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"No te fíes en las palabras bonitas. Muchos tienen azúcar en la boca y veneno en el corazón"

Habían pasado dos semanas desde aquél último día, y Jimin no había aparecido nunca más en su casa, ni en su vida. Jungkook seguía de la misma manera, y ahora que a él ya no le importaba más Yoongi, el novio de este lo maltrataba del mismo modo que solía hacerlo.

Un día, llegó a su casa, con la ayuda de Hoseok, con la cara morada. Su amigo no fue ese día a clases, y Jungkook aprovechó la oportunidad que se le apareció.

Yoongi recuerda que le había dicho que lo dejase, que no podía respirar, y Jungkook le respondió: "- Soy como el diablo, siempre voy a seguirte..." Desde hace días que esa frase merodea por su cabeza como un recuerdo de hace muchos años.

Era sábado, y Hoseok llegó de improviso a la casa de Yoongi y se quedó atónito cuando vio a su amigo, que tenía una pequeña valija con cosas... Yoongi pensó en que se iba de viaje y pasaba a despedirlo pero no fue así. Subió a su habitación, dejando algunas cosas en la cama, y otras en el escritorio de madera.

Yoongi tenía muchas, muchas, muchas camisas que nunca había tocado. Su madre se los compró para que saliera de fiesta pero, era algo que a el no le fascinaba. Leer un libro, estar en la computadora o ir al parque eran ideas más adecuadas a Yoongi, era algo tranquilo como su personalidad.

Sacó unos zapatos de fiesta, eran totalmente preciosos pero, Yoongi nunca se los había probado, aun seguían en la caja. La cara de Hoseok cayó cuando vio semejante belleza frente a sus ojos sin usar. Quiso pegarle a su amigo, pero se resistió... Ese armario era el mundo perfecto para Hoseok.

Oh, lo era realmente.

- No entiendo qué diablos haces sacando todo esto, Hoseok.

- Hay una fiesta en de las casas de un chico que conocí hace tiempo, teníamos algo, y al parecer... ¡Se acordó de mí! Me invitó a una fiesta de último minuto, y por eso estoy aquí — Suspiró, y tomó una camisa negra del ropero de Yoongi.

- ¡Claro! Toma la camisa que quieras... Papá tuvo un problema con el auto en medio de la ruta, así que se quedará en un hotel hasta mañana, puedes venir a casa después de la fiesta — Sonrió, y se tiró a la cama a leer un libro que había encontrado en la pequeña biblioteca de la casa.

- Nop, quiero que vengas conmigo... A la fiesta.

- No, gracias — Respondió y siguió leyendo el fascinante libro.

Hoseok se lo sacó de las manos, y sin mirar hacia algún lugar, lo tiró, y cuando escuchó el sonido del libro chocar contra algo, supo que lo había lanzado fuera de la habitación ya que, la ventana estaba abierta.

- ¡Hoseok! — Le recriminó Yoongi, el solo rió... Agarró una camisa, y se la tiró en la cara a Yoongi.

- Te cambias, Yoongi — Le señaló con el dedo.

Iba a quejarse pero, Hoseok lo calló. Estaba completamente decidido en llevar a su amigo a una fiesta, emborracharse y después quejarse por las cosas que hicieron... Le costaría sacarlo de la casa, pero no iba a dejar que en su adolescencia se quedara leyendo libros mientras tenía la libertad que tenía en esa casa.

La fiesta ya había empezado pero, siempre era mejor llegar tarde a ser la primera persona que entra en la casa del desorden.

- No puedo creer que me obligas a hacer esto... Tú puedes ir solo, Hoseok.

- Lo sé, lo sé... Pero no quiero que pases toda tu vida diciendo: "Debí de aprovechar la adolescencia." La vida se vive solo una vez, y tú desaprovechas la oportunidad que Dios te dio — Sonrió, aunque Yoongi no pudiera ver su sonrisa.

- Odio cuando te haces el inteligente, ¿sabías eso?

Yoongi se quedó mirándose al espejo mientras que Hoseok lo esperaba abajo con las llaves del auto de Jin... Por primera vez, no se sentía feo. Sonrió al espejo, tomó una cazadora de la silla, y bajó las escaleras.

Al aparcar el auto a unas cuadras de la casa, se notó que el lugar era para que gente con mucha adquisición económica, autos últimos modelos, casas totalmente edificadas a la perfección, y hoteles de lujos a los alrededores... Bueno, era un barrio totalmente privado, había rejas alrededor de todo esto. La música se escuchaba a las cuatro cuadras de diferencias. La gente entraba para ir a buscar otro trago, y salía para tomar un poco de aire... El clima estaba lo bastante cálido como para ser una noche en Corea.

Había una entrada de un pasillo totalmente descubierto antes de pasar por la puerta de la casa, a los alrededores había muchas parejas, muchos chicos, y chicas tomando de su vaso de plástico, pero una persona llamó la atención de Yoongi, un chico de ojos cafés con una camisa blanca remangada hasta los codos, y unos pantalones informales negros estaba parado con un vaso en su mano riendo con un chico que no era Jungkook.

- No empezó bien la fiesta.

Let Me Die - YoonMinWhere stories live. Discover now