Y si te enamoras de mi

Parte sin título 16

Al día siguiente, la puerta se abrió con cuidado y Florencia observó la figura de un chico joven que entraba para dejarle un plato con comida, café y agua. Era el desayuno más completo que iba a probar, en casi dos semanas que iba a cumplir en cautiverio, según sus cuentas.

El chico entró y lo colocó en el suelo. Llevaba una mesita con el plato de comida. Después se paró erguido y le dijo:

-Alex ha salido y me ha encomendado que le dé esta comida y que me quede acá para cerciorarme que usted coma. Cuando termine, me ha indicado que le dé este paquete y la acompañe al baño para que se dé una ducha. Usted saldrá de este cautiverio pero Alex quiere que antes, se haga cargo de algo.

Florencia se quedó meditando las palabras del chico. Lo examinó para evaluarlo si podía golpearlo para salir huyendo pero resistió de la idea al verle unos protuberantes músculos en sus brazos. Además, el chico medía casi los dos metros y mostraba mejor condición física que ella.

Desistió de su idea y se concentró en comer. Tenía hambre y tomó la comida a toda velocidad. El chico no se apartó de ella en ningún momento. Cuando finalizó, le retiró el plato y la mesa. Se paró enfrente de ella y le extendió la bolsa color negro. Al mismo tiempo que se la entregó, le ordenó que la abriera. Florencia la abrió y sacó de su interior una blusa de color blanco, unos vaqueros azul negro y unas zapatillas tenis.

Luego de examinar la ropa, el chico la tomó del brazo y la llevó casi arrastrando al cuarto de baño. Al llegar, se metió con ella en el baño, le corrió la cortina y le ordenó que al cerrarla se desvistiera. Florencia obedeció cada una de sus palabras. Al finalizar de desvestirse, ella escuchó la voz de mujer que entraba al cuarto de baño.

En unos minutos, la mujer corrió la cortina y abrió la ducha para comenzarla a restregar por cada una de sus partes. Florencia mostró cierta incomodidad pero se abstuvo de negarse o de separarse de las manos de la mujer.

Con sólo sentir el agua en su cuerpo pudo experimentar un gran alivio. Sintió cómo la pureza del líquido le arrancaba el dolor y el sufrimiento de todos esos días de cautiverio.

Una vez la mujer le restregó el cuerpo y su cabello, cerró el grifo y le ordenó que se cubriera con una toalla blanca, completamente despercudida. Florencia obedeció palabra por palabra lo que le ordenaba la mujer. El chico que le había llevado de comer y llevado al baño, no se había retirado del lugar en todo ese momento. Permanecía como pegado al piso.

Una vez terminó de vestirse, la mujer que la había bañado le entregó un cepillo y una pasta dental. Y antes que ella comenzara a lavarse los dientes, la mujer la peinó y le desenredo el cabello. Cuando estuvo lista, la sacaron de la casa.

Al salir, Florencia sufrió un shock por la luz solar. Llevaba más de doce días sin estar expuesta a los rayos solares por lo que enfrentarse a ellos de una manera tan brusca le provocó dolor de cabeza.

Cuando se volvió a acostumbrar a la iluminación natural prosiguió el camino con sus captores. Llegaron a un camioneta negra, totalmente polarizada. Le abrieron la puerta y le ordenaron que se sentara. A la par de ella iba Alex, "el buzzo", completamente arreglado.

Florencia jamás había vuelto a sentir por él ningún tipo de sentimiento. Pero al verlo ahí sentado a la par de ella y vestido de una forma tan casual pudo observar a aquél chico que tanto le gustó en sus primeros días. Parecía como que todo lo malo que le había hecho, estaba comenzando a borrarse.

De repente, Alex habló y de golpe. Florencia volvió a la realidad al escuchar que se dirigía hacia ella:

-Me voy del país. Y te dejaré en un lugar seguro para que lleguen por ti. Primero pasaremos por un parque. Ahí estará un niño que se llama Sebastián. Él lleva una mochila con todos los documentos que te dan la plena potestad para que lo críes tú.