Capitulo 2

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Hola el capitulo de hoy de Sangre Azul

Capítulo 2

Sangre Sucia, eso era lo que le repetían una y otra vez cuando era pequeña  los hijos de los grandes personajes de la Nueva España, ella que había tenido la oportunidad de compartir con ellos en distintos escenarios tenía que aguantar cada desprecio, cada mirada de desaprobación y cada propuesta indecente que le hacían los grandes señores, desde que comenzó la adolescencia, las palabras ya no le importaban ya no le dolían, había aceptado que no sería la señora de un gran noble y nunca lo había soñado, estaba segura que se casaría por amor no por conveniencia.

Entro a la cocina pero las empleadas la devolvieron, no había forma de escapar del tumulto, entonces mientras caminaba y charlaba con distintas personalidades quienes fingían sentir agrado hacia ella y su madre, decidió que era momento de tomar aire, pidió a las sirvientas que le empacaran 30 raciones de comida, María las esperaría en las caballerizas para servirles, las sirvientas sabían que eran para los esclavos, así que con cautela las sacaron las porciones y alcanzaron a Maria.

Esteban no era amigo de las fiestas, sabia comportarse y fingir interés en temas banales, lo estaba disfrutando, pero al ver caminar a Maria en dirección distinta a la de la fiesta decidió seguirla, escondido entre los arbustos la observo en las caballerizas, apenas llegaron las sirvientas, María tomo la bolsa donde venían empacadas las porciones y los esclavos al verla llegar sonrieron.

-Niña María que hace aquí – pregunto Tomasa.
-Tomasa sabes que no puedo estar tranquila si no sé qué han comido, ayúdame a repartirle a todos, primero los niños.
-Niña usted sabe que no puede hacer esto, si su madre o su padre se enteran…
-No se enteraran a menos que ustedes digan algo – dijo sonriendo – Anda Tomasa coge los paquetes.

Esteban la observaba maravillado, era increíble que siendo una mujer de clase alta, elegante y preparada, tuviera la delicadeza de brindarle comida a la gente que le servía, no lo pensó dos instantes y se acercó lentamente.

Los ojos de Tomasa se abrieron del susto, y se puso de rodillas al ver la presencia del extraño, y los demás hicieron lo mismo, María sabía que esa reacción solo era posible si su padre o su madre aparecían de la nada, así que cerró los ojos y espero a que la arrastraran hasta la casa grande.

-Señorita Fernández puedo ayudarle – dijo una voz gruesa y profunda que le puso la piel de gallina.- Levántense esclavos, no habrá castigo alguno.
-Su excelencia – dijo al verlo a su lado – que hace aquí?
-La he seguido señorita Fernández, y creo que está haciendo algo indebido – dijo quitándole una de las porciones de la mano.
-Su Excelencia lo lamento pero….
-Pero su corazón no le permite celebrar mientras sabe que existe gente que tiene que aguantar penurias, no se preocupe, no diere nada, permítame ayudarle, Tomasa ven – le pido a la esclava- entrégale a tu hijo – extendiendo el paquete.
-Señorita Maria – dijo buscando aprobación.
-No te preocupes Tomasa, el Duque de Sevilla no dirá nada, anda recíbele – dijo sonriendo –Gracias su excelencia- dijo Maria.
-No se deben Señorita Fernández – devolviéndole la sonrisa – quien más falta por comida.

Entre los dos terminaron de repartir las porciones, Maria se despido de los esclavos abrazándolos uno por uno, aquello dejo a Esteban mas que asombrado, el nunca había visto algo parecido, y para no pasar por insensible ante los ojos de la bella dama, se despidió acariciando algunos niños y sonriéndoles a los demás esclavos.

-Es usted sin duda la mujer mas extraña que he conocido Señorita Fernandez – dijo mientras caminaban de regreso a la fiesta.
-Excelencia brindarle un poco de lo que tengo a otras personas no hace una mujer extraña – dijo suavemente.
-Personas? Son esclavos señorita Fernández no tienen alma –exclamo.
-Sienten su excelencia, su color de piel no los hace distintos a nosotros – se detuvo en el camino.
-le pasa algo señorita Fernández? – le pregunto mirándola fijamente y poniéndose frente a ella.
-Excelencia si me disculpa deseo retirarme, que pase buena noche – dijo pasándole por un lado.
-Maria deténgase – ordeno – sabrá usted que es de mala educación dejar un noble con la palabra en la boca – dijo caminando hacia ella.
-Lo sé muy bien excelencia, pero también se que una persona de sangre azul no tiene nada que estar hablando con una sangre sucia como yo, así que si no tiene nada mas que preguntarme le pido el favor que me deje ir – dijo mostrándose muy molesta.

Esteban no supo que responderle, nunca ninguna mujer le había hablado de esa forma, sabía que debía reprenderla, abofetearla y hacer pública su ofensa, pero ella no lo había ofendido, incluso lo habían maravillado sus palabras, ella lo miraba esperando su respuesta, entonces con toda la serenidad del mundo Esteban le tomo la mano y le pidió que lo acompañara un rato más en la fiesta, ella a regañadientes acepto.

