Capitulo 14

688 80 3
                                    

Julio 30 1803

El matrimonio Fernández – Acuña estaba bastante alterado por los acontecimientos de los últimos días Francisco Fernández estaba histérico porque su única hija no parecía por ningún lugar, desde el día en que salieron de la casa ella y los niños no se habían tenido noticias, pues ni el coche ni el cochero regresaron, Lorenza por su parte conservaba la calma.

-Mi hija y mis nietos  llevan 2 días sin parecer y tu estas tan tranquila Lorenza.
-Francisco, según lo que me has contado Esteban Sanromán ha vuelto, donde crees que esta Maria con los niños?
-Sera posible? – dijo consternado- no, mi hija no puede estar con ese infeliz de nuevo, no mientas yo este aquí para impedirlo – dio un golpe a la mesa del comer – Celia tráeme el rifle, hoy mismo acabare con ese infeliz de Esteban Sanroman.
-Francisco no puedes cometer una locura, independientemente de lo que Esteban Sanroman haya hecho es el virrey, le debes respeto- tratando de calmarlo- Francisco detente – tomándolo del brazo.
-Lorenza no puedo permitir que ese hombre le haga mas daño a mi hija – dijo tomándole el rostro con las manos – ustedes son lo mas importante que tengo, no soportaría que algo malo les pasara Lorenza.
-Mi amor, tu eres nuestra fuerza, tienes que calmarte, no puedes hacerle daño a ese hombre, te expondrías a algo muchísimo peor.

Esteban estaba en el jardín trasero enseñándole a Hector a luchar con espadas, mientras María y Estrella los observaban desde el balcón y animaban a Hector.

-Excelencia – llamo Pedro – en la puerta se encuentra el general Fernández, viene vestido de civil y viene armado, nuestro hombres lo han detenido, pero insiste en reunirse con usted.
-Llévenlo al despacho – ordeno Esteban – María, tenemos visitas – grito mirando al balcón.
-Ya bajo – respondió sonriendo.

Francisco fue conducido al despacho del virrey, estaba furioso y detrás de el venia Lorenza quien decidió acompañarlo.

-Donde esta mi hija Sanroman  - grito el general al ver a Esteban entrar al despacho.
-Buenas tardes general, señora Fernández es un gusto verla nuevamente.
-Déjese de ironías Sanroman, donde tiene a mi hija – dijo Francisco.
-General creo que debería conservar la calma, por favor tomen asiento.

El general estaba harto de la actitud de Esteban y sin pensarlo dos veces saco el arma que portaba y le apunto directamente a el.

Un disparo que provino del interior del despacho alarmo a María quien se aproximaba al lugar, de inmediato entro y encontró a Esteban sangrando.

-Esteban!!! – grito desesperada y corrió a su lado – que ha pasado? – Pregunto sin percatarse de la presencia de su padre en el lugar – Laureano, Laureano.
-Cálmate mujer, ha sido en el brazo, no ha pasado nada – dijo Esteban tratando de calmarla- por fortuna el General Fernández se equivocó esta vez.
-Maria, hija  - dijo Lorenza- que bueno que estas bien.

María estaba conmocionada sabía que su padre tenía un carácter fuerte pero nunca se imagino que a su padre se le ocurriría atacar a Esteban.

Los uniformados comenzaron a llegar y trataron de sacar al general del despacho, pero Esteban aun herido lo prohibió, María le pido a Carlota que llevara a los niños fuera, y volvió inmediatamente para quedarse con el hombre que amaba.

-Esto es inaudito padre – dijo María mientras trataba de estancarle la sangre a esteban – porque no puedes hablar tranquilamente con el, esa no es la forma de entrar a mi casa.
-Tu casa? – Pregunto Francisco- como que tu casa.
-Si mi casa, Esteban y yo volveremos a estar juntos.
-De ninguna manera, sobre mi cadáver voy a permitir que vivas con este hombre como una concubina, como su amante, acaso no te das cuenta que eso es lo que quiere volver a humillarte, volver a faltarte, no quiero a este hombre cerca de ti ni de mis nietos, antes lo mato, me entendiste.
-Francisco por favor- dijo Lorenza.
-Creo que ya hiciste suficiente por hoy padre, mandare por mis cosas y las de los niños.
- María te vienes conmigo te guste o no – dijo Francisco tomándola del brazo – mi hija no va a ser la amante de ningún hombre.
-María no es mi amante general – dijo levantándose con dificultad – María es mi esposa, la madre de mis hijos y si ella quiere quedarse conmigo, así se será.
-Usted mismo se encargó de pedir la anulación de ese matrimonio, lo único que quiso siempre fue una simple entretención, mi hija no se queda aquí, María nos vamos.
-Se van ustedes, mis hijos y yo nos quedamos.
-Está bien, quédate, pero desde hoy dejas de ser María Fernández Acuña, te desconozco como mi hija, te quito mi apellido y todo tipo de ayuda, no quiero volver a verte, mujerzuela.

Francisco le golpeo el rostro a María fuertemente y  salió furioso de la casa Sanromán con Lorenza.

María se abrazó a Esteban y lloro mientras su marido la consolaba, cuando pensó que las cosas podrían ser como antes, que podría ser feliz de nuevo, un obstáculo volvía a ponerse en su camino para impedírselo.

Sangre Azulحيث تعيش القصص. اكتشف الآن