Capítulo 9

1 0 0
                                    


Durante siguientes cinco meses, Carlos cuidaba muy bien a su esposa, no dejaba que hiciera el mínimo esfuerzo. Cada noche se sentaban en medio de la sala a ver una película y él se desvivía acariciando la panza de su esposa y hablándole a su hija, le prometió que le contaría todas sus aventuras con su padre y que la cuidaría hasta el fin de sus días...

Al cabo de un mes más, nació su pequeña hija llamada Luna, el nombre fue decido por su padre quién le puso así por su abuela, Luna Belmonte, encantadora mujer lograba todo lo que se proponía y jamás titubeaba en alguna de sus promesas, además de que le enseñó a su padre, Antonio Belmonte, a ver la vida con la perspectiva más agradable de todos los puntos de vista posibles. Con esto se le auguraba un gran futuro a esa pequeña recién nacida de mejillas rojas y piel rosada, tenía el cabello profundamente negro y medio rizado, tal como su madre mientras que sus ojos, los más hermosos que un recién nacido puede tener, eran profundamente grises, no se sabía si los mantendría así pero sin duda eran preciosos. Cuando Elisa Belmonte la sostuvo entre sus brazos, no pudo contener las lágrimas, era como si estuviera viendo al más pequeño de sus hijos de recién nacido...

-¡Es idéntica a ti, hijo! Es perfecta, es adorablemente tierna, ¿y por qué decidiste ponerle como tu abuela?

-Es exquisita, me la podría comer a besos... Porque cuando yo muera, ella será como aquella Luna que miramos su madre y yo la noche de nuestra boda, Brillante y desahogadora, será el vivo consuelo de su madre y de todos ustedes, pero cuéntame ¿Dónde se ha metido Jaime? No le he visto en todo este tiempo

Con un suspiro lamentador, su madre lo miró a los ojos y le sonrió- Esta en un viaje de su trabajo, lo que se me hizo raro es que fuera con July... me dijo que llegaba hoy en la noche para conocer a su sobrina

-Yo creo que hoy mismo dan de alta a Michelle, si llama le dices que vaya para la casa, yo tengo que ir a un chequeo con mi doctor, al rato regreso

-¿chequeo? ¿Por qué? No me digas que te has sentido mal, ¿acaso ha llegado la hora...?

-Demasiadas preguntas, madre... descuida, no me he siendo mal, al contrario. Sólo es un chequeo, Michelle y sus locuras, quiere que me haga chequeos constantes para ver cómo va mi salud, más bien la salud de mi cordura, quiere saber cómo va la evolución del tumor... ya sabes cómo es y yo tengo que complacerla.

The secret of my life.Where stories live. Discover now