Capítulo 8

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Marco

Dolor. Solo dolor. Mucho, muchísimo dolor. Un dolor intenso e inconmensurable, imposible de describir, y mucho menos de imaginar para quien no lo experimentara. Dolor en su máxima expresión y amplitud. Dolor, dolor, y más dolor. Aquello era todo lo que Marco podía sentir en aquel momento.

Sentía su interior descomponiéndose en mil pedazos, como si todos sus inmortales órganos hubiesen decidido explotar a la vez. Como si algo estuviera taladrando huesos y músculos para salir a través de sus fríos poros. Como si sus venas muertas fuesen a abrirse de par en par presas del sufrimiento. Como si el sol estuviera quemándole una y otra vez, sin tregua.

Agazapado sobre el suelo, el vampiro se llevó una mano al pecho, justo sobre aquel corazón inerte que solo latía cuando sentía la vida ajena alimentarle. Pero en esos instantes, no le hacía falta sangre alguna para sentirlo más vivo que nunca. Vivo de una manera agónica y aterradora. Se sacudía en su interior como si una fuerza invisible estuviera arrancándoselo del pecho.

Jadeó, y al hacerlo, no pudo evitar escupir varias gotas de sangre sobre el suelo negro. Su cuerpo temblaba en tortuosos estertores, y por más que tratara de parar aquella sensación, o de levantarse, no podía. Era imposible. Allí, en la soledad de su habitación, el dolor era una suerte de invisible encadenamiento en torno a todo su ser, atado a aquella terrible sensación en cuerpo y alma...

Y, en medio de esa celda de padecimiento, solo un pensamiento claro podía bucear a través del dolor que inundaba su mente: ese dolor era por Matthew.

Y el peor momento no era aquel, en el que estaba muriéndose de dolor. El peor momento vendría después cuando, por fin, ese dolor cesara... Y solo quedase el vacío.

La noche siguiente...

"Pain without love

Pain, I can't get enough

Pain, I like it rough

'Cause I'd rather feel pain than nothing at all"

Definitivamente, si existía algún Dios en aquel jodido mundo, odiaba a Marco. O eso pensó el vampiro al ver que, de todas las malditas canciones que existían, era justo aquella la que estaba sonando en esa habitación de mierda.

Efectivamente, de Matthew no había quedado más rastro que sus cenizas cuando Marco pudo llegar a su piso. Sus pertenencias estaban ahí... Salvo el ordenador portátil y el móvil. Pero en una búsqueda más exhaustiva, el vampiro, que conocía bien los rincones de aquella casa, encontró su tablet.

Lo cierto es que seguir el rastro de quien había estado interviniendo y vigilando a Matthew había sido sumamente difícil, pero lo había conseguido. Y ahora estaba allí, en la semioscuridad de aquel cuarto, observando como el presunto asesino de su ser más querido dormía sobre una silla reclinable...

Y no pudo soportarlo más.

"You're sick of feeling numb

You're not the only one

Crónicas de la Rosa I: Pétalos de SangreWhere stories live. Discover now