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''Quisiera algún día demostrarte que no soy un chico sin problemas, pero tu nombre esta grabado en mi mente.''

Era sábado por la mañana, le había llegado un mensaje de una compañera de curso que decía que debía ir al Instituto para hacer una tarea. Yoongi cerró su teléfono, y buscó sus botas entre sus zapatillas. Tomó una cazadora negra, y su gorro de lana preferido.

Le avisó a su padre que saldría, no le diría que iría al Instituto, por las dudas.

Salió de la casa, y hacía mucho frío, demasiado.

Volvió a entrar, y tomó las llaves del auto de su padre.

Entró en el mismo, y prendió la calefacción. Iba a llamar a Hoseok pero se quedó sin crédito, así que esperaría hasta encontrarlo allí y arreglar para salir algún lado para que no sea un sábado muy domingo.

Estacionó en el aparcamiento, y solo vio un auto pero, no lo reconoció. Apagó el motor, se abrochó la cazadora, y salió con su morral colgando de su hombro.

Abrió la puerta principal, y no se escuchó ningún sonido cerca. Agarró su teléfono para preguntarle Hoseok dónde estaban pero, en ese momento, recibió un mensaje de la misma compañera. Emprendió su viaje hacia los vestidores de Educación Física.

Escuchó unas risas en los baños del mismo, y al ver salir a Jungkook con sus amigos detrás, entendió que había caído en la broma que le tenían planeada. Ahora debía enfrentar lo peor.

Jungkook cruzó sus brazos por sobre su pecho, y recargó todo el peso en una pierna.

- Nunca creí que fueras tan fácil de engañar — Dijo mientras caminó hacia el, y tiró su bolso hacia un lado — Dame tu celular, quiero saber si le avisaste a Hoseok — Extendió su mano. Yoongi tembló para dárselo.

Tiró el teléfono encima del bolso de Yoongi con una sonrisa de superioridad. Sus dos amigos caminaron y se colocaron detrás de el castaño.

Jungkook se acercó a Yoongi, y lo vio a los ojos con furia. El había pensando en salir huyendo de ahí pero, sería inútil. Provocaría más enojo en los tres, y eso no era bueno.

{…}

Yoongi tosía tirado en medio del piso, no podía moverse. Se arrastraba por el piso pero, no conseguía nada. Solo provocaba más tos, no respiraba muy bien, y tenía la pierna sangrando, Jungkook había traído la navaja que no usó la anterior vez, y le había hecho un tajo.

Salía sangre de su nariz, y de su labio superior. Se agarró de la pared para apoyar la espalda contra los azulejos; nunca nada le había costado tanto que aquello. No sentía sus piernas, ni sus brazos, prácticamente, parecía que su cuerpo no estaba ahí.

Las lágrimas empezaron a salir de sus ojos, estaba con su ropa interior, y una blusa cubriéndolo. Tenía moretones en la cara, y en el cuello.

No entendía, no podía entender como existía gente que te lastimara de tal manera. Estuvo a punto de morir, y ellos solo siguieron, siguieron, y siguieron.

Tal vez estaba muerto, y no lo sabía.

Escuchó pasos a lo lejos, y rezó que no entraran a este lugar. No quería tener que dar explicaciones, y que luego, Jungkook se enterara y fuera por el.

Yoongi nunca le hizo daño a nadie. Siempre intentó ser bueno con cualquier persona que se le acercara a hablarle, pero el nunca recibió nada a cambio. No sabía por qué su vida era tan fea, era tan horrible.

Podría llamar a Hoseok pero, no tenía crédito. Debía arreglarse solo.

Estiró su brazo, y con una mano sobre la barra donde suelen estar las toallas, se paró. Al estar completamente erguido, se tambaleó, y volvió a caer de rodillas. Ahogó un grito, y la barra cayó sobre el, golpeándolo.

Let Me Die - YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora