Parte sin título 15

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Florencia por su parte, llevaba varios días sin saber nada de Alex. Él sólo entraba para tirarle pan o colocarle una botella de agua en el piso.

Según las cuentas de Florencia, llevaba en ese lugar una semana. Se había cambiado de ropa en dos ocasiones pero no se había podido duchar. Extrañaba el agua así como la sensación de la misma en su cuerpo. Solo disponía de un pequeño inodoro.

Trataba de mantenerse siempre activa haciendo un poco de ejercicios y colocando su mente en reflexión, pero cada vez era más difícil.

Una noche, en su onceavo día en ese lugar, Alex llegó. Entró en la habitación y se sentó en el suelo. Llevaba una bolsa plástica y de ella sacó un sándwich que se lo entregó a ella.

Florencia lo tomó y trató de devorárselo despacio. Sabía e intuía que serían pocos los festines de comida que se iba a dar, así que lo disfrutó.

Alex no probó bocado. Y una vez Florencia terminó de comer, comenzó a hablarle:

-Tuve una niñez llena de comodidades económicas. Todo cuanto deseaba me lo daban mis padres.

Florencia casi se atoró cuando comenzó a escucharlo. Jamás pensó que sus palabras hicieran eco en él.

-Sabía que con un berrinche podía obtener lo que quería-, continuó Alex. Así obtuve mi carro, mi pensión, mis estudios y hasta mi puesto de trabajo, le comentó Alex.

-¿Pero estabas herido, verdad?-, le preguntó Florencia.

-Sí.

-Y todos los que pudimos estar a tu lado para apoyarte no lo hicimos, agregó.

-¿A QUÉ TE REFIERES?-, quiso saber Alex.

-Hace poco asistí a una charla sobre la resiliencia, la cual definieron como la aptitud de una persona que en una situación tan adversa puede encontrar en ella alguna fortaleza para salir adelante, incluso, hasta mejorado. Es decir, los hechos de tu niñez, sean buenos o malos para ti no deben marcarte para dictar lo que serás en el futuro. Puedes cambiar, si lo intentas, si sacas lo mejor de ti y si existen "otros" que te ayuden en el proceso. Tus padres podían ser esos "otros". También estaban los maestros, los compañeros de tu clase, tu médico, tus abuelos, tus hermanos, tus abogados, tu psiquiatra, tus terapeutas, tus abogados, el juez y hasta yo; y nadie de nosotros hicimos nada para cambiar tu destino. Nos dejamos someter bajo tu miedo e intimidación y eso lo único que propició fue que incrementaras tus traumas.

-Alex se le quedó viendo fijamente a los ojos y analizó cada una de sus palabras, sin decir nada.

Florencia estaba embelesada por el efecto que sus palabras estaban causando en Alex. Eso la motivaba a continuar hablando:

-Siempre me ha gustado recitar lo que el doctor Cyrulnik dice: "no hay herida que no sea recuperable. Al final de la vida, uno de cada dos adultos habrá vivido un traumatismo, una violencia que lo habrá empujado al borde de la muerte. Pero aunque haya sido abandonado, martirizado, inválido o víctima del genocidio, el ser humano es capaz de tejer, desde los primeros días de su vida, su resiliencia, que lo ayudará a superar los shocks inhumanos. La resiliencia es el hecho de arrancar placer, a pesar de todo, de volverse incluso hermoso".

Alex se quedó callado y se levantó bruscamente de su silla. Se dio la vuelta y tomó la chapa de la puerta.

Florencia sumamente débil por la escasa comida que tenía en su estómago, se levantó como pudo del piso y tomó aire para concluir:

-No podías hacerlo solo debimos de haber actuado todos los que en algún momento estuvimos en tu vida. También la sociedad te debe algo, así como lo decía el doctor Cyrulnik: : "Cuando un niño sea expulsado de su hogar como consecuencia de un trastorno familiar, cuando se le coloque en una institución totalitaria, cuando la violencia del estado se extienda por todo el planeta, cuando los encargados de asistirle lo maltraten, cuando cada sufrimiento proceda de otro sufrimiento, como una catarata, será conveniente actuar sobre todas y cada una de las fases de la catástrofe: habrá un momento político para luchar contra esos crímenes, un momento filosófico para criticar las teorías que preparan esos crímenes, un momento técnico para reparar las heridas y un momento resiliente para retomar el curso de la existencia"

Alex abrió la puerta finalmente y salió. Después la cerró con todas sus fuerzas. Florencia no pudo más y corrió hacia la puerta pero no pudo llegar antes que se cerrara. Decepcionada se tiró al piso y comenzó a llorar, a gemir y gritar. No podía más. Por fuerte que podía haber sido, su límite estaba próximo y no sabía cómo iba a terminar.

Se levantó con su orgullo caído y las ganas de dejarse morir. Pero luego de unos minutos en silencio y al entrar nuevamente en estado contemplativo, Florencia se juró que la próxima vez que lo volviera a ver, ella iba a actuar. No sabía cómo pero sí lo haría.

Y si te enamoras de miWhere stories live. Discover now