P A L A B R A S A U N P A D R E.

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—No tengo mucho tiempo así que lo que vas a decir, que sea rápido —sirviéndose una copa de vino tinto, se sentó en el sofá de la oficina.

Los cuadros de la pared estaban mirándonos fijamente, y los libros que desprendían su característico olor, eran aminorados por la fragancia del perfume de padre—. ¿Y bien?

—¿Nos quieres? —la pregunta fue sorpresa para ambos, pues ni yo tenia en mente semejante cuestionario. Padre mostró su asombro y cambiando su semblante, se dispuso a contestar.

—¿Eso es todo lo que querías saber? —dijo sonriente, evitando responder. Apreté las manos en un puño, tanto que las uñas se incrustaban en mi palma.

—Madre, realmente te quiere tanto... tanto que ha soportado un infierno por mas de treinta años a tu lado —sonreí frustrado, mientras intentaba esconder las ganas de matarlo. Padre no contestó esta vez—. ¿La quieres?

Seguía sin contestar. El vino se mantenía estático en la copa. Ningún ruido perturbaba el lugar. Y el latido de mi corazón resonaba mi más grande temor.

—Si te dijera la respuesta no lo entenderías —dijo calmado, sin alterarse, como si no quisiera ocultar su inquietud y desconcierto.

—En todo éste tiempo que pase fuera de casa... Aprendí muchas cosas, extrañé muchas más y anhele otras —suspire. Yuri... Pronuncio tu nombre en mi cabeza para darme fuerzas—. Extrañé el calor de hogar, la familia y los buenos momentos.

Padre escuchaba atentamente, sin decir más. Creo que es la primera vez en mucho tiempo que le veo prestar interés.

—¿Recuerdas? Cuando tenia seis y jugué fuera de casa con unos amigos. Quedamos empapados. Me enfermé y pese a haberlos desobedecido, me brindaron cariño, amor y cuidados —se siente tan bien poder desahogarse.

—No lo recuerdo.

Mentiroso. Eso fue lo primero que pensé, siempre fuiste el mejor en engañar a la gente, pero nunca te pudiste engañar a ti mismo.

—Me enseñaste muchas cosas y me regañaste también. Me felicitabas y premiabas, pero también recibía severos castigos —sonreí al recordar a Yuri. Sus bellas palabras llenaron de colores y calidez mi corazón—. Por mucho tiempo te odié y te juzgué... Pero, en estos años fuera de casa, una persona, de las miles que he conocido, me ha enseñado a perdonar.

Padre me miraba estupefacto. Antes de poder saber sobre lo que tramaba mi padre, quería decirle todos mis sentimientos, no quiero quedarme con arrepentimiento, nunca más.

—Así que no te odio, padre —sonreí ligeramente, liberándome de mi pesar. Padre abrió los ojos tanto, que me sorprendía ver ese gesto en él—. Muchas gracias, por criarme y querme.

”... —Uno tiene que aprender a perdonar. Tu corazón no debe guardar malos sentimientosrecordaba a Yuri. Cuando recién nos instalamos en Hasetsu. Tu patinaje siempre fue melancólico. Tienes que liberarte de lo que te aqueja. No odies a nadie y vive feliz, ¿si?".

Los brazos de padre se tensaron, y en un grito sonoro dejó escapar su enojo.

—¿Qué carajos significa esto, Victor? Viniendo como una persona benevolente para perdonarme de mis decisiones. ¡No comprendes nada! —me sorprendí al ver la reacción de mi padre. Estaba seguro que su grito era de enojo, pero no es así, sus ojos reflejan...

Hanarezuni soba ni ite / Sólo quedate a mi lado (Yuri On Ice)Where stories live. Discover now