La posada [JIKOOK] EDITADO.

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Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda, mierda, mierda, mierda. Era lo único que repetía mi mente mientras corría a toda velocidad por las calles, mientras me dirigía a una parada de autobuses, para tomarme uno que me llevase a mi trabajo. Me había dormido y cuando me desperté, resulta que nos quedamos en la mansión Park, por lo que tuve que escabullirme de allí y correr para llegar a tiempo a mi trabajo.

Fue un viaje de mierda, cuando llegué fui directo a lavar mi cara y a cambiarme. Me vestí con mi camisa blanca, mi chaleco negro, mi pantalón negro y zapatos negros, y salí a atender.

—JungKook— llamó mi encargado un rato después de estar trabajando. Yo lo seguí hasta su oficina y allí me entregó una chaqueta y unos guantes blancos, los cuales me coloqué dudoso.

—¿Hm? —

—Lleva esto a la mesa 15. Esa persona me pidió que fueses tú— dijo entregándome una bandeja con una servilleta, un platito, una pequeña taza, una pequeña cuchara, un pequeño tarrito con terrones de azúcar, a su lado una pinza, y un jarrón largo, que supongo tenia café. No fue necesario ver la fina porcelana para suponer que iría a servirle el café a alguien adinerado, ya que de la mesa 13 en adelante eran mesas en espacios individuales, para eventos familiares o alguien que simplemente pudiese pagarlo, y hablando del restaurante más famoso de la ciudad, no era nada barato alquilar una mesa individual.

—Siempre debes mantener la bandeja en la mano contraria al lado que el cliente— dijo seriamente —Primero al acércate debes preguntar '¿zurdo o diestro? señor' te posicionarás del lado contrario a lo que te responda, de esa forma no molesta su brazo si debes servir mientras sujeta la taza. Primero bajarás la servilleta del lado de la mano que use, sobre esta la cuchara, a su lado, el plato con la taza que bajarás al mismo tiempo, luego la llenas, preguntas '¿azúcar señor?', si sí '¿cuántos terrones, señor?', lo sirves con la pinza, sin que esta toqué el café, y terminas por preguntar '¿algo más, señor?' si niega, recuerda que permaneces parado del lado contrario a la mano que usa para sujetar su taza, algunos pasos de distancia, dos o tres pequeños pasos, mientras aun sostienes la bandeja en el aire, si te cansas puede ayudarte con la otra mano, pero no lo cambies de lado. Recuerda sólo dejarle la taza, la servilleta y la cuchara, el resto se mantiene en la bandeja. Si levanta su mano significa que quiere más, tu agarras el jarrón con la mano que tengas disponible, que será la que este del lado del cliente, y te acercas unos pasos a llenar su taza, preguntas por azúcar y si sí, la misma cantidad de terrones y luego regresas— explicó y luego comenzó a empujarme, para que fuese —Entiendo que la tienes difícil, pero no la cagues y recuerda siempre llamarle señor y evita contacto visual—

Yo comencé a caminar casi en automático, era un genio, pero aun procesaba todo lo que debía hacer, aunque en lo único que podía pensar era en lo mucho que sufrirla uno de mis brazos.

Me pareció extraño que me pidiesen a mí, ya que, eso no cualquiera lo podía hacer, de hecho, allí había una lista con los empleados entrenados que podían realizar ese servicio de criado. Y estaba completamente seguro que mi nombre no estaba allí. Esperaba que la persona que me pidió, fuese alguien que conocía como BamBam, que, aprovechando su título, como el hijo de los dueños, convenció al encargado para que yo lo asistiese. Él estaba en Japón, pero cruzaba los dedos para que fuese él queriéndome dar una sorpresa de su regreso. Que mierda. Allí, en la parte privada, no podía ser intolerante o perdería mi trabajo, al menos, en la parte publica, accidentalmente se me podía caer un poco de vino en la ropa de las personas irritantes y decir 'lo siento fue un accidente' y luego de regreso a la cocina reírme de las caras que ponían al ver la mancha de vino.

Al llegar a la sala 15, suspiré, golpeé la puerta y esperé a que me permitiera pasar. A los segundos una voz que, me hizo entrecerrar los ojos, de lo familiar que se me hacía, me permitió pasar.