Bajo el mismo techo (Camren)

La quiero a ella...

11:30 PM

Narra Camila

-Eres una monada, ¿a quién has salido tan guapa, eh?- le pregunté a mi hija cuando terminaba de cepillarle el pelo.

-A mamá Lorem, ella dice que está en los genes Jergui y que somos muy hermosas- me respondió de lo más normal entre los mordiscos que le daba a una galleta.

-¿Y yo qué, no cuento?- pregunté haciéndome la onfendida.

Emily se volteó y puso sus manos en mis mejillas.

-No, mami, todas somos muy lindas, mamá Lorem está muy loca...

-Y mami Camz no se queda atrás, tienes dos mamás locas- dijo Lauren entrando a nuestro cuarto de repente y opté por dar una risa.

-Tu mamá es alguien muy presumida- molesté y Lauren se sentó al lado mío, en la cama.

-Eso eso... Sé lo que intentas- me dijo riéndose.

Dejé el cepillo a un lado y mi hija se tiró al piso a darse una voltereta.

Peinarla valió madres...

Rodé los ojos, la conozco...

-Oye Mami... Me suena la pancita- me avisó tiernamente la rubiecita jugando en el suelo.

-Pero tú estabas recién comiendo galletas, Julianne- intervino su madre al mismo tiempo en que se estiraba en la cama, desordenando un poco las mantas.

-¡Pero sólo fueron dos!- respondió en reclamo Em.

-Ya había tardado mucho decía yo, no se llena con nada- comenté al pararme del sillón para ir a la cocina.

-¡Eso lo sacó de ti!- ese gritó me hizo reír.

Alimentar a Em era lo más gratificante que podía haber en el mundo, cocinar vendría siendo lo que hubiera hecho si me hubiera atrevido a hacerlo en su momento.

Escuché risas del par que dejé arriba mientras bajaba las escaleras.

Llegué a la cocina e iba a abrir el paquete de fideos cuando oí un grito y a lo lejos el tono de mi celular

-¡Amor! ¡Te llaman!

-¡Contesta tú por fa'!- le grité en respuesta a Lauren y seguí en mi cometido.

Hacer fideos... Pero unos fideos buenos, gourmet... De primera cali...

-¡Sí, señora, he contestado yo, acá le pasó a Camila!- venía diciendo Lauren  sarcásticamente, cuando entraba a la cocina- ¡No! Sí, hasta luego- se despidió de forma inmediata, irónica y grosera.

Luego llegó directamente a mí, me envolvió en un abrazo y posó sus manos en mi cintura.

Hasta que me pasó el teléfono.

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Llamada...

-Hola...

-Hola, Karla...

-¡Madre!

-¿Por qué contesta esa mujer y no tú?

-Estaba algo ocupada y le pedí a Lauren que atendiera.

-No le veo la lógica.

-Mamá, no estoy para que me digas lo que puedo y no puedo hacer, dime por qué llamas que tengo que hacer la cena...

-No seas grosera.