Hola Bonita

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Simón decidió que 8 días eran suficiente espacio para Ambar. Toda está semana él mexicano había estado al borde de la locura.

Pedro y Nico habían tratado de calmarlo y distraerlo con los ensayos la banda pero Simón siempre terminaba pensando en la rubia, en lo hermosa que estaba y lo feliz que lucía en los brazos de aquel rubio.

Él sentía como la sangre le hervía cada vez que recordaba esa escena, su estómago se revolvía al pensar que la rubia había encontrado a alguien más cuando solo unos meses atrás no había nadie más que él. Es tú culpa le decía su conciencia y la verdad no podía negarlo, él fue quien alejó a la rubia al no confiar en ella.

-Viniste, pensé que hoy estarías ocupado con los ensayos de la banda-dijo Camila distrayéndolo de sus pensamientos, él mexicano miró a la peli castaña y notó que ya había empezado a practicar al verla sudada.

Él boxeo fue como una bendición durante esos últimos meses, durante el primer mes de la desaparición de Ambar el humor de Simón empeoró drásticamente y comenzó a pelear con todas las personas que aparecían en su camino.

Una tarde mientras caminaba tratando de despejar su mente después de una discusión con Pedro encontró el box, por algún motivo que incluso hoy no puede explicar terminó entrando y observando una de las clases de Camila.

La peli castaña notó su interés y al final de la clase se acercó a él y le preguntó si estaba interesado, Simón declinó inmediatamente pensando que eso no era lo suyo, después de todo él nunca se consideró alguien violento pero durante esa semana terminó todas las tardes en el box observando las clases.

Después de un poco de persuasión de la chica de ojos marrones Simón terminó accediendo. Desde que comenzó a practicar boxeo su humor mejoró tanto como la desaparición de Ambar lo permitió.

-No, el ensayo se canceló porqué Pedro tenía una salida con Delfi-contestó Simón mientras se acomodaba las vendas en la manos.

Camila notó que había algo distinto en Simón, lucía más preocupado de lo normal. La peli castaña se sentó a su lado y lo observó por unos segundos antes de hablar.

-¿Qué te pasa?-preguntó mientras se secaba un poco de sudor con su toalla. Simón miró a Camila unos segundos antes de comenzar acomodarse los guantes.

-Nada que no vaya a solucionar-contestó decidido mientras se dirigía al saco de boxeo de la esquina para comenzar a calentar.

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Ciertamente la aparición de los chicos había traído consigo cosas buenas como su conversación con Matteo y la reconciliación con su abuelo, todavía no se acostumbraba a llamarlo así nuevamente, durante esta semana él había insistido en que fuera a la mansión a visitarlo pero Ambar todavía no estaba lista, esa casa tenía demasiados malos recuerdos.

De igual manera, Matteo se había estado comunicando con ella, enviándole mensajes solo por el placer de molestarla se sentía casi como aquellos tiempos en los que habían comenzado a salir por primera vez sin el tono romántico.

La rubia se sentía aliviada, las cosas no estaban saliendo tan mal como ella pensaba. Diego y Agustina estaban planeando un viaje para Bariloche dentro de un mes y medio, y justo ahora sonaba como una muy buena idea. Agustina ayer pasó una hora hablándole de los beneficios de clima frío para la piel. La rubia sonrío al recordar la conversación.

-Hola bonita-dijo una voz qué produjo escalofríos por todo su cuerpo. Ambar detuvo sus pasos para encontrarse cara a cara con Simón.

El día que todos aparecieron en el café no fue capaz de realmente detallarlo, ahora que lo tenía frente a ella podía ver detalles que se le habían escapado.

Él mexicano lucía más alto y musculoso, no era mucha la diferencia Simón siempre había sido musculoso pero su cuerpo lucía ahora como el de un nadador, más definido. Sus ojos lucían nublados y sus manos estaban ocultas en los bolsillos de su pantalón.

-Simón-soltó suavemente Ambar sin creérselo del todo.

-Fuiste muy difícil de encontrar-dijo mientras se acercaba a ella. Ambar cruzó los brazos buscando protegerse.

-Pensé que eso era lo que querías-contestó mientras alzaba su rostro. Decidió que no mostraría debilidad alguna ante Simón.

-No, yo no quería que huyeras-contestó mirando fijamente sus ojos.

-¿Huir? Yo no huí de nada Simón...-comenzó Ambar para ser interrumpida por Simón.

-Claro qué huiste Ambar, de un día a otro desapareciste sin decirle nada a nadie-Dijo exaltado Simón mientras se acercaba un poco más a la rubia.

-¿Y a ti que té importa? Tu me dejaste muy claro en nuestra última conversación que no éramos nada. No te debería importar en lo absoluto-le contestó igualmente alterada Ambar mientras lo empujaba con su dedo índice.

-Pues si me importa, me importa mucho-Le contestó tomándola por la muñeca. Ambar lo miró extrañada al oír esa respuesta.

-¿Porque?-Le preguntó suavemente mirándolo a los ojos y sin darse cuenta estos se desviaron a sus labios.

-Tú sabes bien porqué -Le contestó mirando sus labios también.

Ninguno de los dos supo quién se acercó primero pero de un momento a otro sus labios se rozaron y comenzaron a besarse.

Fue un beso muy distinto a su primer beso, aquel beso fue suave y dulce, se estaban conociendo. En este beso se podía sentir la desesperación de ambos, no hubo nada delicado, los brazos de Simón la rodearon y los brazos de Ambar buscaron el cuello del mexicano.

Por un momento Ambar sintió como si volviera a casa, el beso del mexicano le hizo perder toda la razón, lo único en lo que podía pensar era en los labios de Simón sobre los de ella. Las manos del moreno comenzaron a acariciar su espalda provocando escalofríos que recorrían todo su cuerpo.

Simón se sintió completo por primera vez en meses al sentir los labios de Ambar contra los suyos nuevamente, todos sus sentidos eran nublados por la rubia. De repente Ambar recuperó la conciencia y se dio cuenta de lo que estaba haciendo.

-No, no puedo Simón-dijo mientras se separaba del mexicano.

-No puedo hacer esto otra vez-comenzó mientras se separaba de el -no estuviste ahí cuando te necesite, no puedo confiar en ti otra vez-dijo rápidamente después de soltarse de los brazos de Simón para después salir corriendo.

Simón se sintió como su mundo se balanceaba al escuchar las palabras de Ambar pero sabía que ella tenía razón, él la había herido pero no se rendiría, recuperaría la confianza de Ambar.

No podía rendirse después de haber probado nuevamente los labios de la rubia, no después de comprobar que la rubia todavía sentía algo por él.

Catch me (If you can) (Terminada)Where stories live. Discover now