Parte 2

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Edward Morgan, era el segundo ejecutivo más importante, después de su padre, en las Industrias Morgan; empresa dedicada al negocio de las telecomunicaciones en San Francisco, California.

Toda la empresa, cuya casa matriz estaba en el edificio del centro de San Francisco contaba con más de diez mil empleados, excluyendo los contratados bajo la modalidad outsourcing.

Ese día, Edward llegó más temprano de lo acostumbrado y se dirigió directamente al despacho de su padre, quien siempre llegaba a la oficina a las siete y treinta de la mañana. Edward entró sin tocar a la puerta y lo saludó levantándole la mano, ya que Matheo Morgan estaba al teléfono.

Ambos ejecutivos se destacaban por vestir siempre impecables. Su exclusivo, exquisito y delicado gusto siempre era notorio en la compañía.

Matheo era un hombre de casi sesenta años con cabellera canosa, piel blanca y ojos verdes. Su estatura estaba por arriba del promedio.

Llevaba casado con la madre de Edward, más de cuarenta años. El nombre de ella era Rosemarie Morgan. También tenían una hija, hermana menor de Edward, cuyo nombre era Jennifer Morgan. Edward era el mayor de los dos y tenía un carácter extrovertido simpático, agresivo y sumamente educado. Siempre se destacó en los estudios, llevándose los primeros lugares. Su maestría y doctorado los obtuvo estudiando con becas que ganó en base a su buen rendimiento académico.

Había regresado de estudiar su doctorado en Europa hacía casi un año, y dadas sus sobresalientes dotes intelectuales aprendió rápido el negocio de las Empresas Morgan y por ello estaba ocupando la silla de la vicepresidencia.

La tendencia apuntaba a que en pocos años, la presidencia de la compañía sería ocupada por Edward. Eso alegraba a Matheo y Rosemarie porque reconocían que su hijo era el más capaz para asumirlo. Lo único que les preocupaba era que a sus casi treinta y seis años no presentaba signos para estabilizarse con alguna mujer.

Edward siempre había tratado con mujeres bellas, exuberantes y finas. Algunas de ellas eran siempre las que lo perseguían. Él pensaba que sus sentimientos debían mantenerse bien guardados ya que demostraban debilidad y eso era algo que no se permitía. Por otra parte, tenía algunos paradigmas acerca de los inmigrantes latinos bastante arraigados que le impedían contar con una percepción objetiva de los mismos.

Ese día, Edward quería preguntarle a su padre qué había pasado con Pepe; pero lo que realmente le interesaba era saber quién era esa mujer llamada Florencia.

Así que fue directo al grano:

-Padre, le dijo- ¿qué pasó con Pepe Pérez?

Su padre afirmó lo que anteriormente Florencia le había informado.

-Su muerte fue imprevista: fue un ataque fulminante al corazón. Era su hijo mayor, que junto a él sostenían la casa; finalizó Matheo Morgan.

-¿Y quién es la mujer que lo está reemplazando? preguntó Edward.

-Tú sabes que quien se encarga de los servicios outsourcing de esta empresa es tu madre. De ella sólo sé que es la sobrina de Vicente Martínez, el dueño latino de la empresa de limpieza. Ella llegó al país hace un tiempo atrás y ahora está tramitando su estadía; así que mientras le salen los permisos, está ayudando. Además, agregó su padre:

-Tengo entendido que Vicente le dijo a tu madre que sólo podía confiar en ella para reemplazar a Pepe ya que no cualquiera entraba hasta estas oficinas.

-Lamento lo de Pepe, dijo Edward y agregó:

-Me hubiera gustado ayudarle en estos momentos. ¿Sabes si regresará?

Y si te enamoras de miWhere stories live. Discover now