CAPITULO 4

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-La soledad no es algo a lo que te puedes acostumbrar, siempre necesitarás de alguien y alguien necesitará de ti

-Eso siempre me lo decía mi padre, él y mi madre, eran las únicas personas de las que yo necesitaba y las únicas que me necesitaban, después de la muerte de él, no quise necesitar más de alguien ni que alguien necesitara de mí, escogí la soledad y lo demás se convirtió en algo innecesario

- ¿Y tú cómo crees que reaccionaria tu padre al verte así?

-Tal vez se decepcionaría, he tratado de cambiar mi forma de ver las cosas, pero pienso que eso me hará débil, tengo que afrontar la realidad de forma fría.

Miguel Valle lo miró con un gesto de ternura y le acaricio su cabeza, despeinándolo- ¡claro que no se decepcionaría de ti! Eras su adoración, ¿Cómo crees que le ibas a decepcionar alguna vez? Él solo quiere verte feliz, quiere ver que ames a alguien, como él amó a tu madre, busca a aquella muchacha.

Carlos se quedó impresionado, de repente, sintió como si alguien lo jalara de la camisa, cerró los ojos y al abrirlos otra vez, estaba frente a Jaime que lo estaba jalando de la camisa para irse a desayudar- Carlos, Carlos... ¡despierta ya, vámonos a desayunar, tengo hambre, corre levántate ya!

-Jaime, ¿Alguien vino anoche?

- ¿Anoche? No, para nada ¿por qué?- Carlos lo miró sorprendido y negó con la cabeza, al salir al comedor del hotel, vio por el ventanal a lo lejos, se veía la orilla de la costa y ahí, estaba Michelle, leyendo un libro, muy interesada, rápidamente salió del hotel y fue a la orilla de la costa

-¡Michelle, Hola un gusto volver a encontrarte por aquí!

-¡Carlos, que gusto! ¿Qué tal?

-Bien ¿y tú? Oye, si no es muy apresurado ¿Te gustaría ir a desayunar con mi hermano y conmigo? Es que es muy temprano, y supongo que no has desayunado

-Muy bien, gracias ¡claro! sería todo un placer – Replicó haciendo una reverencia juguetona y tomando su mano para dirigirse al hotel.

En ese momento, Carlos sintió que pasaban muchas cosas por su mente, emociones, impulsos... todo era diferente cuando estaba cerca de Michelle. Cuando entraron al comedor del hotel, Jaime notó algo muy diferente en su hermano, tenía algo muy diferente en su miranda, algo que no había visto en mucho tiempo... Durante el desayuno, Jaime le hacía una que otra pregunta a Michelle y se le quedaba viendo de vez en vez a Carlos, el cambio era notable, era como si le hubieran devuelto las ganas de vivir, sus ojos tenían un resplandor tan peculiar que asombraría a cualquiera que hubiera conocido la fría personalidad de Carlos Belmonte, sonreía cada vez que ella volteaba a verle y reía con tal simpatía que, le hacía recordar a Jaime las veces que jugaban con su padre en el jardín cuando niños, ¡Era definitivo! Le habían cambiado a su hermano, y eso lo ponía muy feliz.

Después del desayuno, se fue a encontrar con July y le contó todo lo que había observado en su hermano, ella ideó un plan y le dijo que dejara pasar algunos días y que después harían una cena para los cuatro pero mientras tanto, que se asegurara de lo que había notado... Poco tiempo después, comenzó a notar que ya no estaba mucho en el hotel, pasaba mucho tiempo con ella, leían, veían el atardecer o solamente, caminaban a la orilla de la costa, y cada vez era más notable el cambio en Carlos, se reía de sí mismo, hacía bromas, salía a caminar con su hermano, pero su frialdad, seguía intacta, sin duda, estaba mejor capacitado para sobrellevar la vida que tenía y la que le esperaba con su enfermedad, se había olvidado por completo de la monotonía y de la soledad, se podría decir que aprendió como vivir plenamente, sabiendo que iba a morir en un corto tiempo.

The secret of my life.Where stories live. Discover now