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- ¡genial, ven!- me dijo

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- ¡genial, ven!- me dijo.

Vitality me llevó hacia una habitación con una puerta muy estrecha, pero que al avanzar, se iba abriendo en forma de círculo dando lugar a una habitación circular y colorida con un techo acristalado.

- ¡vaya! Es... Es GENIAL- resalté.

Ella hizo un gracioso gesto levantando la barbilla.

- bueno... ¿quieres ponerte vestido o armadura?- dijo llendo al grano.

- creo que la armadura la prefiero para la batalla.

Ella rió.

- está bien pero, que sepas que aún así te pondré un vestido de guerrera.- dijo divertida.

Acto seguido, me agarró de los hombros y me empujó lentamente hacia el vestidor.

- elige uno. Cualquiera te quedará genial.- susurró apacible.

Yo no pude evitar soltar una sonrisa de entusiasmo.
Me sumergí en aquel mundo lleno de ropa, botas, zapatos y diademas de todo tipo. Estiré de la suave falda de un vestido que había colgado de una percha; y me topé con una hermosa parte de arriba color rojo puro, con la parte del medio del tronco transparente y sellada con diamantes que tapaban aquellas partes que no sería muy divertido enseñar. La falda también era roja, pero tenía varias capas de gasa. El cínturón iba a juego con la pedrería.
Vitality dirigió la mirada hacia mí y el vestido.

- ese vá con cancán. Te hará una cintura preciosa. Además, en el edificio principal habrá una fiesta para celebrar tu llegada. Supongo que yo también tendré que vestirme... Ejem. Lyle y Nestor intentarán escaparse otra vez para venir.

- ¡una fiesta!- dije con poco entusiasmo.- pensé que daríamos un paseo.

- ya. Era una sorpresa. ¿no te gustan los bailes? Es una noche solo para tí.

- emm... No es muy buena idea. Pero, iré, y os lo agradezco. Ejem. ¡gracias!

Se quedó todo en silencio por un instante, hasta que Vitality logró romperlo.

- emm... ¿te pondrás el vestido?

Yo asentí.
Acto seguido, ella me señaló el baño, y yo entré y desdoblé el vestido.
Después de quitarme la ropa y enfundarme de manera complicada en la hermosa prenda, me apoyé sobre el lavabo y me miré al espejo.

*si te viera papá...*- me dije a mí misma.

- ¡venga! ¡estoy deseando ver como te queda!- gritó mi amiga, entusiasta, desde el otro lado de la puerta.

Me subí el escote, algo transparente, lleno de pedrería y sin tirantes, me remangé un poco la falda para colocarme el cancán, y me abrí paso hacia la habitación.
Vitality abrió exageradamente los ojos y se llevó las manos a la boca.

- ¡estás genial! Pareces una princesa...

Yo dí un giró con las piernas, haciendo notar el hermoso vuelo de la gasa de la falda.

- espera, voy a peinarte...

Me sentó en un tocador, frente a un espejo, agarró un peine y una plancha y comenzó a rizar solamente el final de mi pelo, dejándolo con la misma elegancia que el de Zynna. Una vez que los brillantes rizos tuvieron las hondas perfectas, me colocó unas extensiones con el mismo color que mi cabello, igualmente rizadas.

- ¡incréible!- dije con asombro.

- aquí el pelo extremadamente largo se lleva mucho.- bromeó con picardía.

El pelo, anteriormente me llegaba a la altura del antebrazo, y después, se alargó hasta la cintura.
Después me colocó una pequeña diadema frontal con un brillante que colgaba sobre mi frente.

- ¡tengo un regalo más! Y este, lo podrás llevar contigo a la Tierra.

Cogió una cajita negra y sacó un colgante de plata con una gema color lila.

- el lila es el color de Auritumland. Todos aquí llevamos una gema de este color en algún lado. Y ahora tú también.- dijo.- bueno... Ya estás lista. Ahora me tengo que preparar yo. Espérame aquí.

Pasaron veinte minutos, y Vitality todavía no había salido del cuarto de baño.
Fijé mi mirada en mis ojos, reflejados en el espejo, y me agarré con fuerza el collar, tapando la valiosa gema con el puño. Fue entonces cuando oí el chirrido de la puerta corredera del servicio.
Me giré y me encontré con Vitality, con un vestido blanco, también de gasa pero sin cancán, poco voluminoso. Su parte de arriba era brillante y descotada, cubierta por aluminio. Su melena rubia, se veía aún más larga que cuando la tenía recogida en una trenza. Esta vez la llavaba suelta, pero con una trenza oculta pegada a la raíz, a la mitad del cabello, dejando libre la otra mitad. Ella llevaba una diadema parecida a la mía, pero en lugar de un brillante era una fina cadena la que colgaba. Su gema morada la llevaba en forma de un brazalete plateado y en forma de raíz.
Si yo fuera una mujer envidiosa, diría que Vitality estaba horrenda, y menos arreglada que yo. Pero, siendo honesta, nadie podría negar que ese vestido tan simple quedaba de lo más hermoso puesto en Vitality, que su larga melena era increíble y que iba a ser la reina de la fiesta, aunque fuera en mi honor.

- ¡vaya! Jamás he tenido una visión tuya sin llevar armadura.- dije apoyándome en el poyete de una ventana redonda color azul.

Me giré y miré las vistas. No se veía el clan sombrío. Pero si se veía un bosque que desentonaba entre tanto futurismo. La ciudad era luminosa y moderna, mientras tanto, ese bosque era oscuro y ponía los pelos de punta.

- ¿qué es ese sitio?- pregunté señalando.

- ah. Es el "Bosque de los malos guardianes". Nunca entres ahí.- dijo.- ¿quieres conocer la historia?

Yo asentí, sin cambiar la expresión del rostro.

- cuando tu tenías diez años y Auritumland había sido creado recientemente, nuestros antepasados trataban a sus guardianes como esclavos o sirvientes. Los guardianes eran robots, no tenían la capacidad de sentir ni de lastimarse interiormente. Un día, sin que nadie supiera la explicación, una nueva especie de guardián humano salió a la luz. Se llaman los Teshykales. Su cuerpo era totalmente humano, pero poseían la capacidad de sacar unas alas robóticas que hacía pensar a la gente que eran ángeles caídos. Un día, un Theshykal llamado Vall se enamoró de una niña llamada Roma, y decidió protegerla y convertirse en su guardián. El chico era inmortal, pero tenía 16 años. Cuando la niña llegó a su misma edad, también se enamoró del extraño humano. Pero, la niña siguió creciendo, hizo amigos, siguió su vida, y olvidó los sentimientos hacia su guardián, y al cabo de unos meses, pidió a Vall que se marchara, que ya no le necesitaba. Él decidió asesinarla y ocultarse en ese bosque; el cual se fue llenando de clanes de Teshykales, de Extaridas oscuros y millones de especies de guardianes que jamás lograron cambiar su actitud.

- y... ¿y si es necesario entrar allí por alguna razón?

Ella negó con la cabeza.

- jamás entres ahí.

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