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"Era como lo soñé, nos quemábamos como fuegos artificiales, pero sólo quedarán cenizas" _BTS

Narra Jimin.

Mi cabeza era un lío, tenía diferentes pensamientos, ideas y cosas merodeando por ahí. Me sentía vacío, no entendía qué era lo que estaba pasando. Era de noche, cuando decidí que tomar aire fresco para relajarme sería una buena idea, dejar que mis pensamientos se aclaren y que provoquen su propia opinión era algo que me haría sentir más completo, con vida y no tan perdido como lo estaba entonces.

Me apareció la cara de Yoongi y sus ojos en mi mente, nuevamente. Era como una sesión de fotos que no terminaba con la diferencia de que, esta sesión era horrible. Imágenes como postales pantalleadas en mi cabeza de el siendo golpeado, maltratado y abusado por Jungkook y sus otros amigos.

Su cara de dolor, el sufrimiento y pánico se veía a través de sus ojos. Las lágrimas caían por estos y yo no hacía nada, estaba parado como estatua mirando como Jungkook se desquitaba con el por la vida de mierda que llevaba, pero no por esa razón, debía de descargar su rabia contra Yoongi, quien nunca maltrató a nadie, en más siempre fue gentil hasta que un día –cuando su madre falleció– cambió completamente. Era un chico nueva, antisocial, cerrado, y tímido. Era como si una parte de el también hubiera muerto y hubiera ido al Cielo con Soomin para hacerle compañía, la sonrisa que solía tener desapareció de una semana a otra y luego, solo iba a clases y era la primera en salir para no tener que encontrarse con Jungkook y terminar en el hospital.

Un día, recordó escuchar la voz de Sandy dentro del aula gritando cosas sobre que debería de morir, que no debería existir y que, por mala suerte de la vida, no se fue con su madre al Cielo y que si eso hubiera pasado, todo sería mejor para las personas.

"— ¿Te das cuenta de las cosas, Yoongi? —Dijo Jungkook mirándolo con rabia, furia metida en su ser — ¡No le importas a la gente! — Le gritó, y se escuchó la palma de una mano chocar contra algo y un grito ahogado salió del rubio — Suicidatea una vida desperdiciada. Ve a saludar a tu madre al infierno. —Susurró por último.

Él seguía, todavía, parada frente a Yoomgi con una ceja fruncida y sus dos seguidores con los brazos cruzados por el pecho con una sonrisa en la cara mirando atentamente como Jungkook se desquitaba con el como si fuera un juguete para utilizar.

Pero, no hice nada. Me quedé escuchando a través de la puerta, inmóvil como estatua. No quería a King, era un chico con la cual podías distraerte y pasar un buen rato pero, era muy agotador estar con el las 24 horas del día.

Escuché unos zapatos acercarse a la puerta y salí corriendo de aquel lugar hasta no estar cerca de la vista de mi novio.

Esperé unos minutos, escondido y nunca vi salir a Yoongi de aquella aula. Con cautela, caminé donde antes y me quedé ahí observando cómo intentaba levantarse del suelo, destruido, agotado, débil, y vulnerable como una flor que se marchita.

Un nudo apareció en mi garganta y cuando escuché su llanto, decidí marcharme sin ni siquiera darle una mano, sin ni siquiera preocuparme por el."

No sabía qué hora era, tampoco quería saberlo. Me gustaba caminar de noche, podía ser peligroso y más por las calles principales de Seúl pero, el viento era muy fresco como para evitarlo. Se trasladaba por las fosas nasales hasta llegar a los pulmones y limpiarlo, no sabía qué calle estaba transitando pero sabía que no estaba solo, había una silueta enfrente de mí que caminaba y vacilaba al mismo tiempo. Esta figura giró la cabeza y no pude no reconocer al rubio que se tocaba la muñeca con frecuencia, apresuré mi paso y vi una luz a lo lejos acercándose.

