Vivo molesta, triste y enfadada.
Mis ánimos no dan y siento que me apago.
Es adolescencia, la juventud que tira de los pies
y me acecha hasta poder verme caer.
Reiteran, es algo normal,
que en todos es igual
y que no es para más.
Yo asiento, con cabeza gacha y comienzo a retroceder.
No hay nada que perder. (¿Hm?)
Mas me como la cabeza
cómo todos son tan fuertes,
ocultan lo que sienten,
mientras que yo soy inevitable y dolorosamente transparente.
Y no existe maquillaje que cubra estas ojeras,
que son el peso de los días que me quedan.
Y aunque es como un infierno,
que arde mi ser por dentro,
y mis ojos queman por las lágrimas
tan muertas me velan.
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Relatos sin rumbo
RandomIdeas personificadas, que se encuentran viajando por largos caminos, perdidas y sin destino. Ideas temiendo encontrar su otra mitad y convertirse en una esfera completa, perfecta. Ideas que se encuentran entre el inicio y el fin, entre la existencia...