IV. Idiosincrásico

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Incompleta, cuan boceto,

sin tu alma pincelada.

Tan fría, tan delgada,

mi muñeca de porcelana.

Quisiera darte luz y color,

para que respires y vivas.

Pero mantenerte ausente de corazón,

para que no sufras y desvanezcas.

Mi muñeca de porcelana,

¿por qué tienes esa cara?

Una mueca de dolor

que fomenta mi mal humor.

¿Será que soy injusto

al tenerte alejada del amor?

Qué característico es ese rostro pálido,

delineado con suaves cabellos azabache.

¿Quién osaría si quiera a tocarte?

Siendo tan frágil, te quebrarías al instante.

Ojazos de gato, profundos y misteriosos,

pero a la vez de muñeca,

tan melancólicos y dolorosos.

¡Qué contradictorio seré yo!

Me es imposible describirte a la perfección.

Mi muñeca de porcelana,

¿por qué tienes esa cara?

¿Será que al buscar la pureza,

sólo hallas lo contrario a belleza?

Relatos sin rumboWhere stories live. Discover now