Capitulo 8

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Esteban habia pedido que las cosas de su ahora esposa estuvieran organizadas debidamente en los armarios, también pidió que el cuarto estuviera preparado para la llegada de la señora de la casa, la señora Sanromán, el cuarto olía a flores, pues esteban habia ordenado que se dispusiera de velas aromáticas, la luz del cuarto era tenue y por las ventanas se veía una hermosa noche, la única que seria testigo de aquel acto de amor.

-Eres mi esposa, pero en este momento Maria te convertirás en mi mujer – dijo tomándola de la mano y conduciéndola hacia la cama – te quiero, te deseo y te necesito tanto – le susurro al oído mientras le soltaba las horquillas que sujetaban su abundante y oscuro cabello – quiero que esta noche te entregues a mi, solo a mi.

María era consiente que su papel de esposa debia implicaba el tener que realizar actos sexuales con su esposo, a ella nadie le habia dicho que pasaría, como seria, ni como debia comportarse, estaba muy asustada de no poder complacer a su marido, pero las palabras de Esteban hacían despertar en ella algo que nunca se habia atrevido a sentir.

-Esteban … yo, yo no se – dijo ella con temor en su voz mientras esteban le quitaba los botones de su vestido.
-Dejame guiarte, no te preocupes, esta noche no es solo para mi, lo vas a disfrutar tanto como yo.
-Esteban …

Las palabras sobraban, Esteban la beso tiernamente para demostrarle que todo estaría bien, que el iba a cuidarla y a protegerla, que la amaría desde ese mismo instante, aquel beso comenzo a mezclarse con caricias, que recorrían su espalda descubierta y pequeños besos que le recorrían el cuello, mientras las manos de Esteban se ocupaban de desatar el corset y quitarle las enaguas, Maria torpemente se ocupaba de desvestir a su marido, al hombre que amaba y por el que daría la vida entera.

-Te amo Esteban – le dijo mientras sus manos acariciaban el pecho descubierto de su marido.
-Y yo a ti María con toda mi alma.

Las prendas cayeron una a una al suelo y una vez la tuvo desnuda para el nisiquiera se atrevio a mensionarle que usara la bata para tener relaciones sexuales, pues el no deseaba que nada se interpusiera entre ellos, para Esteban el pecado no existía o no podía existir si habia de por medio tanto amor como el que sentía el por Maria, ella trato de mencionarla pero entre cada beso, cada rose de su piel con la de el lo olvido por completo, finalmente Esteban la tumbo sobre la cama y se ubicó sobre ella, cubrió cada centímetro de piel con besos, mientras Maria gemía de placer, estaban al punto máximo de excitación, Esteban volvió a sus labios y mientras trataba de entrar al cuerpo de su esposa le susurraba lo mucho que la amaba y lo maravillosa que iba a ser su vida juntos, un grito de dolor invadió la habitación, Esteban calmo a su esposa con más besos asegurándole que todo estaría bien, una vez estuvo por completo en el interior de su esposa comenzó a moverse lenta y rítmicamente lo que provocó en Maria un sin número de sensaciones nuevas, aquello era lo prohibido, de lo que nadie hablaba, pero no podía evitar sentirse bien, maravillosamente bien, nunca imagino que aquella noche podría alcanzar las estrellas por cuenta de las caricias que le regalaba su marido, el amor hizo una mezcla triunfal con la pasión y el deseo, eran un solo cuerpo una sola alma que se unía para amarse hasta la eternidad, y fue entonces cuando juntos alcanzaron la sima y se fundieron en un solo abrazo.

-Ha sido maravilloso Maria – dijo acariciándole la espalda.
-No me he puesto la bata Esteban y es ….
-No lo es, no es pecado – dijo tomando su rostro entre las manos – no puede haber pecado cuando nos amamos de la forma en la que lo hacemos.
-Te amo Esteban, y me has hecho la mujer más feliz del mundo – dijo sonriendo abrazada a el.
-Y yo a ti María, mi María.

4 de Febrero de 1792

6 Meses, ese era el tiempo que llevaba viviendo en una fantacia, o eso era lo que el habia descrito en la carta que habia enviado a su Madre Alba Dominguez de Sanroman, Esteban habia solicitado que se le preparara un cuarto en la que fue su casa para que se le recibiera a el y a su esposa gestante, pues era su deseo que María conociera España y que su hijo naciera en su patria, Alba desconocia de la existencia de aquel bochonoso matriminio entre su hijo y una india, pues no fue invitada y Esteban no habia solicitado la autorización ante el Cardenal Borges el encargado de la iglesia Española, es decir su matrimonio podía ser declarado nulo por el solo atrevimiento de haberse mezclado la sangre noble con la de una mestiza, Alba no iba a permitir que esa mujer pisara suelo español, no sin antes hablar frente a frente con su hijo.

12 de Mayo de 1792

-Excelencia ha llegado una carta desde España para usted – dijo Laureano.
-Dejala en el escritorio Laureano, puedes retirarte.

En la noche y luego de haber leído la carta en la que su madre pedia su prescencia inmediata en España, sin acompañantes por supuesto Esteban regreso a su casa donde lo esperaba Maria quien en pocos días estaria a punto de dar a luz y lucia radeante y llena de esperanzas.

-Como ha estado tu dia mi amor? – pregunto ella abriéndole los brazos para recibirlo.
-Algo atareado ya sabes tengo muchas cosas que atender al tiempo y al parecer mi presencia es requerida en España – dijo sin dar muchos detalles.
-te vas?, Esteban faltan pocos días para el nacimiento de nuestro hijo, no podrías hacerlo después de que nazca?
-Claro que si mi amor, me iré 6 meses después de que hayas dado a luz a nuestro hijo, no te preocupes, no vas a estar sola.
-Eres el mejor esposo que una mujer puede pedir Esteban – dijo sonriendo.
-Y tu el sueño que cualquier hombre María.

3 dias después la casa de los Sanromán se llenaría de alegría, el 15 de mayo nacio un varon, sano y fuerte quien seria nombrado Hector Sanromán Fernández, Esteban estaba orgulloso su mujer le habia dado un varon, el sueño de cualquier hombre, un varon quien seria la prolongación de su apellido en el tiempo.

-Fue un parto sin complicaciones – dijo la partera – Es usted una mujer muy fuerte señora María.
-Eso es verdad – dijo Esteban sonriendo – toma a tu hijo María, mañana le pido a Carlota que consiga una Nodriza para que se encargue de alimentar y cuidar a Hector.
-No, eso si que no Esteban- dijo María – mi hijo no necesita una Nodriza, me tiene a mi y yo puedo atenderle sin nungun problema.
-María estoy pensando en tu bienestar, además es completamente normal – dijo Esteban.
-No, ya lo dije Esteban, Hector no necesita una nodriza me tiene a mi.

Al pasar los días y Maria iba recuperándose de maravilla del parto y Hector se ponía mas hermoso, era muy parecido a Esteban con la diferencia de que era mas blanco, del mismo tono que María, en las noches luego de que Hector se durmiera, Maria y Esteban pasaban las noches amándose y adorándose, por lo que no hubo mayor sorpresa cuando se enteraron que iban a ser padres por segunda vez, a los dos meses de haber nacido Héctor, María estaba de nuevo embarazada lo que lleno a Esteban de alegría, y decidió dejar todo listo antes de partir a España, tanto así que ordeno que si su segundo hijo nacía mientras el estaba fuera este fuera bautizado con sus apellidos, independientemente de la tardanza la gente tenía que saber que un nuevo Sanromán venía en camino.

Sangre AzulWhere stories live. Discover now