Capítulo 16

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No podía creer lo que acababa de oir, incluso luego del tierno beso que Esteban le dio en frente de la multitud, ella aun seguía aturdida, volvería a casarse con el, tendría por fin la familia que siempre soñó y sería feliz, muy feliz al lado del hombre que amaba.

-Has estado muy callada durante todo el viaje de regreso María que pasa? – pregunto Esteban tomándole la mano.
-Vamos a casarnos de nuevo? – pregunto ella algo tímida.
-Si, de nuevo y lo haremos las veces que sean necesarias – dijo Esteban sonriendo- Te amo mi María, y sin ti mi vida no tiene sentido.
-Te amo Esteban – dándole un beso tierno en los labios.

21 de Agosto 1803

Se estaban ultimando los detalles de la ceremonia, la iglesia había sido apartada con días de anticipación y estaba decorada de blanco totalmente, la recepción se llevaría a cabo en el jardín de la casa Sanromán, la lista de invitados era extensa desde virreyes hasta algunos plebeyos, todos testigos de la gran ceremonia que se llevaría acabo el dia siguiente.

-Señora han llegado mas paquetes donde desea que se pongan? 
-Carlota déjalos en la estancia, prepara unos jugos para los esclavos – ordeno María.
-Señora..
-Carlota son personas, llévales los jugos y dile al capataz que no quiero uno solo de ellos herido, sobretodo los menores, a nadie se le va a azotar en esta casa y lo sabes.
-Como ordene señora.

Los revolucionarios llevaban días sin asomarse por los virreinatos lo que tranquilizaba un poco a Esteban, pero no a la corona Española, según  las comunicaciones enviadas por el Rey no era una opción bajar la guardia, por lo que las fronteras debían estar mas protegidas, debían desmantelarse cualquier tipo de grupo insurgente.

Durante los días anteriores Esteban vivía ocupado en el palacio mientras María se encargaba de los dos niños y de los preparativos de la fiesta, se había mandado la invitación de la celebración a la madre de María pero no a Francisco, se había decidido por Esteban  que por todos los actos de rebeldía que había tenido con el y los múltiples desplantes que le habia hecho a María que no asistiria.

-Papá! – dijo Estrella mientras corría por las escalas para llegar hasta su padre.
-Hola preciosa – dijo tomándola en sus brazos – recuerda que no puedes cometer imprudencias Estrella, no quiero que vuelvas a lastimarte.
-Si papá.
-Buenas Tardes Padre – dijo Hector.
-Hola Hector – dijo acariciando su cabello – que tal tu dia?
-Muy bien padre, he aprendido mucho en las clases el dia de hoy.
-Eso esta perfecto Hector, recuerda que eres un niño privilegiado y que debes aprovechar al máximo lo que se te brinda.
-Tiene razón padre y se lo agradezco.
-Bueno mis niños, podrían decirme donde se encuentra su madre? – pregunto Esteban.
-Esta en la cocina papá – dijo Estrella.

En la cocina María se encargaba de supervisar el menú que se ofrecería a los invitados en la recepción, adicionalmente atendía a varios esclavos dándoles algo de comer, Esteban entro y al verla con aquel vestido azul recordó la primera noche en la que la vio, aquella mujer sencilla, la que a escondidas le daba de comer a los esclavos, aquella muchacha de ojos verdes llenos de vida que lo deslumbro.

-Buenas tardes – dijo Esteban desde la entrada a la cocina.
-Señor – dijeron los esclavos soltando la comida y mirando al suelo.
-No se preocupen, si María los ha invitado a la casa grande son bienvenidos, sigan comiendo por favor, Carlota empácales comida para que le lleven a sus hijos.

Los esclavos miraron preocupados a María quien con una sola sonrisa los tranquilizo, luego abrazo a su marido y lo acompaño al comedor, en la cena los niños se mostraron más que emocionados con la ceremonia y fue casi imposible dormirlos.

Agosto 22 1803

Para esta ocación María había elegido un vestido de encajes, sin enaguas, sin corset, de color marfil, pues el blanco implicaba pureza y ella ya no lo era, una pequeña tiara de oro, su cabello negro con algunas ondas y sus hombros al descubierto y un escote en forma de corazón.

Esteban lucía un impresionante traje de chaqueta roja, pantalón azul todo con sus títulos nobles y una corona que le habían otorgado por ser virrey, la iglesia estaba a reventar por la cantidad de invitados, por parte de Esteban lo acompañaba su hermano bruno, su cuñada Fabiola, Demetrio y Alba habían fallecido años atrás en un incendio. Por parte de María la acompañaban Celia y Lorenza, Estrella quien era la encargada de los anillos y Hector que se encargaría de llevar a su madre hasta el altar.

Esta vez la ceremonia se demoró un poco más que la anterior entre lágrimas de felicidad, sonrisas, abrazos y besos, Esteban y María se unieron nuevamente ante los ojos de dios, el resto de la celebración se llevo en medio de muchísima alegría, fue mucho más ostentosa que la primera y muchísimo más llamativa.

-Tienes todo lo que soñaste Esteban, mi padre debe estar orgulloso de ti – dijo Bruno.
-Eso espero Bruno, mira que buena ha sido la vida conmigo, estoy con mi mujer y mis hijos, nuevamente juntos, como debimos estarlo siempre.

-Es una mujer hermosa Esteban, es elegante y con mucha clase – dijo Fabiola.
-Es cierto, además es bondadosa, gentil, y extremadamente inteligente – dijo Esteban perdido en la sonrisa de su esposa quien se encontraba con otros invitados.
-Eres un hombre afortunado Esteban  - dijo bruno.
-Lo soy -aseguro Esteban orgulloso.

Al caer la noche los niños quienes se la pasaron correteando y jugando con otros niños cayeron rendidos en sus cuartos, Esteban y María no pasarían su noche de bodas en la casa, pues este había planeado una sorpresa para ella en otro lugar.

-Para donde vamos Esteban – pregunto María muy inquieta.
-Es una sorpresa María, vamos a empezar desde el principio, poco a poco vamos a volver a reconstruir nuestra historia.

Sangre AzulWhere stories live. Discover now