La Derrota del más Fuerte «Navia» [EDITANDO]

Capitolo Uno

Todo marchaba bien, un nuevo día, una nueva mañana, todo parecía ir con normalidad, y en cierta ciudad, en una cierta casa, se encontraba un joven de cabellos rosas, durmiendo con profunda tranquilidad, hasta que unos pequeños rayos de sol se colaban por la ventana del joven.

El joven pelirosa pese a algunas pequeñas discusiones que ha tenido en el gremio, decidió que no debía de preocuparse y aunque en la mayoría de los casos él no tenía la culpa, iba y se disculpaba debidamente y buscaba alguna forma de enmendar los supuestos "errores que ha cometido".

Los ligeros pero molestos rayos de luz, dieron de lleno en la cara dormida del pelirosa, despertando al mismo, el cual poco a poco y con bastante dificultad abría sus ojos, dejando a la vista dos hermosos orbes color jade.

Lento pero seguro el joven de cabellos rosados, se iba incorporando en su cama mientras veía por la ventana como la luz del día hacía acto de presencia.

—Puta luz, no dejas dormir como Mavis manda— dijo al aire de mala gana, pues aunque había dormido ya bastante se sentía sumamente agotado ¿las razones? Lo veremos más adelante.

Rápidamente tomo una toalla y salió de su habitación buscando a su fiel amigo felino, grata fue su sorpresa al ver que este seguía durmiendo en una pequeña hamaca que se situaba en el centro de la sala.

Sin más demora se dirigió a su baño, para hundirse en el agua que caía por su bien formado y esbelto cuerpo, el joven mago pudo sentir como su cuerpo recibía gustoso el agua que caía sobre este; una vez terminado su baño matutino, fue a su habitación para seguidamente colocarse sus prendas de vestir.

Bajo a la sala buscando a su amigo felino, encontrándolo sentado comiendo su típico pescado.

—Happy, vamos al gremio— dijo con una sonrisa un tanto apagada, pues sabía lo que le esperaba al llegar allí.

—¡Aye!— contestó un muy animado Happy, pues desconocía lo que ocurría en aquel momento.

~Cenizas caen, el cielo se ha teñido de rojo, pues ha muerto uno de sus hijos, mientras el inframundo lo recibía gustoso, pues hoy... Ha nacido su nuevo Rey~

El camino era tranquilo, el pelirosa hablaba amenamente con el felino azul, hasta que llegaron a las puertas del enorme edificio, el cual era su gremio... Su hogar.

Narra Natsu

Aquí estoy de nuevo, pagando por errores que no he cometido, pagando una deuda que no me corresponde...

Lentamente abrí la puerta del gremio, desde hace ya varias semanas no llegaba pateando la puerta, pues es una de las tantas razones por las cuales debo pagar por mis "errores".

—Buenos días— dije con una sonrisa medio forzada pues, amo mi gremio, pero las últimas semanas han sido muy duras.

—¡Natsu nos vamos de misión!— me hablo una voz que yo conocía muy bien, sería incapaz de no reconocerla.

—Lo siento Lucy, pero quisiera quedarme a descansar— le contesté con tranquilidad, pues era cierto, no he descansando lo suficiente.

—No te esta preguntando si vas o no, Natsu— Erza... Lo único que pude hacer fue tratar de ir con Mira y pedirle un jugo.

—De verdad lo siento chicas, pero en serio quiero descansar— volví a decir con tranquilidad, mientras le daba un sorbo a mi jugo.

—No te lo estoy preguntando Natsu, vas porque vas o acaso ¿Olvidaste lo qué hiciste hace unos días?— me miraba de una forma sumamente seria, sé que lo de hace unos días fue un error, pero no fue mío, fue algo que Gray inició.

Ya no había modo de que pudiera negarme, de lo contrario, seguiría pagando más errores, pero mi fuerza se va agotando de a poco, solo pude asentir con la cabeza, en señal de rendición. Solo pude ver como Gray se me acercaba para colocar su mano en mi hombre y darme una sonrisa, que me demostraba su apoyo.

Pero por alguna razón sentí unas miradas de odio hacía mi, decidí dejarlo de lado e ir con Erza y Lucy a la dichosa misión, y Gray al saber mi condición actual decidió acompañarme junto con Juvia y Wendy, claro que también vinieron Happy y Charle.

Solo espero que todo mejore... De lo contrario no sé cuanto podré resistir estar de esta manera.