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"Al estar triste se ven las cosas distintas, más interesantes, más bonitas"

El lunes a la mañana fue una tortura para Yoongi.

La noche del domingo, el deseó que el tiempo se detuviera ahí, y que sea siempre de noche, o que el fin del mundo se produjera en ese mismo momento pero nada pasó.

Hoseok le llamó al teléfono unas diez veces y Yoongi, contestó a la décima vez.

El le contó que Jungkook no estaba en el Instituto, le había preguntado a la mayoría de los Estudiantes, y el también recorrió la escuela entera, y no se encontró con el, ni con sus clones.

Yoongi seguía teniendo miedo, su estómago se retorcía cada vez que pensaba en aquello.

Después de veinte minutos de dar vuelta por toda su habitación, buscó ropa para cambiarse.

Un pantalón negro y una remera del mismo color que decía "New York City", tomó sus converse blancas, y se las colocó.

En cinco minutos empezaría su clase, y recién salía de la casa, no iba a llegar. Sus ánimos estaban por el suelo, y la idea de que si llegaba a ir lo lastimarían, no era buena. Así que todo estaba en su contra.

Acomodó su morral, la cinta que le atravesaba el pecho, le molestaba... Y sus anteojos, igual. Aún no le dieron los nuevos lentes de contacto que encargó, los otros estaban por algún lado del salón, era imposible encontrarlos.

Tenía los ojos de su madre, y esa era una de las tantas razones por las que no le gustaban. Le recordaban a ella, y eso significa sentir pena, dolor, y sufrir porque no está más.

Entre pensamientos, y discusiones con su mente, llegó a la escuela.

Hace quince minutos que la clase había empezado.

Lo mandarían a castigo si entraba ahora pero, prefería eso antes de encontrar a Jungkook con sus clones intentando pegarle.

Cuando sintió una mano en su hombro, un escalofrío le recorrió el cuerpo de arriba abajo. Se tensó, rogó que no fuera Jungkook, y así fue...

Era Jimin. Yoongi rodó los ojos cuando le vio con una sonrisa maliciosa en la cara. Movió su hombro quitando la mano de él.

- Has venido, perrito. — Le acarició la cara y le sonrió.

Y ahí fue cuando Yoongi empezó a temblar.

Estaban en medio del pasillo que conectaba a todos los otros.

Por uno de estos, salió Jungkook con sus clones.

Jungkook se acercó a su novio, y lo besó, se veía ambas lenguas jugar una con la otra.

Jimin le tocó trasero, y Jungkook, llevó sus manos por debajo de su remera.

Se despidieron, y Jimin miró a Yoongi una última vez para luego, darse media vuelta e irse por un pasillo.

- Que valiente que resultaste ser, Yoongi. — Dijo Jungkook caminando al rededor de el con los brazos cruzados por su pecho.

Yoongi respiró profundamente.

«No. Por favor. No.»

- De todas maneras, si hoy no venías al Instituto, te iríamos a buscar.

- ¿Qué van a hacerme?

- Algo que te quedará marcado de por vida, cielo.

{...}

La mochila de Yoongi estaba tirada en el piso cuando Yoongi lo encontró.

Let Me Die - YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora