Parte 9

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Edward salió de la oficina y tomó su vehículo para dirigirse hacia el apartamento de Florencia.

Se sentía conmocionado por todo lo que le habían confesado de ella. Cada segundo que pasaba sentía más la necesidad de estar cerca de ella y protegerla.

Al llegar al edificio, tocó el intercomunicador y a los segundos, la voz de Florencia contestó:

-¿Hola?

Edward se quedó deleitándose con su voz y al buen rato le contestó:

-Soy yo, preciosa.

Florencia le abrió la puerta de la calle y Edward entró al edificio. Tomó el ascensor y llegó a su puerta, tocó el timbre y esperó.

En unos minutos ella abrió la puerta.

Edward se le quedó viendo con la boca abierta: Florencia lucía un vestido blanco de encajes, realmente hermoso. Le sentaba tan bien ese vestido que Edward sintió que sus más profundos deseos afloraban en su ser.

Se le acercó, la tomó de la cintura y la besó con un deseo retenido y apasionado. Luego cerró la puerta y al darse vuelta, contempló el apartamento iluminado solamente con velas con aroma a vainilla.

Florencia lo tomó de la mano, lo llevó al comedor y lo sentó. La atmósfera ahí era igualmente encantadora y al fondo se escuchaba música a Kenny G.

Edward se sentó a la mesa y esperó que ella le sirviera. Al regresar, le colocó un plato con unas pechugas de pollo con prosciutto empanizadas y bañadas en salsa Alfredo. El plato estaba acompañado con zucchinis, zanahorias y alcaparras cocinadas al vapor. De beber, ella le sirvió una copa de vino.

Edward se sorprendió de lo bien arreglado y de lo delicioso que se veía el plato.

Florencia se sentó a su lado y le dijo: ¡Buen provecho!

Él tomó el primer bocado y se lo llevó a la boca y al sentir el sabor quedó extasiado. Sabía riquísimo. Edward tenía mucho tiempo de no disfrutar de tan buena comida, desde que se había ido a vivir lejos de sus padres.

-Florencia: ¿Dónde has aprendido a cocinar tan bien? le preguntó Edward.

Ella se puso a reír y le respondió:

-Tomé clases de cocina en uno de los períodos de vacaciones de la universidad de mi país.

-Pues has de haber pasado con excelente el curso, cocinas de maravilla. Le respondió, Edward.

Florencia sonrió y terminó de cenar. Dejó sus cubiertos sobre el plato y bebió su copa de vino. Estaba nerviosa y no sabía cómo abordar la situación.

Edward notó su estado y para tratar de calmarla, le dijo:

-¿Y qué tenemos de postre? Y levantó su copa de vino.

Florencia tomó aire, dejó su copa en la mesa y lo vio fijamente a los ojos. A los pocos segundos de sostenerle la mirada, le respondió:

-¡A mí!

Edward se quedó inmovilizado. Era la primera vez que ella era tan directa en algo relacionado a sexo. Así que tomó aire y valor y le preguntó:

-¿Estás segura?

Y ella le contestó:

-¡Jamás lo había estado tanto!

Edward se levantó de su silla y se colocó enfrente de ella. Le tomó la barbilla y luego la levantó de su silla. La tomó en sus brazos y se la llevó a su dormitorio.

Y si te enamoras de miWhere stories live. Discover now