Epílogo

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Tara es mi ángel.

De alguna forma, lo supe.

Supe que ella sería algo más desde el momento en el que la divisé en el pasillo, aunque no quisiera aceptarlo.

Ahí estaba ella, impecable, hablándole a Hanna con una expresión tan suave en su rostro que me obligó a mantener mi mirada fija, como si fuese un maldito acosador.

Nunca me pregunté el porqué de mis acciones cuando me encontraba a su lado, solo hice lo que hice porque necesitaba su atención sobre mí y, siendo honestos, no tenía idea por qué.

Era un juego, algo así como un desafío que estaba dispuesto a aceptar, incluso sin saber que en realidad aquello se iba a convertir en lo que necesitaba para salir del pozo de oscuridad en el que yo mismo me estaba metiendo.

De alguna forma, esa pequeña obsesión que tenía por ella me llevó a comprender que nada sería fácil y, pese a mis infantiles intentos por conseguir su atención, solo obtenía alejarla un poco más de mí.

Ni siquiera con los extraños consejos de Jin huyng logré que me mirase más de una vez y eso me irritaba constantemente.

Decir que algo en ella captó mi atención es poco.

Quizá fue por esa misma razón que me negué a aceptarlo en un comienzo, tomándolo solo como un reto que iba a hacer mis días en la escuela un poco más satisfactorios, casi como una entretención, pero agradezco haberme equivocado.

Cada aspecto de la personalidad de Tara es distinto al otro y la forma en la que la veía evolucionar día a día en la escuela solo me hacía pensar en lo mucho que deseaba acercarme a ella, más al darme cuenta que estaba tan dañada como yo.

Ella tenía alas, las había perdido y yo sabía muy bien que también estaba rota.

La vi desmoronarse en mis brazos, la conforté incluso aunque no podía siquiera confortarme a mí mismo y cuando se durmió sobre mi pecho, fue imposible borrar la sonrisa en mi rostro.

Soñé con ese momento toda la maldita semana, para que luego ella me ignorase de la manera más abismal posible, pero no me iba a detener ahí, yo no me rendiría.

Supuse que todo saldría bien a partir de ese momento, pero el recuerdo haberla encontrado llorando o en medio de aquel callejón oscuro, momento en el que Yoongi hyung estaba siendo golpeado hasta quedar inconsciente y la única mierda que atiné a hacer fue utilizarla como medio de negociación.

Mi corazón estaba latiendo como loco y no hay momento que odie más que aquel recuerdo de verla temblar entre mis brazos cuando sintió el metal de la parte trasera de las llaves contra su cuello.

No había manera de que yo hubiese podido acabar la masacre al intentar separarlos, eso estaba más que claro.

Y fue en ese momento en el que todo se fue a la mierda.

Fue el momento en el que me di cuenta que Tara era esa pieza faltante en un rompecabezas que parecía estar destinado a nunca ser terminado y que probablemente nunca fuese a terminarse.

Pero de alguna forma u otra, ambos logramos superarlo.

Quizá fue mi insistencia, quizá estaba destinado a suceder, de todas formas, ella logró convertirse en esa pieza que fue capaz de reconstruir mi ser con su sola presencia junto a mí, enamorándome cada vez más con cada una sus palabras, con cada una de sus miradas y con cada uno de sus besos.

Hasta que todo volvió a desmoronarse.

Nunca me sentí tan libre como en aquel momento en el que jalé el gatillo, librándome del peso que significaba mi pasado cuando quería comenzar un nuevo futuro.

wingless [park jimin]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz