Capítulo 12

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Geasser

"The secret side of me, 

I never let you see

I keep it caged but I can't control it

So stay away from me, 

the beast is ugly

I feel the rage and I just can't hold it"

Que aquella canción de Skillet resonase a todo volumen en su desordenado estudio, no era la causa por la que Geasser no conseguía pegar ojo. En verdad, la música formaba parte de su vida, como si estuviese implícita en él mismo, en su naturaleza. Y por tanto, el verdadero impedimento para poder dormir habría sido el silencio.

"It's scratching on the walls, in the closet, in the halls

It comes awake and I can't control it

Hiding under the bed, in my body, in my head

Why won't somebody come and save me from this, make it end?"

En su lugar, lo que mantenía al joven en vela, todavía vestido con sus desgastados vaqueros y su camiseta de 30STM arrugada, era el hecho de haber visitado a su madre. Una vez más, las cosas habían ido como siempre, y Geasser sentía que no podría acostumbrarse nunca. Ni una sola muestra de mejora. Ni un ápice de cordura o lucidez en las frases sin sentido que, presa del trauma, balbuceaba entre silencio y silencio. Nada.

"I feel it deep within, it's just beneath the skin

I must confess that I feel like a monster

I hate what I've become, the nightmare's just begun

I must confess that I feel like a monster"

Geasser habría permanecido así, autotorturándose y lamentándose sobre aquella silla de ordenador, atrapado en su bucle de pasividad autodestructiva, de no ser por la vibración del móvil en el bolsillo delantero de su pantalón. Despertó pegando un ligero respingo, y se sacó el teléfono. Al ver de quién se trataba, el muchacho frunció el ceño, pausando la música para contestar.

—Dime, Gabriel...

—Hola, Geasser —saludó una voz grave y calmada al otro lado del teléfono—. Espero que esté todo bien por allí.

—Hum... Sí, todo dabuten —mintió el joven, girando sobre la silla para quedar de cara a los monitores— ¿Qué querías?

—Se trata de mi hermano... —Geasser frunció de nuevo el ceño y negó con la cabeza: justo lo que se temía— Sé que fuiste una de las últimas personas con las que habló antes de irse a Cannes por "trabajo", y como no sé nada desde entonces y tiene el móvil apagado...

—Pff... —"mierda", pensaba el hacker— No sé, tío... Yo tampoco supe nada de él desde que me dijo que iba para allá...

—Entiendo, pero... ¿Podrías contarme un poco de qué se trataba el trabajo?

—Pues... —Geasser se mesó la barbilla, eligiendo sus palabras con todo el tacto que podía reunir. Y la verdad, para él eso era mucho decir— El algoritmo detectó actividad nocturna sospechosa y pillé a una de esas sanguijuelas traficando, así que le pasé el encargo a Michael. Él eliminó al chupasangres y... —hizo una pausa, sin saber si continuar...

—¿Y...?

—Y al humano con el que tenía el negocio de tráfico... —se hizo el silencio al otro lado. Gabriel suspiró.

—Ya... Ya veo que sigue usando los mismos métodos... —Geasser percibió una nota de decepción en la voz del cazador— ¿Y qué más?

—Me pidió que investigase con nuevas pruebas que consiguió durante la cacería, y al hacerlo detecté que había un comprador muy asiduo que adquiría grandes cantidades y las recibía en Cannes... Y... —y ahora es cuando podía contarle lo de aquel vampiro— Eso es todo —o no.

—Muchas gracias, Geasser... —al hacker se le formó un nudo en la garganta ante ese agradecimiento de Gabriel— Si por lo que sea averiguas algo más, llámame.

— ... Claro.

"I, I feel like a monster

I, I feel like a monster"

Geasser hizo renaudar la música nada más finalizar la llamada. Se sentía en cierto modo culpable aunque no tuviera la certeza real de que la desaparición de Michael tuviera que ver con ese vampiro. Pero sería de ilusos negar la evidencia que lo relacionaba, o suponer que eran casos aislados.

Tenía miedo, porque ese maldito chupasangres había dado en el clavo al mencionar el nombre de su madre. Si no fuera por eso, ya se habría pasado por el forro la condición que esa sanguijuela exigió a cambio de su vida. Hacía ya tiempo que las amenazas no entraban dentro de lo que aceptaba, pero a ella... Ese era su punto débil.

Sin embargo, entre el insomnio, los remordimientos y la curiosidad, al final su temor quedó sepultado. Y eso, sumado a que bastaba que a Geasser le dijeran que no hiciera algo para que tuviera realmente ganas, fue lo que hizo que, aprovechando la información que tenía a través del vampiro traficante, el joven se pusiera a tirar del hilo.

Así, averiguó que el chupasangres que lo amenazó se llamaba Marco, y a partir de ahí, gracias a los datos obtenidos rastreando a Matthew, Geasser solo tuvo que seguir indagando.

Horas después, había avanzado en sus descubrimientos: el tal Marco figuraba en la lista de vampiros que manejaban los cazadores e investigadores a través de la dark net. Pudo averiguar varias de sus antiguas identidades, en qué negocios había estado metido y dónde había residido. Y descubrió que era viejo, muy viejo... Pero no tanto como un hermano que tenía, ni como el chupasangres que los convirtió a ambos.

Tanto este último como el susodicho hermano, sobre el que había toda una leyenda negra recopilada de los tiempos manuscritos, estaban desaparecidos desde hacía siglos y estaban señalados como seguidores de aquella secta de vampiros que buscaban una supuesta rosa mágica.

Marco, sin embargo, no figuraba como alguien vinculado a ese credo. Ni si quiera estaba, al menos en apariencia, relacionado con ninguna actividad legal o moralmente cuestionable. Eso sorprendió bastante a Geasser, pero se dijo a sí mismo que sería fruto de que, sencillamente, esa sanguijuela se ocultaba bien. Lo que realmente no supo cómo explicarse, y le sorprendió aún más, fue ver que el vampiro no solo era un gran inversor de las últimas tecnologías y tendencias millennial, sino de los e-sports. Incluso jugaba al League of Legends, al Call of Duty y al Hearthstone. Sobre todo al primero de los tres, donde tenía una clasificación más que buena. Pero claro: era un vampiro, jugaba en otra división.

Aquello sí que le resultó inverosímil, tanto, que dejó de indagar en busca de tejemanejes de dudosa ética por parte de Marco (algo que, de todas formas, no tenía pinta de ir a encontrar), y empezó a trastear en busca de más información sobre la faceta friki de aquel vampiro.

Fue entonces cuando los monitores del PC empezaron a parpadear y, repentinamente, el teclado y el ratón dejaron de responder a sus órdenes. En su lugar, una pestaña del bloc de notas se abrió y las letras comenzaron a escribirse "solas", ante su atónita y asustada mirada:

"¿No te había dicho que no me investigaras?"

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⏰ Last updated: Nov 04, 2017 ⏰

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Crónicas de la Rosa I: Pétalos de SangreWhere stories live. Discover now