Third Day

4.2K 612 1K
                                    

Un nuevo día se hizo presente, y nuevamente me cuestioné: "¿Por qué carajos tenía que despertar?"

Resignado, me estiré y me levanté para observar como Marcus se vestía.

-Chico, ya es de día, que bueno que despiertas.- Acomodó su ropa.- Hoy tenemos muchas cosas por hacer, ya te tengo compañero de habitación y muchas tareas extras.

-Uh... Ma-Marcus.- le hablé, y él detuvo sus movimientos.- Hablando de eso... Quería saber si podía ser parte del show... No me gusta tanto hacer esas labores...

-¿Crees que a mi me importa lo que te gusta? -se acercó a mi retante, lo que me provocó miedo.- No me importa, pero de todas formas no precisamos a alguien que ayude en las tareas, necesitamos un acto nuevo. Y tu cara es linda, así que no es una mala opción.

Sonreí un poco para mi mismo, y él me miró mal.

-Pero te recuerdo que debes saber hacer algo, sino no tiene sentido tenerte de idiota en el escenario.

-Sí, yo, yo... Yo soy gracioso, hago reír a las personas. Sé hacer imitaciones y, si lo intento, tal vez incluso puedo cant-

-Cantar no sirve, pero no tenemos comediante para el medio tiempo así que nos sirves. Estas de suerte.- Una vez que estuvo a punto de salir, me miró.- Quédate aquí, iré a hablarlo con Baltazar, depende lo que él diga será tu trabajo. Cuando regrese te llevo a tu nueva carpa y con tu nuevo compañero.

Salió.

¿Compañero? ¿tendré un compañero? Tendré que rezar otra vez por que no me toque el tipo de las espadas o 'el hombre más fuerte del mundo'.

Pasaron unos minutos y del aburrimiento comencé a revisar lo que sería mi ropa nueva. Encontré desde trapos viejos totalmente rotos hasta abrigos perfectos para un invierno helado. Se me ocurrió picar un poco en las cosas de Marcus, sin embargo esa idea me pasó dos horas tarde después.

El reloj me alertaba.

Marcus entró justo cuando iba por sus cosas. Yo pegué un brinco.

-¡Niño! ¿qué crees?

-¿Qu-Qué? -caminé hacia atrás, ignorando lo sospechoso que me veía.

-Tu nuevo compañero es un chico de la cabaña 28, quizás te suene de algo... Uh, el chico de la cuerda floja, ¿lo ubicas?- No me dejó responder.- Bueno, no importa. Te ayudaré a llevar tus cosas hasta allá y... Te largas de aquí, ¿vale?

Asentí un poco aturdido, pensando en lo curioso que era eso. La posibilidad de que me tocase Finn era de una en un millón... Supongo que él intervino.

-¿Sabes si... Me he quedado con algún puesto como personaje? -pregunté tímido cuando Marcus no me miraba.

-¡Cierto! Sí, has quedado como payaso de medio tiempo... Supongo qué tienes suerte.

-¿P-payaso?

-Imitador, bromista, comediante, idiota que hace el ridículo, lo que sea... Es lo mismo.- se fue algo enojado.

Tras unos segundos me sorprendió verlo volver, sólo para recoger mis cosas, echarlas en una bolsa y aventarlas fuera de la carpa. Agradecí de que solo fuera ropa y no algo importante.

Tomé mis cosas y comencé a caminar a la carpa 28. No iba a mentir, estaba emocionado. En mi situación prefería pensar en las cosas buenas (cómo que había conseguido un amigo y consuelo) a pensar en que toda mi vida se había ido directo a la mierda (como que... Todo).

Llegué y entré, sin si quiera preocuparme en tocar la madera.

-Uh... Yo, lo-lo siento.-Finn se espantó y se separó demasiado rápido de la persona que estaba besandolo.

¿Por qué dije 'besandolo' y no 'besandose'?

Lo tenía acorralado. Claramente Finn estaba disgustado en besar a un hombre más grande y... Repulsivo, a mis ojos.

Yo retrocedí para salir de ahí y me pegué a la parte exterior de la carpa, a esperar que ocurriese algo. Al final salió el tipo horrible, no sin antes mirarme mal, y Finn me llamó muy bajo. Esta vez ya entré menos tenso.

-J-Jack... Lo que viste...- se sentó en su cama y se pasó las manos por el cabello, mirando directo al suelo.

-Lo entiendo... Llegué en mal momento y no avisé y... Dios, lo siento, qué vergüenza.- Yo, me caía de vergüenza a pesar de que sabía lo que estaba pasando. Sentí un vacío asqueroso en mi interior, como si una aspiradora aspirara mis adentros.

Un sentimientos horrible, que se incrementó en cuanto escuché un sollozó de Finn.

-Dios, ¿estás bien?- dejé mis cosas y me acerqué. Intenté mirarlo a los ojos pero él no cedía.-Finn...- le llamé- Finn...- le volví a llamar.

-Perdón Jack... Yo, yo no quería que me vieses así.-se limpió el rostro sin mostrarlo.- Soy escoria, Joder... Pero si no lo hago me va peor. Así me tengo que ganar la vida, no espero que lo entiendas pero-

Su respiración estaba agitada y estaba temblando. Sentí tanto dolor por él que lo abracé, cortando sus palabras.

-Ya, no te pedí explicaciones...- me atreví valerosamente a acariciar su cabello desarreglado. Él reaccionó apegandose más a mi.- No entiendo qué pasó, pero entiendo que te duele, y si te duele entonces no tienes por qué obligarte a decirme.

Se lo debía.

Él asintió lentamente y se aferró a mi cuello. Por primera vez yo era más alto que él, ya que Finn continuaba sentado en la cama.

-Sólo... Quiero que sepas que, e-eso no fue mi elección, yo no quiero, no me gusta.- Dijo, muy bajito y con la voz quebrada.- Lo siento...

-No tienes por qué disculparte.- me separé un poco y le miré a los ojos. Casi me arrepiento; verle tan vulnerable me partía a la mitad. Sus ojos estaban tan cristalinos que parecían brillantes radiando luz opaca.- Yo-yo, lo siento...

-¿Por qué? -cuestionó Finn.

-Porque no pude hacer nada.

Él me apretó un poco más a él, sin lastimarme. Lentamente nos fue dejando caer en la cama y terminamos yo encima de él, sin romper el abrazo.

Nuestros cuerpos parecían encajar más que perfectamente. Me sentía bien, a salvo. Necesitaba un abrazo de estos, de los que solo mamá sabe dar, de los que solo tienen calidez en los brazos de ella.

Ella ya no está. Me alegra haber encontrado a alguien con esa misma calidez.

Escondí mi rostro en el hueco de su cuello, y él hizo lo mismo conmigo.

-No tienes idea de cuántos años llevo añorando un abrazo así, Jack.- susurró en mi oído.- Años.

Mis brazos lo envolvieron, llenos de cariño y necesidad quizás mutua.

-No pienso soltarte.

-Yo no quiero pensar que lo harás.

Y no se volvió a hablar, en toda la noche. De vez en cuando el soltaba pequeños sollozos, temblaba, o me apretaba más contra sí mismo. Yo no tenía problema alguno en eso, él realmente se veía afectado. No quería ni pensar lo que le han hecho durante todo este tiempo, no creía poder imaginarlo.

¿Cómo podían hacer sufrir tanto a un ángel como Finn? ¿no se dan cuenta que están condenados? El infierno les aguarda a todos aquellos que han abusado de Finn, de una persona tan pura.

...

Oh, espera.

Este es el infierno.

Entonces ¿qué hace un ángel aquí?

C I R C U S | FackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora