Capitulo veintitres:

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Niall iba a mi lado hablando de muchas cosas.

El día anterior había sido de locos, nunca pensé que Niall llegaría a mi casa a decir que si me conoce y que algo nos conecta. Jamás.

Ahora el estaba a mi lado caminando tranquilo y sonriente. Me había invitado un helado y mamá poco menos me empujó por la puerta para que vaya.

-          Hey –Abrió la puerta de la heladería- espero nadie me reconozca.

Entré y miré el lugar. Era bastante acogedor y no había mucha gente. Para la suerte de Niall, solo había adultos y uno que otro niño.

-          ¿Qué deseas? –Preguntó Niall mirando los sabores.

Puse mi mano en el vidrio que nos separaban de los variados sabores, apuntando al de frambuesa.

-          Bien –Los pidió- toma.

Nos sentamos en una mesa alejada… Estuve todo el tiempo distraída viendo por la ventana, pensando porqué Niall prefería estar aquí antes de estar con cualquier otra chica.

-          Te debes sentir realmente ahogada siendo así –Habló Niall mas para el mismo que para mí.

No lo miré. Pero tenía razón, a veces solo deseaba tener tanta seguridad para sonreír y decirle a la gente lo que pensaba. Pero nadie nunca entendería lo difícil que podía ser eso.

Miré sus manos que jugaban inquietas con el cono de helado. En cualquier momento se le caería.

-          Eres muy distinta a como te soñé –Demonios.

Era obvio. En nuestro sueño yo no hacía mas que hablarle para hacerlo sentir seguro, para que supiera que no estaba solo y había alguien mirando y comprendiendo todo lo que sentía. Pero era yo, no el… Así que ahora, en la vida real, todo sería demasiado distinto.

Acerqué mi mano temerosa y con las yemas de mis dedos acaricié los suyos.

‘’Tuvimos el mismo sueño, Niall’’ pensé.

Niall:

Ella estaba realmente concentrada tocando mi mano. Sonreí inconsciente sintiendo cosas que no podía explicar ni entender. Era nuevo.

Quería ir rápido. Sentarme a su lado y abrazarla, hacerla sentir segura. Decirle que la quería mía y que la protegería ante todo. Quería que ella me mirara y me dijera que ella estaba dispuesta a todo conmigo. Pero necesitaba paciencia, la necesitaba a ella.

-          Conozco a unas personas realmente buenas que te podrían ayudar –Me atreví a enredar nuestros dedos. Ella no hizo nada para impedirlo- ¿Sigues confiando en mi?

Me dio una sonrisa tímida y asintió con su vista aún en nuestras manos que se mantenían unidas.

Sonreí y las acerca hasta mis labios, para depositar un suave beso.

//

Un mes, un largo mes había pasado. Un mes lejos de casa, un mes lejos de la ‘’fama’’, un mes de descanso y con ella.

Habíamos avanzado muy poco. Pero ella estaba mas confiada conmigo, me sonreía y a veces reía de las cosas que decía. Era adorable.

Los chicos comprendieron la situación. Yo me quedaría un tiempo acá, la quería ayudar. Y era lo bastante estúpido como para regalarme todo mi tiempo. Pero era algo me nacía, nada mas interesaba.

-          ¿chocolate caliente? –ofreció la madre de Sophie.

-          Por favor.

«Autism» - n.h  •SERIA EDICIÓN•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora