3. No me provoques

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La mejor parte de tener un hermano ingeniero, era que él hacía toda mi estúpida tarea de matemáticas, incluso sin que se lo pidiera.

Klaus estudiaba ingeniería en la universidad de Nueva York y pese a que estuviésemos separados, viviendo en horarios completamente distintos, él y yo no dejábamos de hablar ni de mantener el contacto.

La primera semana en la escuela transcurrió tortuosamente lento debido a que Kim Han Na, alias mi amiga, se encontraba siendo una histérica a causa de su compañero de banco, además la señorita Lee me detestaba... Lo que no me importaba demasiado puesto que era algo recíproco.

Honestamente, ya estaba odiando todo lo que correspondía a la famosa escuela, más aún la paranoia de la señorita Kim con respecto al idiota teñido de rubio.

Mi amiga incluso me había dibujado un mapa en el que había señalado todas y cada una de las zonas en las que no debía meterme y eso correspondía específicamente a las zonas que frecuentaba el terror de Hanna; Park Jimin.

— ¿Cómo puedes estar tan activa en la mañana? – bostezó Hanna, en la misma posición que se encontraba desde que llegamos a los camerinos de damas y todavía no era capaz de ponerse su la zapatilla izquierda de deporte.

La observé por sobre el tumulto de chicas cambiándose las faldas por los pantalones deportivos y enarqué una ceja entretenida al ver su mueca de repulsión.

— Viene mi clase favorita – exclamé y ella rodó los ojos.

— Odio deportes – finalmente se incorporó, dejando sus cosas en el su respectivo casillero y yo la imité, depositando mi uniforme, junto con mis otras pertenencias dentro de él. – estaba feliz porque la primera semana no tuvimos que lidiar con esto. Pero ¿por qué demonios tenemos clases de deporte?

Blanqueé los ojos y terminamos por salir de los vestuarios en cuanto el timbre sonó, indicándonos que la clase estaba por comenzar.

Reboté alrededor de Hanna todo el camino hacia el gimnasio mientras que ella simplemente me miraba con las cejas alzadas mientras cuando yo saltaba de un lugar a otro y proclamaba lo genial que sería.

— Tú deber hoy será protegerme de las pelotas – sentenció, justo antes de abrir las enormes puertas del gimnasio e indicarme que pasara primero. – probablemente el señor Chen y la señorita Min nos hará jugar luego de correr como idiotas por media hora.

Estiré mis brazos y sonreí, caminando hacia las gradas, donde un montón de chicos de nuestra clase y de otras se aglomeraban a la espera de los profesores.

Kim Hanna subió hasta las gradas más altas y se sentó pesadamente sobre ellas.

Me senté a su lado mientras ella comenzaba a quejarse y yo simplemente bufé.

No compartía el odio de Hanna hacia los deportes, de hecho, los amaba. Amaba probarme, sentir la adrenalina y las endorfinas consumirme por completo cuando me exigía al máximo para lograr mi cometido.

Boxeo, kick boxing, inclusive parkour. Todas esas eran las disciplinas en las que destacaba por mis habilidades en ellas. Honestamente, había pasado la mayor parte de mi tiempo escapándome de la escuela para ir a correr, saltar o simplemente ir a un gimnasio.

Mi amiga, a mi costado derecho, suspiró cuando los profesores aparecieron en nuestro campo de visión y yo simplemente los miré con una sonrisa en el rostro, no podía ocultar que estaba ansiosa.

— Uh – alabó la pelinegra, alzando las cejas cuando sus ojos cayeron sobre el profesor de deportes – no tenía idea que habían cambiado al profesor Chen – silbó, sin apartar los ojos del nuevo y bien ejercitado profesor.

wingless [park jimin]Where stories live. Discover now