Epílogo:

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Cerré con fuerza el libro de cuatrocientas sesenta y ocho páginas. Y sequé las estúpidas lágrimas que caían por mi rostro.

Autism, sin duda había tenido un muy buen recibimiento entre los jóvenes. Claramente no lo esperaba, era otra jodida historia con un estúpido e irreal final feliz.

Era mi estúpida y soñada historia.

Desde los diez años que conozco a Niall, yo era la que lo defendía en la escuela porque los demás niños se burlaban de él.

Malditos doctores que decidieron ‘’creer’’ que Niall podría estar bien donde todos esos pequeños monstros estaban.

A veces me gustaba imaginar que las cosas tomaban un rumbo diferente. Que Niall no hubiese nacido con autismo, que hubiese sido un niño feliz y coqueto.

Verlo andar por el patio dela escuela con una guitarra colgando de su hombro y muchas niñas detrás de él, suspirando por su linda sonrisa y sus perfectos ojos azules.

Pero el se mantuvo en una silla de ruedas hasta la adolescencia, babeando un poco y con la vista perdida en el mundo.

De igual forma me parecía el ser humano mas atractivo y encantador.

Sentí como unas delicadas manos jugaban con mi cabello sacándome de mis mas profundos sueños.

-          Hey –sonreí, con la voz rota.

El me miró para luego desviar su rostro enrojecido, mi corazón se esfumó.

-          ¿Tienes hambre, ángel? –el respondió con un grave sonido, dándome a saber que estaba hambriento- entonces vamos a cocinar algo rico.

Tomé sus manos, que como siempre estaban frías y tensas, convirtiéndolas en puños.

Las masajee hasta que me dejara unir mis dedos con los suyos.

-          ¿quieres hacer galletas? –Pregunté viendo como se sentaba en un sofá que teníamos en nuestra cocina, escondiendo sus manos en sus delgadas piernas.

El solo me miró e hizo un intento de sonrisa.

-          Pero me ayudas, eh. –Mi voz se quebró al final.

Si bien adoraba a este chico, me rompía el corazón verlo tan vulnerable.

Y el haber escrito Autism no ayudaba en lo absoluto, era demasiada atención para Niall, lo ponía nervioso. Pero el sabía que era la única manera de costear su carísimo tratamiento.

Se que solo soy su novia, pero me prometí a mi misma cuidarlo con mi vida.

Y es que era imposible no amarlo. Tan inocente y sensual sin siquiera intentar serlo, tan tierno y perfecto.

-          Bo-bo… -su voz me sacó de mis pensamientos- bo-boni-t-ta.

Sonreí y mis ojos se nublaron.

El Niall de mi libro no se comparaba en nada con el Niall de la vida real.

Este era mil veces mejor, y solo ha dicho una palabra en el día.

Se que a veces olvida mi nombre, o se confunde con los sonidos de este. Y la verdad es que Sophie es mi nombre fácil, como le llamo yo. Pero mi nombre real es Audrey. El que le sigue es Sophie, y el que le gusta a Niall.

-          Toc, toc.

-          ¡Maura! Qué alegría verte –limpie mis manos y fui a saludarla.

-          Quería venir a ver a los enamorados –sonrió y fue hasta donde su hijo- ¿cómo ha estado?

-          Bien, normal, está mas tranquilo.

Niall hace un mes se mudó a mi departamento. Fue un gran paso en nuestra relación de dos años, solo tenemos veintidós y es mucho peso, pero lo amo y haría lo que fuera por verlo feliz.

El doctor me advirtió que sería demasiado estrés. Pero no lo dejo solo, nunca.

Por suerte mi departamento es super amplio y tengo una peluquería en casa, que me acomoda mucho las cosas. Si, bastante responsabilidad.

Pero lo amo tanto, y este es nuestro nido. Hemos pasado tantas cosas aquí, y en tan solo dos años.

Recuerdo como el  me pidió ser su novia. Y es bastante gracioso, porque yo sufría mucho por el. Cuando me di cuenta cuanto me agradaba estar a su lado y cuidarlo, cuanto me gustaban sus ojos y lo suaves que eran sus manos, sentí temor por no ser correspondida.

Pero el me lo pidió, y fue bastante tierno.

El solo susurró con bastante dificultad “¿Por siempre juntos?” mientras intentaba entrelazar nuestras manos.

Ahí supe que el sentía lo mismo que yo.

Y lloré, mucho. Porque lo amo, como nunca lo hice con nadie.

#

Maura nos ayudó a hacer las galletas, Niall reía y se puso un poco hiperactivo. Pero era genial verlo tan feliz.

Luego Maura se fue y nosotros nos fuimos a dormir.

-          ¿Sabías que tu libro ha tenido mucho éxito, duende? –El me miró con intensidad- pronto podremos comenzar el tratamiento.

-          No.

-          ¿Por qué no, cariño? –Pregunté preocupada.

El, como pudo pasó su brazo por mis hombros, haciendo que afirmara mi cabeza en su pecho.

-          Y-yo… solo.

-          Jamás –respondí firme- no dejaría que te llevaran a algún lugar o algo, siempre estarás conmigo.

Miré su rostro y sus ojos estaban brillando, pero en sus labios se asomaba un pequeño puchero.

-          T-te am-o.

-          Yo mas ángel. –lo besé con delicadeza- yo más.

Cerré los ojos con fuerza y dejé que las lagrimas hicieran su recorrido por mi rostro hasta el pecho de Niall.

Haría hasta lo imposible para salir adelante, por el, por nosotros, por su felicidad.

-          Gr-a-cias S-soph.

Porque lo amo, lo amo demasiado.

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:) Hola.

Perdón por no haber subido ayer, pero es que estaba muy cansada.

El epílogo es un cambio tan radical.

Y se siente tan bien haber terminado esto.

Y muchas gracias a todas ustedes quienes leyeron esta pequeña historia desde el principio.

Gracias a las niñas que me siguieron desde univisión, lol.

Y este capitulo esta dedicado a cada una de ustedes. Las que siempre comentaron y dieron sus votos.

Las amo.

En fin, estoy en shock pero ay, me siento realizada. Primera novela finalizada, wow.

Pronto comenzaré a editarla.

GRACIAS.

Hasta pronto.x

Val.

«Autism» - n.h  •SERIA EDICIÓN•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora