Capítulo 16:Sentimientos de humanidad.

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—¿Alina? ¿Qué estás haciendo aquí? Debe...

Aquel hombre dejo de hablar al ver el rostro de la pelinegra. Algo andaba mal con ella, tenía una mirada diferente y podía sentir lo que ella sentía por pequeños segundos.

—Me está sucediendo, Castiel. Puedo sentirlo en mí. —Alina se relamió los labios.

El ángel Castiel se le quedó mirando a los ojos, descifrando concretamente lo que Alina quería decir, se concentró y vio a lo que ella se refería. Pero era algo que no era un hecho sino una posibilidad. Ella no podía estar sintiendo sentimientos. No durante una misión tan importante como esta.

—Escúchame bien, Alina. Eso no es posible. Sacátelo de la cabeza. —la reprendió con la voz queda.— Estás en una misión de vida o muerte. No debes pensar en lo que estás pensando, ¿entiendes?

—He salvado a un humano para quedar bien frente a ese niño...

—Lo hiciste porque eres un ángel. —la rectificó.— Somos muy bondadosos y esa es la única razón por la que lo ayudaste.

—Yo no soy bondadosa con los humanos. Ni siquiera salvé al padre de Noora. —gruñó asustada.— Tú me conoces, Castiel.

—¿Noora?

—La hija de mi recipiente. —explicó.

Castiel se quedó pensativo y luego dijo:

—Tienes que volver antes de que alguien se de cuenta que estás en el cielo. —le ordenó.— Vuelve al mundo y en cuanto pueda iré a verte.

—¿De verdad lo harás, Cas? —lo miró con sus ojos brillantes.

Castiel era lo más aliado que tenía en el cielo. Todos los ángeles tenían sus deberes -incluso Castiel- y no había forma de que ella se a pegara con algún otro ángel que no fuera ella misma.

—Es una promesa.

Alina sonrió más tranquila y salió del cielo. En menos de un segundo se devolvió al mundo, quedando en Central Park, justo donde se había ido. Miró hacia todos lados y solo observó la figura de Alec caminar por la calle con mucha rapidez. Soltó un suspiro cansado y sin ninguna otra opción se dedicó a alcanzar al muchacho que caminaba.

Cuando logró alcanzarlo siguió caminando al costado de él. En completo silencio. Alec lo la volteó a ver, simplemente se dio la libertad de ignorarla. Por otra parte, ella no podía hablarle como si todo estuviese bien, porque aunque Castiel le había dicho que todo estaba bien no lo estaba.

Alina sabía que comenzaba a sentir cosas que no debería sentir. Y que eso podía causarle muchos problemas. Es por eso que era mejor estar en un plan más alejado de los humanos.

—¿Y?... —habló Alec después de unos minutos.— ¿Me dirás adónde fuiste?

—Recibí un llamado del cielo. —mintió con facilidad.— Y la atendí. Lamento dejarte unos minutos.

—Creí que estabas enojada. —confesó.— Tu rostro se tornó oscuro, ya sabes, cambiaste de actitud repentinamente.

—Nada de eso, Alec. Todo está bien.

—Hmm...

Alec asintió con la cabeza sin estar muy satisfecho con la respuesta de ella.

—¿Y qué querían en el cielo? —preguntó curioso.

—Tú sabes. —sonó nerviosa.— Querían saber cuánto tiempo tardaría en finalizar mi misión.

Volvió a mentir con facilidad. Y entonces se sintió mal. Verdaderamente mal. ¿Por qué mentía? Los ángeles no tenían, ni debían y mucho menos podían mentir.

Bravery [Alec Lightwood].Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu