Capitulo 10

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-Joven Héctor, Niña Estrella recuerden lo que dijo la señora María – dijo Celia mientras los llevaba al frente de la multitud.
-Celia no va a pasar nada malo – dijo Estrella sonriendo – solo saludaremos al Virrey, verdad Héctor?.
-Si Estrella, además venimos con Tomasa y contigo nada malo va a pasar.

Un carruaje que era arrastrado por 6 caballos negros pura sangre traídos directamente de la madre patria, con la carrosa con ostentosos adornos de oro y cubierto de terciopelo rojo, que albergaban adentro al nuevo Virrey de La Nueva España, atrás venia custodiado por el comandante de las fuerzas armadas el General Fernández y todo el batallón quienes hacían los honores al nuevo mandatario, Francisco desconocía de quien se trataba, pero su deber como General era procurar la seguridad de la corona española en la nueva España.

Entonces un hombre algo mayor de cabello castaño y ojos grises se bajó del coche, su porte y elegancia natural de inmediato llamaron la atención del General, el solo había conocido una persona de tales características, pero solo descubriría de quien se trataba cuando la multitud se calló para darle la palabra al nuevo gobernante.

-Damas, Caballeros y niños Silencio por favor - dijo el licenciado González – el día de hoy La Nueva España se engalana y se viste de fiesta, recibe con afecto y orgullo al nuevo Virrey, con ustedes su Excelencia, Esteban Augusto Sanromán Domínguez, Duque de Sevilla …

La multitud estaba sorprendida, habían pasado 10 años desde su primera visita, pero lo recibieron con aplausos y le lanzaron flores, Esteban miraba a todos los asistentes pero su mirada no era fija, estaba inquieto y buscaba entre la gente la cara de la que fue su mujer hace muchos años, pero no lograba verla.

-Estrella!!! – grito Celia cuando la niña le soltó la mano y corrió directo hacia el Virrey.

Algunos hombres de la guardia intentaron detener a la pequeña, pero al ver que se trataba de la nieta del general Fernández retrocedieron, lo que facilito que Estrella llegara hasta el Virrey.

-Bienvenido Excelencia – dijo la pequeña haciendo una pequeña reverencia.
-Gracias señorita… - dijo poniéndose a la altura de la niña.
-Sanromán, Estrella Sanromán – dijo ella sonriendo.
-Estrella!! – grito Hector al alcanzarla- Disculpe Excelencia mi hermana algunas veces no sabe comportarse – dijo el pequeño disculpándose – es un gusto tenerlo en nuestro pueblo.
-Así que tu eres Héctor Sanromán – dijo Esteban mirándolo.
- Así es Excelencia, soy Héctor Sanromán, Estrella discúlpate y vamos antes de que el abuelo se enfade contigo.
-Disculpe Excelencia – dijo la pequeña – esto es para usted – le estiro la mano ofreciéndole una flor blanca.
-No tienes que disculparte Estrella – dijo Esteban – muchas gracias, Héctor un placer conocerlos.
-El placer es nuestro Excelencia, con permiso, Vamos Estrella.

Esteban no podía creer lo que había pasado, tuvo frente a el a sus dos hijos, sin duda eran ellos, solo podían haber 2 Sanromán en la Nueva España y eran ellos, no podía dejar de mirarlos entre la multitud, cuando se fue Héctor era un pequeño de 6 meses y Estrella no había nacido, su hijo era su orgullo y al verlo seguro de si mismo, fuerte, y autoritario, y su niña su Estrellita, sus ojos eran los ojos de María, aunque había sacado el color de cabello de su abuela Alba, estaba extasiado.

-Damos entonces paso a su Excelencia el Virrey Sanromán para que se dirija a ustedes.
-Gracias señor González, es para mí un honor volver a estas tierras que me han dado lo más importante que tengo en mi vida, mi familia, estoy aquí en representación de la Corona Española y su majestad el Rey quien me ha encargado procurar por el bienestar de su pueblo y la seguridad del mismo, trabajare día y noche para que La Nueva España sea una de las colonias mas prosperas de todo el Reino, QUE VIVA SU MAJESTAD EL REY!! Y QUE VIVA ESPAÑA!!

Sangre AzulWhere stories live. Discover now