Yoongi vaciló, miró hacia la carretera y después al Cielo, no sabía si dijo algo, tampoco si susurró y si tan solo observó al mismo en señal de que iba a pasar algo.

Caminó hasta mitad de la calle y se paró frente del camión y la luz.

Reaccioné y corrí a toda la velocidad que mis piernas podían para llegar a aquel lugar donde el y salvarlo, no iba a morir frente de mi, no iba a pasar eso. El camión no paraba, tan solo tocaba bocina. Que imbécil.

A penas estuve lo suficientemente cerca, me tiré sobre el tirándolo a fuera de la carretera, unos segundos después el camión pasó de largo sin ni siquiera frenar por si hubiera hecho algún daño. Ambos dos, tirados en el suelo, yo con mi pecho que subía y bajaba y el mirándome con la ceja fruncida. Sabía quién era lo que la había salvado, y pensó que iba a agradecerle pero no fue así.

Se paró y empezó a caminar lejos de él.

- ¡Yoongi! — Exclamé, y corrí a su lado tomando de su muñeca por debajo de la cazadora. Un nudo en mi garganta no me permitía hablar correctamente, no sabía que estaba sintiendo, tampoco sabía que estaba pensando el cuando se paró enfrente del camión para ser atropellado.

- ¿Por qué me salvaste? — Su pregunta lo tomó por sorpresa. Hubiera salvado a cualquiera persona, no importaba si no la conocía, era una persona y si quería, matarse, no debía.

-Yoongi... ¿Querías que te atropellara el autobús? — Fruncí la ceja, y agarré con fuerza su muñeca, la acaricié. En ese momento, sentí algo sobre su piel, algo con relieve, eran como líneas gruesas, parecían heridas recién hechas, abiertas pero no eran de haber caído sobre el asfalto, era de otra cosa... Y entonces, pensó y entendió que estaba intentado hacer. Me sentí una mierda pero, al mismo tiempo, sabía que lo había salvado y eso, me reconfortaba — ¿Desde cuándo te lastimas a ti mismo? — Su cara mostró horror. No sabía ni siquiera se me pasó por la cabeza la idea de que el se lastimará así mismo.

- Desde el día que empezaste a llamarme feo — Los ojos de Yoongi parecían negros como la noche. Estaban medio cerrados, y parecía que no estaba en buenas condiciones.

Sentí una opresión en medio del pecho que me chocaba y decía que era un idiota. Nunca pensó que podría llegar a tal grado de qué insultar a alguien fuera demasiado para esa persona, que tuvo que lastimarse a sí mismo para sentirse bien. Abrí la boca para hablar pero, Yoongi no me lo permitió, llevó su otra mano al aire y la movió en señal de no. Sacó mi mano de su muñeca que ya no la acariciaba, sino que estaba apretándole pero sin lastimarlo.

- ¡Puedo ayudarte! — Grité pero sabía que no podía, solo quería encontrar una manera de hacer las cosas mejor. Entendí, en ese momento, que nunca debía de abusar de alguien, y fue muy tarde para que me diera cuenta.

Yoongi se detuvo en seco, dio media vuelta, y se colocó justo en frente de mí con una mirada de enojo pero al mismo tiempo, era una súplica que parecía que la pedía de corazón. Sus lágrimas empezaron a caer sobre sus ojos y era, la primera vez que el lloraba justo ahí, delante de mí.

- Jimin... Déjame morir — Susurró observando mis ojos con pena. Su mandíbula temblaba y sus ojos pedían ayuda. Sus manos se movieron nerviosamente antes de darse vuelta y salir marchando. No lo seguí aunque debí hacerlo. No sabía que hacer. En ese momento, no pensé en que encontraría otra manera de suicidarse. Porque eso era lo que intentaba hacer: suicidarse.

Suicidarse por toda la mierda que le había dicho tanto Jungkook como yo.

Y me sentí un completo imbécil, un estúpido, una mierda de persona.

Let Me Die - YoonMinМесто, где живут истории. Откройте их для себя