3 |CONCIENCIA.

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CAPÍTULO TRES. 


MADYSON GREY



—¿Vamos al aeropuerto? —pregunté confundida.

—Hay una pista privada por aquí cerca y el Alpha ha dicho que un helicóptero vendrá a recogerla y la llevará a un x punto aquí en América para después ser transportada a Europa —contesté.

—Está bien —asentí segura.

Confío en Alec, es como mi papá, así que no dudaré en ninguna de sus órdenes. Cuando ya llevábamos media hora en coche, unos disparos sonaron y la camioneta que iba detrás se desvió un poco.

Por inercia, me agaché en los asientos de atrás y busqué un arma. Normalmente siempre habían debajo de los muebles de los asientos. Quité el seguro y me asomé un para ver que habían tres furgonetas grises persiguiéndonos y disparando.

Disparé con dirección hacia las llantas de uno de los coches y acerté. Enseguida las balas que venían de nuestro lado empezaron a aparecer.

Entonces, la furgoneta de nuestro bando que iba detrás, se detuvo obstaculizando el paso de las otras tres que chocaron.

—¿Qué pasó? ¡Los van a matar! —dije con el ceño fruncido.

—Obedecemos órdenes del Alpha —comentó el otro.

Me asomé y disparé.

—Los hemos dejado tirados —repliqué y negaron.

—Son como mis hermanos —afirmó— Pero usted, señorita Madyson, es primordial. No sabemos qué bando es el que quiere llegar ahora hasta usted. Pueden ser soldados de la señora Taylor en busca de venganza, pueden ser soldados reales mandados por la reina porque no cree en su inocencia, pueden ser... cualquier tipo de soldados.

Suspiré y recargue la pistola para después esperar nerviosa llegar al aeropuerto. Cuando, por fin, llegamos a la pista privada, el helicóptero estaba esperando. El coche se detuvo y observé como otra furgoneta apareció.

—¡Corra! —gritó el soldado y corrí a su lado pero, empecé a sentirme débil. Me empezó a faltar el aire y sentí una especie de nudo en mi pecho— ¿Señorita Madyson? ¿Se encuentra bien?

—Me falta... —aspiré aire y usé mi inhalador— Corramos.

—Joder —se quejó. Me puso en su hombro y empezó a correr— ¡Fuego de cobertura, Dani!

Corrió conmigo en su hombro pero, no sé cómo el helicóptero se apagó y nos detuvimos. Habían matado al piloto.

—Esa mujer es mía —gruñó aquel hombre de ojos mieles acercándose con un arma en las manos y con solo una camisa y un pantalón— ¡Suéltala ahora mismo!

—Dani, no te muevas.

El soldado que me tenía sujeta no me dejó en el suelo.

—¿No oíste? — preguntó serio otro hombre.

El soldado se negó.

—Esta mujer está a tutoría del Alpha Alec de Europa —respondió.

—Madyson ha sido reclamada por mí. Es mi alma gemela —afirmó.

El soldado tenso, me dejó en el suelo.

—Déjame ir —pedí en un susurro.

El hombre sonrió de lado.

—Ahora sí, mi amor, ven aquí —ordenó apuntando con el arma, al igual que todos los soldados de su lado, hacia nosotros. Negué con la cabeza— Ven o acribilló a estos hombres.

Miré a los soldados.

—¿Cómo sé que eres mi soulmate? —pregunté.

Deberías de confiar en mí.

Fruncí el ceño al oírlo en mi mente.

—Entonces ¿qué? —hizo un ademán— ¿Vendrás o cargas en tu conciencia las muertes de estos hombres?

—Menudo cabrón —solté.

—Menuda boca tienes —replicó al momento y caminé hacia él lentamente.

Creeré en tu palabra.

Sonrió ante mi pensamiento que sabía que leía. Cuando llegué a su lado, él tiró de mi brazo para acercarme a él y su toque me aturdió, era como si me quemase. Me pegó a su cuerpo y sentí que se me cortaba la respiración al tenerlo tan cerca. Jadeé y solté el aire.

—Eres mía, Madyson, eso tenlo claro —me susurró al oído y dejó un casto beso en mi mejilla.

—Y tú ten claro que te estoy empezando a odiar —repliqué— Y que si me llevas contigo, solo tendrás a una chica que no te ama.

—Ahora no, pero en un futuro... —sonrió, lo noté— ¿Qué apuestas a que te tendré en mi cama diciéndome que me amas?

—Si empiezas ya con esa actitud, ya te digo yo que no —repliqué— Además, creo que hay más probabilidades de que te mate a que eso pase.

—Me mataras del deseo —me guiñó un ojo y con la mano que agarraba el arma, pasó está por encima de la fina tela de mi vestido negro haciéndome notar lo fría que estaba ya por las temperaturas— Y como siga sintiendo así tus pezones, creo que moriré aquí mismo.

Fruncí el ceño consternada ¡Nunca me habían dicho cosas tan descaradas! Apoyando mis brazos en su pecho, traté de alejarme pero no tuve problemas y él mismo me soltó.

—Ya saben qué hacer —comentó dirigiéndose a sus soldados y me detuve, pero él tiró de mi mano.

—¿Qué? Pero dijiste que...

—No los mataré yo, ni tampoco ellos —negó con la cabeza y me miró con aquellos ojos mieles— Serán torturados porque nadie se roba lo que es mío.

—Basta ya —rugí molesta— Yo no soy objeto que puedan robar.

—Obvio. Ya no volverán a robarte —replicó.

—¡Agh! —gruñí fastidiada— No soy un objeto para que puedas decir eso.

—No eres un objeto, eso lo tengo claro —asintió— Pero eres mi soulmate, mi mujer, mi compañera de vida, mi Luna, la madre de mis hijos... —suspiró y se detuvo— Tú, Madyson, eres mi todo —me miró intensamente— Y nadie puede llegar a tocarte porque lo mato. 

SOLO ELLA.Onde histórias criam vida. Descubra agora