《Las almas están destinadas y por más que se intente separarlas , siempre terminarán juntas. Vivas o muertas, pero juntas.》
Madyson Grey es una hija de nadie, su padre la tuvo a ella y a su hermana mayor con una mujer que no era su soulmate pero cua...
No me llevó al Palacio Real, sino que junto a sus soldados, nos dirigimos hacia una cabaña en medio del bosque. Y cuando llegamos ahí, atravesando caminos rodeados de nieve, me entregó ropa abrigada. Por lo menos.
Y ahora estábamos cenando en el comedor pequeño mientras una parte de los soldados vigilaban el perímetro y la otra parte descansaba.
-¿Podré despedirme de mi hermana? -pregunté dejando estruendosamente el tenedor y el cuchillo.
-Tal vez -contestó sin mirarme y fruncí el ceño.
-¿De qué depende? -cuestioné.
-De la Reina Deborah -contestó- Y ahora, come.
Volví a coger los utensilios pero segundos después me detuve.
-¿Qué pasará contigo y conmigo? -curiosee.
Dejó de comer y me miró.
-Nosotros estaremos juntos -contestó seco.
-¿Porque te sentaste en la silla del Príncipe Erick? -pregunté insistente.
-Eso no es cosa tuya, de momento -me evitó- ¿Algo más?
-Si es posible que vea a Beathriz ¿Podré ver a Alec, Hallie, Evan o a Clay? -pregunté- O por lo menos a...
-Cállate -ordenó mirándome molesto- Como vuelvas a mencionar a tu cuñado o a su hermano, te prometo que no verás a nadie.
-Pero...
-¿Tengo que repetirlo? -preguntó molesto apretando los puños a los costados del plato- No quiero que los menciones y mucho menos, si alguna vez los ves, te dirijas hacia ellos.
-No entiendo por qué -repliqué frunciendo el ceño.
-¿Acaso me crees estúpido? -preguntó mirándome mal- Ví como mirabas a tu cuñado en tu recuerdo en el juicio y cómo le rehusaste la mirada a tu hermana.
Me quedé callada, impactada.
-Tú no sabes nada -dije correspondiéndole la mirada.
-¿El que no sé? -rió irónico y cuando golpeó la mesa de repente temblé un poco- ¿No sé que te gusta tu cuñado?
-Y te molesta -sonreí burlona y él rió irónico- Sabes que te molesta porque te carcome la envidia de que lo quiera a él y a ti no -su risa cesó- Te molesta el que lo quiera y que por ti... -suspiré burlona-... no sienta nada. Ni atracción.
Claro que quería hacerle daño. Él era enfermizo ¡Era capaz de matar a un grupo de soldados que solo obedecen ordenes por solo una persona! Sin contar que me obliga a estar con él cuando no quiero.
Se levantó de la mesa con furia, haciendo que todo tiemble. Cuando se dispuso a rodear la mesa para llegar hasta mí, me levanté y corrí escaleras arriba. Me acordaba perfectamente de dónde quedaba mi habitación.
-¡No corras! -ordenó pero seguí, y seguí corriendo.
-¡Déjame en paz! -le dije de vuelta y gruñó.
Cuando visualicé la puerta de mi habitación, mi brazo fue tirado hacia atrás y sentí como mi cuerpo era suspendido del suelo y golpeado contra la pared. Me aterré cuando sus ojos mieles se vieron azules eléctrico.
-Repíteme lo que has dicho-gruñó su animal.
-Me haces daño -repliqué y apretó su agarre en mi cintura de la que me tenía pegada a la pared- Suéltame.
-Yo haré lo que se me dé la jodida gana -me gritó y cerré los ojos asustada. Jadeé cuando apretó más su agarre en mi cintura- Repite lo que has dicho -habló con veneno muy cerca de mi cara, sentí su aliento a menta.
-Tienes envidia -dije.
-¿Porque? Dilo todo -ordenó.
-Tienes envidia de que no me sienta atraída por ti y por Clayton sí -repetí mirándole a los ojos.
Gruñó y se acercó demasiado a mi cara. Giré mi rostro y cerré los ojos.
-Igual sigues siendo mía -habló y abrí los ojos. Sonrió y tomó mi rostro a la fuerza- Cuida tus palabras, Madyson. Soy paciente y por eso ni te besaré hasta que quieras, pero cuidado. No me provoques.
-No me amenaces -espeté.
-Eres imposible -soltó mi cara pero subió sus manos hasta mi cabello y tiró de él suavemente- Me encantas.
-Suéltame -hablé en un susurro pero firme.
Soltó mi cabello y sonrió débilmente sin enseñar los dientes.
-En tu habitación tendrás toallas, cremas, maquillaje y ropa. Todo a tu disposición -comentó como si nada- No trates de escapar porque te irá mal. Todo lo condescendiente que soy es porque me obedeces.
Al oírlo decir la palabra obedecer gruñí, lo rodeé y caminé hacia mi habitación. Cerré la puerta con fuerza y me senté en la cama molesta y dolida.
Quería ver a Beathriz y a Alec. Ellos eran los más importantes para mí, no digo que los demás no, pero no es tan fuerte como el lazo que tengo con ellos dos, que siempre me han cuidado. Los amaba.
¿No volvería a verlos más? Negué con la cabeza intentando ser positiva pero es que me costaba serlo. Sabía perfectamente que algunos hombres lobos con su pareja eran tan posesivos que no la dejaban ver a su familia o así y por eso yo no había querido encontrar a mi soulmate.
No quería que mi alma gemela se volviera mi mundo entero, como todos decían que era. No quería eso. No quería depender de esa persona, no quería sentir ese amor que siente la pareja inmediatamente. No quería encadenarme a una persona a tan pronta edad, sin nisiquiera haber conocido a mi loba.
Todos dicen que encontrar a tu alma gemela es lo mejor pero yo no lo quiero, y aunque la Diosa Luna me haya asignado a él como soulmate, no lo quiero a él ni a nadie. Acepto, obviamente, que siento una atracción física increíble por él y que cada vez que me toca mi piel se eriza; que cuando lo siento a escasos centímetros de mí, mi pulso se acelera debido a que me pongo nerviosa y también que cuando escucho su voz o sus ojos me miran, me derrito porque siga haciéndolo pero... no.
Me da igual desobedecer las órdenes de la Diosa Luna de amar y ser fiel a mi compañero de vida. Yo no deseo estar con él.
Mi libertad vale más que el amor.
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Espero que les haya gustado el capítulo ;) Siento haber tardado tanto en publicar, pero ya saben, el instituto y todo eso me tiene atareada. Pero bueno, ahora sí les cumplí.
Por cierto, quería recomendarles una novela de una amiga mía. La novela se llama «KALIE» y el usuario es thetrueisreal, así que si se quieren pasar por ahí...
Desde mi punto de vista, está buena la novela aunque sean solo un par de capítulos.
