— ¡¿No sabes cerrar la boca?! – exclamó Hanna, tirando de su largo cabello oscuro al pasearse de un lado a otro dentro del baño de damas.
Me encogí de hombros, sentada sobre el lavabo, completamente entretenida al verla tan nerviosa.
— Ese tipo es peligroso – señaló, sin dejar de moverse hacia todos lados.
— Si es tan peligroso – hice un ademán con la mano – ¿Por qué no lo expulsan y ya?
Hanna soltó el aire contenido en sus pulmones, alzando la vista hacia mí.
— Porque todos saben que no hay que cruzarse en su camino, Tara.
Rodé los ojos y Hanna suspiró, acercándose hacia mí.
— Eres mi única amiga en esta apestosa institución – musitó en tono más calmo – ¡No puedes meterte en esta clase de problemas el primer día!
Blanqueé los ojos en cuanto comenzó a chillar de nuevo, pronunciándome otra vez el discurso de la auto-preservación y el autocuidado que mamá ya se había cansado de repetirme. Evité sonreír cuando ella posó su mirada sobre mí y negó con la cabeza, justo como mamá lo hacía.
Un segundo después junté mis labios y miré hacia Hanna cuando se detuvo abruptamente causa del timbre, que indicaba el inicio del primer periodo de clases.
— Tara, tú no tienes remedio – susurró con exasperación.
— Así me amas – parpadeé hacia ella tratando de hacerla sonreír, y funcionó.
Y así era. Pese a que conocía a Hanna por poco más de cuatro meses, habíamos forjado una amistad bastante improbable según todos los parámetros de mis amistades previas.
Ella meneó su cabeza, acomodó su mochila y se paró en cerca de la puerta de salida, estirando su mano hacia mí. De un salto bajé del lavabo y corrí a tomar su muñeca, saliendo disparadas del baño en dirección a nuestra primera clase.
Afortunadamente, mamá había conseguido que me dejaran en el mismo salón que Hanna.
Conocí a Kim Han Na la primera semana en la que llegamos a Corea. Ella era la hija del gerente principal de mi madre. Sus padres eran personas encantadoras y cuando los conocí por primera vez, quedé fascinada con ella y con la dinámica de su familia.
Ha Nuel, la madre de Hanna, se ofreció amablemente a ayudarme a pulir el coreano que había estado aprendiendo con tutores particulares antes de entrar en algún instituto e inevitablemente me volví amiga de su hija menor, la que era solamente un par de meses mayor que yo.
Hanna era una amante innata de la química y la ciencia, solía alterarse con facilidad y siempre me mantenía con los pies sobre la tierra.
— ¿Lista? – preguntó cuando llegamos finalmente a la puerta de nuestro respectivo salón.
— Lista – anuncié y ella tiró de mí hacia adentro.
El salón estaba lleno de jóvenes que hablaban entre ellos y se ponían al tanto de sus vacaciones. Mi amiga rodó los ojos en cuanto algunos se fijaron en nosotras sin ninguna clase de disimulo.
— Ya pasará – balbuceó por lo bajo, caminando hacia el uno de los lugares que tenía dos bancos desocupados. – a estos idiotas les llama la atención lo diferente, me pasó exactamente lo mismo cuando regresé de Nueva Zelanda.
Otra cosa que amaba de Hanna, era que odiaba tanto a las personas como yo. Era un hecho científico, ambas estábamos hecha una para la otra.
— ¿Te parece este? – me miró señalando el pupitre, uno de los últimos en el salón.
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wingless [park jimin]
FanfictionTara no es la clase de persona que se queda atrás cuando recibe una amenaza, es por ello que cuando pone un pie en su nueva escuela, en un nuevo país, comprende de inmediato que ella y el temido Park Jimin se verán enfrentados en más de una ocasión...