First Day

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-¡Buenos días muchacho!

Desperté en una cama que estaba muy lejos de ser mía. Mi primer instinto fue intentar recordar.

-¿Te sientes bien? -Enfoqué finalmente al hombre frente a mí: no lo reconocía de nada. Su cabello era azul oscuro y estaba muy largo; parecía un vagabundo de colores. Mis manos fueron a parar a mi cabeza por la pequeña irritación que tenía.- Has dormido cuatro días, por poco te tomaba por muerto.

-¿Q-quién eres? -entrecerré los ojos, pensando en que mi voz había salido demasiado áspera.- ¿Dónde estoy?

-Soy Marcus, y soy tu compañero de habitación los primeros días. Ya sabes, para enseñarte cómo funcionan las cosas y eso.- su sonrisa me destranquilizaba más de lo normal. Estaba a punto de darme un ataque.

-¿D-dónde estoy? -Repetí mi pregunta. Sentía que estaba soñando, un muy mal y pesado sueño. Demasiado realista para mi salud. Una pesadilla.

-Estamos en Minnesota.- soltó con una naturalidad que casi hace que explote. Mis ojos se abrieron a tope mientras que mi cuerpo temblaba como gelatina.

Yo nunca había salido de mi estado.

-P-pero... ¿q-

-Déjame explicarte.- volvió a sonreír y está vez se sentó frente a mi, en esa cama tan desarreglada que estaba usando.- Estas muerto para todo el mundo. Nos perteneces, ¿comprendes? Estas muerto para tus conocidos y tus conocidos estan muertos para ti. Ya no existes en la faz de la tierra... Uh, hablando de eso, necesitarás un nuevo nombre, ¿Qué te parece Jacku? Debe ser algo gracioso, ¿Jake?

Mis ojos se nublaron. El pánico se apoderó de mi cuerpo en su totalidad.

-O-o sea ¿est-toy secuestrado? -Mi voz se quebró a media frase.- No puede ser...-susurré y lleve mis temblorosas manos a mi rostro.

-No bebé, no estás secuestrado.- rió un poco.- No estás secuestrado porque no planeamos devolverte nunca. Resignate hijo, es eso o suicidarte. Si eliges lo segundo te recomiendo que te vayas lejos, no queremos responsabilidades innecesarias.

En ese instante, no necesité suicidio. Estaba muriendo...

-Escucha bien, te dejaré descansar hoy para que aclares tu mente, y llores lo que quieras, pero mañana comenzamos, ¿vale?- suspiró.- Mira que contigo soy bondadoso, a Finn no le di ni 10 minutos.- habló y negó para sí mismo.

Se fue, por la manta que era tomada por puerta. Recorrí el lugar con la mirada y era una carpa grande de tonos oscuros y asquerosos. Habían dos camas, yo estaba en la de la izquierda. La de la derecha justo a un lado había un cajón, y ese cajón tenía una leyenda escrita al costado.

"Bad Circus: Enjoy it".

Un click hizo mi cerebro, recordando como había llegado aquí; las luces se fueron, y todos estaban esperando a que se encendiecen para irnos.

Seguramente todos se fueron.

Todos menos yo.

Maldito sea.

Dios, no puede ser. Esto no puede estar pasando. Es una pesadilla, y ya debo despertar. Mi mamá va a entrar en cualquier momento y me dirá que hará el desayuno, sí. Dios, sí, por favor.

Me derrumbé al sentir la realidad de las cosas. Me tiré en la cama y las primeras lágrimas que ya tenía retenidas cayeron. Envolví mis piernas a mi pecho y dejé salir un gemido de dolor. De tan solo pensar en mi mamá, o en mi papá, me dolía. De tan solo pensar que nunca en mi vida los volvería a ver, me dolía.

No puede estar pasando.

Tras algunas horas de lamentarme y sufrir infiernos, me quedé dormido.

C I R C U S | FackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora