P A L A B R A S A U N H I J O.

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Los días pasaban y nadie tocaba el tema de la fiesta de celebración. Katia no se aparecía por la casa -para mi gusto-, aunque estaba seguro de que haría una escena de celos en cuanto pudiera, pero es una sorpresa para mi que no dijera nada cuando tuvo la oportunidad.

Fui a hablar con mi madre, quien estaba mas tranquila y sin pesar. Aunque, últimamente se ve pálida y delgada, llamamos un doctor y sugirió que debía dar caminatas cortas por la mañana y estar sin ninguna emoción fuerte, además de tener estudios sobre sangre y buen funcionamiento de los órganos.

—Vitya, ¿cómo estuvo la fiesta? —madre no podía sostenerse por si sola, cuando camina tiene que ir apoyada en alguien y sus pasos se volvían lentos y pesados, aun así, ella no perdía la esperanza de recuperarse.

—Lo vi, madre. A Yuri —mis ojos brillaban recordando la imagen de mi amado y el sentir de su cuerpo único con el mio. Fue poco el tiempo juntos, pero lo suficientes para volverme fuerte y seguir adelante.

—¿Estuvo en la fiesta? —asentí feliz, no podía formular oraciones, mucho menos palabras—. Realmente estás enamorado. Pero, ¿qué harás con Katia?

—Hoy voy a hablar con mi padre —nos detuvimos frente a la mesa de descanso colocada en el jardín—. Hay algo, que no comprendo todavía.

—¿Algo? —despedí a mi madre y me dispuse a seguir el plan. Si quería librarme por fin de estos sentimientos tormentosos, tenia que enfrentarme a mi padre y aunque no tenia miedo a eso, mis manos comenzaron a ponerse heladas y sudorosas, mostrando el nerviosismo que me carcomía.

No sabía por donde empezar y el saber que Mark estaba en casa rondando cerca de mi, me dejaba más intranquilo. De cualquier forma, pude ver el disco sin que nadie se enterara y confirmé el contenido de este, ¿pero quién lo grabó?

—¿Y tu amiguito extranjero? —me detuve en seco, con el espanto y la sorpresa de la pregunta de Mark. Padre aun no llegaba y estar a solas con él no me venia nada bien. Tengo que evitar el tema, para que no se entere que era Yuri, porque ya sabe de su existencia.

—¿Qué haces en casa, no tenias trabajo por hacer? —Mark sonrió, como si esperara esa pregunta. Y realmente era extraño verlo feliz, claro que es a costa de mi propia felicidad.

—Dime Victor, ¿haz sentido miedo alguna vez? —su semblante cambió repentinamente. Parecía que su buen humor desaparecía y el odio y rencor que estaban guardados en su corazón, salieran como un torbellino dispuesto a eliminarme—. ¿Por qué intentas evitar lo inevitable?

—¿A qué te refieres?

—¿No es obvio? ¡Toda ésta situación que vives fue creada por tus malas decisiones en el pasado! —extendió los brazos con euforia. Mientras su voz grave provocaba el eco resonante en la habitación—. ¡Todo esto fue a causa de tu egoísmo! Tú, Victor Nikiforov, primogénito y futuro heredero de toda la gran compañía de nuestro padre. Si, aquel ingenuo joven que creyó que su destino estaba maldito y decidió largarse dejando cabos sueltos, está ahora aquí, después de diez años, volviendo a casa tras tener una vida pagana en el mundo, intentando llenar el vacío de subser... ¡Por supuesto! ¡Tú eres...!

—¡Ustedes dos! —sin saber en que momento pasó, Mark me tenia sujeto del cuello de la camisa, tirando de ella hacia arriba, como si tratara de igualarse a mi. Las palabras que mencionó aquel momento, era prácticamente lo que había hecho (exceptuando un par de cosas) como si te reclamaran de las acciones que hiciste, fueran la manera más horrenda de torturar a una persona. Padre había llegando deteniendo las palabras y acciones de Mark.

Pero yo ya no podía hacer nada más, la cabeza me daba vueltas y sus acusaciones me taladraban los oídos. Mark tenía una peculiar forma de acabar con el corazón de las personas, destruyendo sus mentes y esperanzas.

Hanarezuni soba ni ite / Sólo quedate a mi lado (Yuri On Ice)Where stories live. Discover now