Los hombres charlaban sobre las políticas, el virreinato y lo maravilloso y clemente que era el Rey de España con los americanos, Esteban participo activamente de todas las conversaciones sin apartar a Maria de su lado, quien comenzaba a incomodarse y detestaba que ese hombre la luciera como si tuviera algún derecho sobre ella, harta de la situación cortésmente se escuso para ir al tocador, buscando la forma de escapar del lado del Duque.

-Has visto como el duque presume con la mestiza – dijo una de las mujeres.
-Sin duda es una mujer hermosa, pero no es digna de el – dijo la otra.
-ese hombre lo único que pude querer con una sangre sucia es una aventura.

Maria tuvo que escuchar aquellas palabras, con todo el auto control posible paro por el frente de las damas las saludo y se dirigió al tocador, en el se retoco un poco los cabellos, y rezo para poder huir de la fiesta sin ser vista, pero fue imposible al salir se encontró con su madre quien la tomo de la mano y la devolvió a la fiesta.

-A donde creías que ibas Maria – dijo Lorenza.
-Estoy cansada madre, me gustaría retirarme a descansar
-Nada de eso muchacha, el Duque ha estado preguntando por ti, ve a su lado.
-Madre no pienso convertirme en el juguete del Duque, quiero retirarme.
-Que pasa – pregunto el General acercándose donde estaban ellas – María te vez molesta ha ocurrido algo?.
-Pasa Francisco que tu hija no quiere acompañar al Duque quien desea estar con ella – dijo Lorenza jaloneando el brazo de su hija.
-María …
-Padre usted me ha enseñado que a pesar de ser una mestiza debo darme mi lugar, y no quiero que el duque me siga exigiendo como si fuera suya, no lo soy, así que deseo retirarme.
-En ningún momento mi intención ha sido incomodarla señorita Fernández – dijo el Duque quien estaba detrás de ella – he venido a buscarla pues quisiera bailar con usted, pero si no lo desea ….
-Claro que lo desea excelencia, acompaña al duque Maria – dijo Lorenza muy entusiasmada.
-Lorenza… - dijo el General – deja que sea Maria quien decida, hija?
- Excelencia no se bailar, se lo agradezco.
-Si no sabe no hay problema yo le enseño, acompáñeme por favor – dijo extendiéndole mano.

María sabía que si no lo hacia su madre iba a reprochárselo siempre a parte no estaba bien visto hacerle un desplante a semejante personalidad, así que acepto la mano del duque y lo acompaño.

Esteban se puso frente a ella con una mano tomo la suya y con la otra rodeo su cintura mientras ella se apoyaba en su hombro, entonces descubrió que no era cierto que no supiera bailar, de hecho se movía con fluidez y delicadeza, lo que lo hizo sonreír.

-Me imagino que sabe que es pecado decir mentiras señorita Fernández – dijo susurrándole al oído.
-A que se refiere excelencia? – pregunto,
-Me refiero a que usted si sabe bailar señorita Fernández.
- ah sobre eso, no suelo hacerlo señor, lo digo porque no me gusta la forma en que algunos señores cortejan – dijo tratando de ocultar su rostro enrojecido.
-entonces he de sentirme afortunado, de tener el privilegio de poder bailar con usted – dijo acercándola un poco mas a el- es usted todo un misterio señorita Fernández.
-No lo soy señor, solo hay que saber leer las señales – le dijo al oído.
-sus señales son confusas entonces – dijo acariciándole la espalda – porque usted no deseaba bailar conmigo – dijo mirándola a los ojos.
-Si lo estoy haciendo señor no es por gusto- dijo ella distante – sino porque sé muy bien que no debo hacer ningún acto que lo ofenda, además no deseo indisponerlo con mis padres, ellos se sienten muy honrados de tenerlo en nuestra casa.
-comprendo- dijo sonriendo – y usted cómo se siente por tenerme en su casa…
-Disculpe excelencia, me permitiría bailar con la bella dama un momento.
-Solo si la dama lo desea – dijo mirando al hombre – Señorita Fernández, desea bailar con el señor Salgado?
-Señor Salgado, sería un gusto poder acompañarlo, pero el Duque desea que sea yo quien lo acompañe y como usted entenderá no puedo desairar a tan importante personalidad – dijo sonriendo y mirando a Esteban – además podría meter en problemas a mis padres.
-Comprendo señorita Fernández ya será en otra ocasión, con su permiso excelencia – si más se marchó del lugar.
-es muy astuta, yo lo le he dicho que deseo que usted me acompañe – dijo tomándole nuevamente la cintura.
-No lo ha dicho pero lo ha dejado claro en toda la noche excelencia, sino no estaría bailando nuevamente conmigo- dijo ella moviéndose al ritmo de la música.
-Sin duda alguna usted es una mujer especial.

….Continuara…

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