5

3.9K 375 69
                                    

Hide ya no vivía sólo, había empezado a vivir con Kaneki y a rentar su departamento. De vez en cuando trabajaba como repartidor de pizza, mientras el pelinegro estaba en busca de uno. Se acostumbraron rápido al estar el uno con el otro, gozaban al máximo su compañía. Pero a pesar de siempre estar con Hide, Kaneki no sabía que sentía por él, nunca logró como explicarlo, se sentía agobiado de qué tal vez lo amase, era tan difícil, no estaba listo, aún no sabía ni que pensar y con cada día que pasaba con Hide, como si fuera con arte de magia, con sus sonrisas, suspiros sin destino y su recurrencia a molestarlo, Kaneki más se confundía.

—¿No te gustaría ir a la cafetería que esta cerca de aquí? —Preguntó, interrumpiendo los pensamientos de Kaneki.

—¿En la que conocí a Rize-san? ¿En serio? —Era una pregunta retórica, pero por el gesto del rubio, parecía que no entendió la indirecta.

—Sí, pero tal vez no sea buena idea...

—No, no lo es. —Ken busco su parche y se lo coloco—. ¿Qué te parece ir a comprar algunas frituras... —En cuanto lo dijo se retractó, cuanto deseaba algunas, pero no podía... Ya no podría nunca más.

Hide podía ver como se cristalizaban los ojos del pelinegro de al frente, su barriga —Muy plana en comparación a antes— rugió; Sabía que él tenia hambre, y sentía como se le estrujaba el corazón al notar que ya se veían un poco sobresalientes las costillas de este. No podía hacer nada más que café para ayudar a su amigo.

Le dolía, era un gran dolor el no poder hacer nada para evitar que él estuviese así, si levantaba su camiseta podía ver sus costillas, abdomen exageradamente plano, hasta al verlo a la cara notaba lo mucho que había bajado de peso en todo ese tiempo, y seguía siendo lindo, sí, pero bajó de peso no porque quisiera, bajó de peso porque no se alimentaba adecuadamente, si es que tomar solo café se consideraba como alimentarse.

Hide tomo a Kaneki y lo sentó en su regazo, abrazo su frágil cuerpo como si fuera lo más delicado y anhelado en este mundo. Lágrimas se escapaban y un pesado suspiro detuvo a Hide de lo que iba a hacer, estaba a punto de besar a kaneki, en cambio le dio un tímido beso en la mejilla.

—¿Qué te parece si me lees uno de tus libros de Takatsuki-sen mientras te hago un café especial con chocolate derretido o canela?—Kaneki abrió su ojo como plato por la sorpresa, era la primera vez que Hide le pedía aquello, a él nunca le gusto la lectura.

—Pero, a ti no te gustan esas cosas.

—Tal vez no, pero a ti sí, y quiero verte feliz. —Poco a poco se hacia más notorio el rubor que se posaba en las mejillas del tímido pelinegro.

—Va-vale... Esperame... Aquí. —Se levantó lentamente con la cara aun más roja, y es que ¿Cómo no lo estaría? si hace tan solo unos segundos estaba en el regazo de Hide, y para más este le decía cosas así de vergonzosas.

Y tan distraído estaba que se olvidó del hecho de que, aunque Hide mezclara el chocolate o la canela en el café, eso seguiría teniendo un sabor repugnante para Kaneki. Pero no importaba, la intención de Hide por hacer algo lindo por él sí.

[...]

Ya habían acabado de leer uno de los tantos libros de la autora favorita de kaneki. Tan feliz estaba el pelinegro que ni se dio cuenta cuando sin querer, su mano se deslizo, quedando sobre la de su rubio acompañante y este sin pensarlo, la entrelazo.

Sus miradas se volvieron a encontrar como no lo habían hecho en mucho tiempo, llenas de dudas, desesperadas, necesitadas...

Pudieron desviarlas, pero no lo hicieron, sentían la necesidad de verse en los ojos del otro para saber que si los veía, que no era una ilusión. Pero entonces fue cuando Kaneki no pudo más, vio el sedoso cabello de Hide y noto algo que no había hecho, no era simplemente rubio, era un rubio rojizo.

Muchos podrían decir que es normal, monótono el ver a alguien a los ojos, pero al menos para kaneki, era especial, nunca le gusto mirar a la gente a los ojos, siempre se sentía incomodo, intimidado, pero con Hide era diferente, sentía que era protegido, sentía mariposas, sensaciones inexplicablemente agradables.

"Tal vez si lo mirara más, notaría esos detalles... Sólo que... No se puede hacer todos los días" pensaba. Muy en el fondo, sabía que esa no era la razón, tenía miedo de que si lo hacía, encontraría más detalles, más cosas que amar de Hide, llegando a amarlo más, porque sí... En esos momentos con él, había aceptado que lo amaba. Con sus dudas, preguntas y peros incluidos, había aceptado lo inevitable... Amaba a Hide hasta en lo más profundo de su ser.

Kaneki amaba tanto a Hide como este lo hacia.

El pequeño rubio, bueno, rubio rojizo veía un nuevo brillo en los ojos plateados del pelinegro llenando un poco de esperanza una pequeña ilusión que ha tenido desde ya, hace mucho.

Este era uno de esos días en los que Hide podía tener esperanzas, uno de esos días en los que se dejaba creer que el pelinegro que amaba desde hace mucho en secreto, empezaba a sentir algo por él, este era otro de esos días en los que Hide prometía cuidar de Kaneki pasase lo que pasase.

____________________________________

-¡KANEKI AMA A HIDE! REPITO ¡KANEKI AMA A HIDEEEEEEEEEE! ~(^з^)-♡\(^▽^)>.

-Idiota eso ya lo deberías saber, eres la fangirl escritora (-_-).

-Bueno si...pero...¡callate voz de mi cabeza, arruinas el momento!ᕙ(⇀ ↼‶)ᕗ.

-Ajá si tu lo dices...pero esto parece relleno... (¬_¬).

-Lo que pasa es que aún no llega lo bueno (づ ̄ ³ ̄)づ.

-ajá, aja, nos vemos en el próximo episodio de Naru...digo digo ¿y si fuera amor? (⌒_⌒;) -se lleva arrastrando a Skyler para que deje de escribir-.

-¡Chauchisssss! ♡´・ᴗ・'♡.

¿Y si fuera Amor?Where stories live. Discover now