Capitulo 51

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La respiración se me hacía mucho más pesada, aun no abrí mis ojos, no podía salir de aquel infierno, aunque sentía que estaba cada vez más lejos de este, algo que me aliviaba y que me preocupaba a la vez no sabía que era lo que pasaba, o más bien que era lo que me estaba pasando. Una horrible pesadilla.

Abrí los ojos y note que estaba oscuro, tan oscuro que si fuera normal por supuesto me tropezaría con cualquier cosa, pero esta vez no era así podía sentir incluso el espacio que ocupaba cada objeto en la habitación, una fina manta cubría mi cuerpo, sabía que no estaba en un hospital, tenía aspecto de una casa común y corriente, me sentí rara, pues ya no tenía el mismo peso de mi cuerpo, mi barriga ya no existía mi vientre era incluso más plano de lo normal incluso, podía sentir el grosor de mis costillas como atravesaba y se notaba en mi piel, pero había algo que me ausentaba, el latido de mi corazón, parecía incluso que el cuerpo en el que habitaba no era mío, halle rápidamente el encendedor del bombillo, al encenderla tuve que cerrar mis ojos para acostumbrarme a la luz, y lo primero que vi fueron unas flores frescas aun aguardaban en la habitación, incluso podía oler su aroma que desprendían de sus hermosos pétalos rojos. Por supuesto estaba en una habitación algo casera, y se notaba que era una casa muy humilde incluso las paredes reposaban descoloridas y algo rayadas, me fue extraño no ver a nadie en aquel lugar, incluso fue deprimente.

Un ruido exagerado y algo inoportuno me alerto, pasos se acercaban con fuerza a la habitación, no sabía quién podría ser, estaba totalmente desubicada, incluso tenía miedo.

Los pasos desaceleraron y por supuesto apareció una figura alta en la puerta dejando ver su rostro, sus ojos me revisaron desde abajo hasta llegar y estacionarse en los míos, me observo con ternura pero ese instante solo fue eso un instante, porque en tan solo un segundo estuve en sus brazos, cantidad de corrientes eléctricas bajaban por mi espalda incluso me sentí protegida el estar entre sus brazos y su pecho.

_ Como te extrañe mi reina. - susurro en mi oído. Y esa voz me hizo recordar la horrible pesadilla de la que había salido hacia un instante, agité mi cabeza para borrar aquella imagen, lo abrace aún más fuerte, no quería que nada le pasara, sabia con exactitud que lo amaba y que no me equivocaba en mis sentimientos por él. – ¿Sucede algo?- esta vez su voz era de preocupación, sin apartarme de él guarde silencio.

Duramos así varios minutos en silencio, luego me aparto tomo mi mentón y me obligo a verle a los ojos, al ver mis ojos supo inmediatamente que algo no andaba bien, me tomo entre sus brazos nuevamente pero esta vez me llevo a la cama y se recostó a mi lado, me aferre tan fuerte a su cuerpo que no quería desprenderme, había mucho por que luchar, mucho por qué pelear.

_ ¿Qué sucede? , ¿Quieres contarme? – pregunto de la manera más tierna.

Después de haberle comentado con detalle todo lo que había pasado en mí sueño, su coraje salió a frote, si por supuesto era para preocuparse, la vida de mi hijo y la de él estaban en peligro y eso era realmente algo que me afectaba de manera significante, incluso me hervía la poca sangre que aun contenía mi cuerpo.

Sin decir nada empezó a caminar, sus pasos se escuchaban de un lado a otro, llevo sus brazos a la altura de su pecho, no podía dejar de verlo, vestía un camisón blanco de manga larga que apretaba y dejaba ver perfectamente sus gruesos y tonificados brazos, además de una sudadera negra que le quedaba bastante ancha, por un momento me perdí en mis pensamientos con solo mirarlo hasta que de pronto el silencio inundo la habitación había dejado de caminar, y mi corazón se aceleró de repente al recordar por quien exactamente había despertado

_ ¡quiero verlo! – dije de repente y su mirada se posó en la mía, no se espera tan de repente acción de mi parte, estaba tan desesperada, que mis nervios me delataron de inmediato.

Embarazada de un vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora