de que un amor verdadero sea correspondido. Se aferró a la rubia cabellera del joven y este la cogió de las mejillas dulcemente. Cuando les faltó el aire se separaron, aun con los ojos cerrados, y juntaron sus frentes. Draco sonrió de felicidad, cosa que no hacía desde hace mucho tiempo, y abrió los ojos observando a la joven. Esta mordía su labio inferior nerviosa y abría los ojos lentamente. Al mirarse tan da cerca, observaron cómo había entre ellos chispas escarlata, dorado, verde y plata a su alrededor, como si los protegieran.

- Te salvaría siempre. Cada vez que me necesites, ahí estaré. - dijo Draco emocionado.

Darcy le miró sorprendida y sonrojada. Agachó la cabeza y rio mientras se colocaba un mechón detrás de la oreja. Volvió a mirarle a los ojos y, esta vez, fue ella quien le besó dulcemente. Draco sonrió en medio del besó y se separó de ella. Era el momento de decirle lo que sentía.

- Dar, m-me g-gustas m-mucho. M-me t-tienes l-loco. Cr-creo que m-me he e-enamorado d-de ti. ¿Q-quieres... Te g-gustaría... - dijo Draco tartamudeando.
- ¿Quieres que esté contigo? - dijo Darcy dulcemente.

Draco asintió emocionado. Entonces, Darcy se lanzó a su cuello y le dio besos por toda la cara.

- Dar, sé que tus amigos me odian, pero quiero que sepas que yo a ellos no. Estoy obligado a fingir. Si alguna vez oyes malas actitudes mías hacia ellos que sepas que no son verdad. El Draco que estás viendo ahora es el auténtico. - le dijo acariciándole la mejilla. - Y, pese a lo que diga mi padre, estoy de vuestro lado. No dejaré que te pase nada malo ...
- Tranquilo... Te quiero. - confesó Darcy.
- Yo más.

Y así pasaron unas horas más hasta que Remus avisó a Darcy para marcharse a su futuro hogar. Pese al dolor que se apoderaba del corazón de Darcy, los dos jóvenes novios se despidieron y se prometieron ocultar su amor por su bien hasta que el tiempo se lo impida.

Corazón de Profecía (Draco Malfoy & Darcy Healey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora