Un doctor de renombre.
Llega a trabajar al hospital más importante del país.
Ella, una simple doctora recién titulada, con una abuela bastante peculiar.
Solo tiene en su cabeza conocimientos y muy poca experiencia en el cuerpo.
El destino los junta...
-doctora, ¿se encuentra bien?- me pregunta Martín desde la entrada.
-si. Tranquilo es solo que ando con una punzada en el vientre- digo. Maldito sea Grey. Cumplió su palabra. Me duele absolutamente todo.
-se ve algo cansada- me dice.
-Lucían estuvo despierto hasta muy tarde. Como fuimos de paseo el fin de semana creo que se cambió el horario un poco- digo.
-los bebés son así. A mi encantaría tener uno pero lo veo algo imposible- dice mirando el computador.
-¿Por qué lo dices? Eres joven, guapo. Cualquier mujer se fijaría en ti- digo mientras dejo mis apuntes a un lado.
-ese es el problema las mujeres no son parte de mi menú- lo miro sorprendida.
-¿eres gay?- digo atónita.
-si. Tengo una pareja estable hace tres años. Hemos pasado de todo y nos queremos como nunca. El problema es nuestra familia. Bueno, ambas familias. Nos dieron la espalda y comenzamos de la nada. Está terminando mis estudios y necesitaba dinero. Él trabaja como administrador en una tienda pequeña. Estuve a punto de dejar mis estudios pero el pidió un préstamos y pude terminar. En fin, solo somos los dos en este mundo- dice.
-nunca pensé que fueras gay. No lo representas. No tienes esa feminidad que los demás si- digo haciendo un movimiento con la mano. Él se ríe.
-bueno si conocieras a mi pareja, eso concordaría con él. Es muy femenino para sus cosas, en cambio yo soy más serio. El adora la moda y yo la aborrezco. De hecho, el odia como se me ve el azul pero es el uniforme- dice sonriendo.
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-no te queda tan mal- digo.
-doctora, ¿Qué es lo que tiene con el doctor Grey? Sé que no es mi problema pero me gustaría saber-
-desde ayer somos novios. No sé en qué momento paso pero me empezó a gustar y amo a Lucían- digo restándole importancia.
-sabía que ese hombre babeaba por usted. Aunque al principio se comportó con un idiota, no se dio cuenta hasta que usted tuvo el accidente- dice. Sonrió.
-no me recuerdes eso, que me duele la cabeza- digo en broma.
-doctora, ¿ha ido a sus citas?- frunzo el ceño.
-no. No he tenido tiempo. ¿Por qué lo dices?- pregunto.
-con el golpe que sufrió en la cabeza debería haber tenido un seguimiento. El golpe fue muy fuerte- dice preocupado.
-no me asustes- le digo.
-no la quiero asustar pero usted me ha dicho que ama estar con Lucían y además ama al doctor Grey. Por esos amores debería hacerse un cheque. En el momento los daños en la cabeza no aparecen sino después. Generalmente son simples dolores de cabeza que no le llaman la atención pero después... las cosas se complican-
