Capítulo 13:Un ángel sin sentimientos.

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Cerrando la puerta tras él, Alec se sentó en la orilla de su cama y le prestó toda su atención a Alina. Pero ella permanecía en silencio, entonces se dio la tarea de mirar cada detalle de su rostro.

Su aspecto había mejorado los últimos días, su piel blanca había tomado un color más bronceado, sus labios estaban hidratados y sus ojos... éstos eran tan brillantes, las ojeras en sus párpados habían desaparecido por completo. Ella se veía bastante atractiva a pesar que era un ángel caído del cielo.

—Alexander... —musitó con claridad.— Puede que no sea una cazadora o que no sepa algunas cosas que todos ustedes hacen, pero quiero que sepas que mis decisiones jamás podrían traer malas consecuencias.

—¿Y eso cómo lo sabes? —le respondió cabizbajo.— No puedes simplemente convertir a una bebé en mitad ángel y después devolverle a su madre para que sea normal de nuevo.

—¿Por qué no? —se acercó un poco más e intentó sentarse junto a él, pero se arrepintió antes de hacerlo.— Puedo hacerlo.

—Entiende que cuando te adentras a este mundo de sombras nunca más podrás salir, ¿quieres hacerle eso a una niña tan pequeña? —elevó su vista hacia ella y se conectó con esa mirada esmeralda.— Dices que los sentimientos son para hacernos débiles, yo creo que sólo nos hacen humanos.

—No soy una humana. —suspiró intranquila.— No puedo sentir lo que ustedes sienten. Esta es mi naturaleza.

—No hagas eso, por favor.

Alec le tomó las manos con delicadeza, intentando hacer recapacitar a la joven, pero ni eso funcionaría para hacerla cambiar de opinión. Ya lo tenía bien planteado, quizás ese era el destino de la niña desde un principio y bajo ninguna circunstancia cambiaría eso.

—Lo siento, debo hacerlo, ¿sabes por qué? —le preguntó sin alejar sus manos de él. Alec negó con la cabeza.— Porque Dios lo quiere así. Por algo me dejó está tarea.

—Ni siquiera has visto a Dios en persona. —susurró.— ¿Por qué crees en él?

—Porque es mi creador.

—Y eso... —Alec guardó silencio, guardándose las palabras que amenazaban con salir. No quería molestar a la joven, así que prefirió terminar el tema y dejarlo por la paz.— No quiero pelear, Alina, no contigo.

—Yo tampoco quiero pelear contigo. —se sentó al costado del muchacho sin soltarse de las manos. Ambos quedaron muy cerca que sus miradas se conectaron tan profundamente.

—Está bien, si tú quieres hacerlo tengo que aceptarlo. Confió en ti y si la única manera de demostrarlo es dejar de preguntar: lo haré. Dejaré de cuestionarte. Lo juro.

Alina le dedicó una sonrisa, la más sincera que había esbozado desde que llegó al mundo, sin pensarlo bien, se acercó un poco y le dejó un pequeño beso en la mejilla. Él sonrió de inmediato.

—¿Por qué el beso? —le preguntó con esa sonrisa en sus labios.

—Porque me has hecho sentir bien. —le confesó.— Nunca nadie me había hecho sentir así.

—¿Así; cómo?

—Ah... —se quedó pensativa por unos segundos.— No sé cómo explicarlo, Alec.

—Hmm..

Alec asintió lentamente y le soltó las manos sin brusquedad. Llevó una de sus manos hasta el rostro de ella y le apartó un mechón de cabello que caía en su frente.

—Eres muy bonita.

Alina bajó la mirada y sus mejillas se tornaron rosadas. Entonces se dio cuenta que estaba sonrojada, ¿por qué se estaba sonrojando?. En cuanto Alec lo notó, le tomó de la barbilla y alzó la mirada de la pelinegra para que se enfocara en él. Miró las rodadas mejillas de la joven y sonrió.

Bravery [Alec Lightwood].Where stories live. Discover now