Twentieth Day

2.8K 474 459
                                    

Finn había desaparecido.

Sí, así de crudo como suena. Se fue, él se fue, se largó. Y se llevó mi alma entera con él.

Y, de verdad que me rompí aún más en millones de pedacitos (aún cuando lo creía imposible) cuándo me enteré de que Francis se había ido con él. Me dejaron... Completamente sólo. Me dejaron desahuciado y destruido.

No roto, para nada.

Completamente hecho mierda.

No pude dormir, absolutamente nada, y no armé un escándalo porque sabía que seguía en shock. No me lo pude creer en el momento en el que Marcus llegó gritando "¡No están, se fueron!", pero ahora, conforme más tiempo pasa, más azotes me da la realidad.

Había pasado; Finn me había dejado solo. Me había abandonado. Ni siquiera las lágrimas podían salir correctamente, sólo podía sentir una presión infernal en mi garganta, dándome ganas de gritar. Sin embargo el sonido no salía.

El aire se me iba de momentos, y mi cuerpo temblaba horriblemente. Estaba en un estado... Asqueroso. Fúnebre.

Me sentía a desfallecer. En estos instantes prefería morir, sin lugar a dudas. Y no porque Finn se haya ido, para nada, hasta me hubiese sentido feliz por ello; sino porque... Me dejó. Me abandonó. Y podría poner la excusa de que debía escapar rápido pero... se fue con Francis. Y eso me dolía a extremos, porque prefirió a Francis (alguien que si le servía) que a mí (un estorbo).

No lo culpaba.

Pero dolía.

-Jack... -entró Marcus, sin siquiera avisarme que iba a hacerlo.- Ya son las 12 del día, Baltazar quiere hablar contigo... Ya levantate.

Me exigió.

-No puedo.- Susurré.

-Lo vas a hacer, si no lo haces en 20 minutos alguien va a llevarte hasta allá y... Eso no te va a gustar.- amenazó, y se fue.

Con la energía por el subsuelo, me levanté. No me puse zapatos, no me puse abrigo, no me puse nada más que lo que llevaba desde el día anterior. Desde que Finn escapó: sin mí.

Esto me estaba matando.

Caminé por los senderos de rocas que lastimaban las plantas de mis pies, y me congelaban. No me importó en lo absoluto morir de pulmonía, al contrario, me harían un favor. Tras muchos pasos de mi martirio personal, llegué a la carpa del jefe.

Sólo pasé como si nada.

-Qué malos modales Jack.- rió estruendosamente.- Anda, siéntate, tengo que hablar contigo.

Me senté en automático en una silla frente a su escritorio y lo miré frío.

-No sé nada de... Finn si eso quiere saber, lo siento.- Mi garganta casi colisiona al pronunciar su nombre.

Maldito seas Finn... Finn cómo sea. No conocía su apellido, o no lo recordaba... ¡Da lo mismo, deja de pensar en él!

-O sea que no escuchaste que escaparía con Francis, ¿cierto? Aunque duermes en la misma carpa que él...- me sonrió cínico.- Maricones. Seguro por eso no lo sabes.

Traté de no insultarlo.

-Oh, ya lo recordé. Me dijo que iría a Francia, ya sabe, para conocer la Torre Ifel y ver como quedó hecho mierda.- No sabía nada de historia o geografía, pero por eso no me detuve.- No sé por quien me toma, pero no soy un mentiroso... -me le acerqué un poco.- NO, SÉ, DÓNDE, CARAJOS, ESTÁ, FINN.

Me recargué en mi asiento, a esperar su respuesta.

Relamió sus labios, se recargó también en su lujoso trono, y se aclaró la garganta.

-Llevense a este maricón al cuarto oscuro, y no lo suelten hasta que diga la verdad.- exclamó, y a los segundos unos hombres me tomaron de las extremidades y me sacaron de ahí, pero no me sacaron hacia mi carpa, se fueron directo a la carpa pequeña junto a la de Baltazar.

Una 'habitación' oscura, con una plataforma tomada por 'cama' de metal, y algunos instrumentos extraños al rededor. Me tiraron a la cama y me amarraron con los cinturones de cuero desgastado.

De la nada, se me vinieron a la mente las cicatrices del pecho de Finn... Cuando nos bañamos en Minnesota, él tenía rayas rozadas y sobresalientes en todo el pecho...

"...su palidez lo hacía ver como un lienzo blanco... Un lienzo blanco con cicatrices pintadas en todo su torso. Preferí no preguntar, por respeto."

¿Será que...?

-Mira al niño bonito, seguro no se espera lo que viene.- habló un tipo con un saco negro en la cabeza. Era imposible reconocerlo, pero su voz sonaba a la de un retrasado.

Alguien que estaba detrás de mi me cubrió los ojos. Me desesperé e intenté safarme, pero sólo me hacía daño a mi mismo.

-¿Creías que los deformes del circo eran así de nacimiento?.-...esa voz... Definitivamente la reconocía. Sin lugar a dudas, era el hijo de puta que abusaba de... De mi rulitos...

Rulitos.

Mis ojos se rompieron al igual que mi corazón, nuevamente. Las lágrimas iban siendo retenidas por el trapo negro que cubría mis ojos, sin embargo, los sollozos no los podía callar. Me sentía mal, muy jodidamente mal.

No me importaba que estos gorilas me hicieran daño. O eso creí cinco minutos antes de que sacaran los objetos... Filosos.

-Bueno, pues, ¿recuerdas a Bren, la chica de un brazo?...- escuché a mi derecha como tomaban algo de metal y lo abrían y cerraban, haciendo sonidos al chocar.- Bueno, pues ella no nació así.

-Y tu no tendrás estás marcas de nacimiento.- Habló el hombre de voz atrasada.

Mi piel gritó al sentir un calor incomprensible en mi brazo. Mi cuerpo no lo detectaba, no lo sentía, pero mi cabeza decía que ardía como fuego del infierno.

¿Por qué aquí todo se tiene que relacionar con el infierno?

Yo también grité, y sentí como mi garganta se desgarraba en cuanto sentí el mismo ardor en distintas partes de mi cuerpo.

Mis lágrimas ya no eran sólo por Finn.

Mi cuerpo estaba dejando la cordura atrás, me hacía retorcerme hacia donde pudiera. Como un gusano. El dolor me estaba comenzando a llevar a la inconsciencia.

-¡NO, POR FAVOR! -grité en lágrimas con la esperanza de que se detuvieran cuando dejé de sentir el metal casi derretido.

Vaya niño esperanzado que eres Jack, eso te va a matar algún día.

Tal vez ese día es hoy.

Otro ataque de fuego seguido de risas hizo que golpeara mi cabeza contra el metal abajo de mi. Con fuerza.

Después de todo, mi objetivo era quedar inconsciente, o morir. Prefería cualquier cosa a seguir padeciendo esta agonía incesante.

Agonía pura.

Mis cuerdas vocales dejaron de responder después de un rato de desgarrarlas, con la jodida esperanza de que alguien me ayudase.

No sé porqué creí que Finn llegaría a salvarme.

Finn está a millones de kilómetros seguramente, disfrutando de su libertad. Siendo feliz. Con Francis.

Seguramente riéndose de mi.

Después de lo que denominé una hora entera de cosas que... No puedo explicarme... Al fin, caí en la grata nube de la inconsciencia.

Mi cerebro se desconectó de mi cuerpo para evitar tanta desesperación.

Me dejé morir.

|NO ESTÁ MUERTO jsjajjsjs.

Yo sí cumplo jsjs debería ser presidente|

C I R C U S | FackWhere stories live. Discover now