[2] Novato.

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No tardaron ni cinco minutos en llegar al lugar, bueno quizás se hayan saltado algunas normas de tránsito y roto la velocidad permitida pero eso daba igual, habían llegado y ahora solo quedaba esperar el portal.

—Vete a casa —le dijo al conductor y éste lo miró con duda.

—¿Estás seguro de eso líder? —interrogó.

—Sí, yo estaré bien y si alguien pregunta donde estoy diles que tuve que atender unos asuntos de emergencia con el brujo Magnus Bane, mientras estoy ausente Lily está a cargo del clan —dictaminó.

El vampiro que era sólo unos diez años más joven que él asintió con la cabeza a lo dicho por su líder y se fue, dejándolo solo allí, en la estación de servicio con nombre extraño.

La rubrica de las letras probablemente pertenecía a las seelies, cosa que no le causaba gracia alguna, ya antes había tenido un encontrón con ellas y había salido vivo por un pelo de suerte.

—¿Me pides venir lo más rápido posible y no hay ningún portal, enserio Magnus? —habló con fastidio y cogió su móvil para notificarle que ya estaba ahí.

Marcó el número en la pantalla y espero por lo que parecieron horas, Magnus no le contestaba y se empezó a preocupar de que algo malo le hubiese sucedido. Los recién convertidos son un peligro andante, destruyen todo a su paso y no miden su fuerza, el idiota con ojos de gato podría ser todo lo poderoso que quisiera pero frente a la fuerza de un bebé vampiro no era nada.

—¡Maldición! —volvió a marcar esperando tener suerte esta vez.

—¡Raphael! —Bane respiraba trabajosamente —Dime que ya estás ahí.

—Por supuesto que sí estúpido, te llamé pero no me contestaste —esa era su manera de preguntarle "¿Estás bien?".

—Lo siento, es que estuve ocupado, tuve que volver a encerrarlo en la habitación de huéspedes y poner un hechizo de protección para que no salga y rompa todo.

Sus hombros dejaron de estar tensos, alivio corrió por su cuerpo a penas escuchó aquellas palabras.

—Bien, entonces haz el portal, no tengo todo el tiempo del mundo.

—De hecho si lo tienes —si Magnus hubiese estado allí seguramente le hubiese roto la nariz de un puñetazo. Gruñó.

—Okay ¡Wow! Qué irritado estás.

—¿Y cómo quieres que esté? Tengo que hacerme cargo de un novato que no podía permanecer alejado y seguro —gruño molesto.

—Sabes mejor que yo que Camille ve a un humano caminando por la calle y sin importar nada lo encanta y se lo lleva y lo deja sin una gota de sangre en su sistema por pura diversión, y no me gruñas —lo regañó igual que hacia cuando recién se había convertido en vampiro y quería hacer las cosas a su manera.

—Solo haz el portal, quiero terminar pronto con esto.

Magnus suspiró.

—Bien, no te muevas.

Colgó.

Esperó unos segundos y un portal brillante azul apareció frente a él, pensó en el departamento del brujo y trato de recordar lo que más podía, visualizó el lugar y se adentró sintiendo como la magia le hacia cosquillas en la piel.

Apareció un segundo después de pie en la sala del brujo, él salía de la cocina con un vaso de lo que supuso sería alcohol y Presidente Miau caminando detrás de él moviendo graciosamente la cola peluda.

—De verdad no sabes lo aliviado que estoy de verte aquí —se aproximó a donde estaba y le puso una mano en el hombro.

Raphael echó un rápido vistazo a su alrededor, todo parecía estar en orden salvo por los vidrios rotos esparcidos por el suelo alfombrado.

—¿Dónde está él?

—En la habitación de huéspedes del fondo.

"¿Mi habitación?" deseó preguntar pero luego recordó que aquella ya no era más su habitación y una sonrisa triste surcó su rostro.

—Tuve que dejarle allí, fue difícil pero lo conseguí y coloqué salvaguardas alrededor para que no pueda salir ni nadie pueda entrar a menos que yo así lo decida.

—¿Dónde lo encontraste? —preguntó con genuina curiosidad.

—Había salido a dar un paseo, ya sabes, lo usual y de repente de un oscuro callejón apareció él, sucio con tierra por todas partes, la ropa destrozada y sangre en sus manos. Como no podía dejarlo ahí a merced de cualquier otro subterráneo o que un cazador de sombras lo encontrara lo traje a casa, al principio no parecía agresivo, intenté hablar con él pero todo terminó en desastre de un momento a otro, se descontroló y como no sé muy bien que hay que hacer en estos casos te llamé.

Asintió comprendiendo la situación.

—¿Me dices que se volvió "salvaje" sin motivo aparente?

—Ajá, cosa que por cierto me pareció bastante extraña, me gruñía y estuvo a punto de morderme en varias oportunidades, en otra ocasión quizá lo hubiese dejado, ya sabes, pero no era el momento ni tampoco el lugar adecuado.

—¿Intentó morderte? —interrogó exaltado Raphael.

—Si —Magnus ladeó la cabeza, ligeramente confundido por la reacción de Santiago—Fue algo bastante sorprendente he de añadir.

Raphael hizo una mueca de asco.

—No quiero saber porqué fue sorprendente.

—Bueno, en verdad no debería de dejarme tan sorprendido ese hecho pero ¿No crees que es un poco raro? Estuve en dos o tres nacimientos de novatos y te puedo jurar que ninguno de ellos intentó morderme.

El líder del clan negó repetidamente con la cabeza.

—Quizás simplemente tuviste suerte, eso es todo.

Bane ahogó un ruidito de indignación.

—¿Estás seguro de eso Raphael? ¿Sólo algo de suerte? No sé tú pero a mi en lo personal se me hace extraño, joder, estaba cubierto de sangre, probablemente había bebido de alguien o le habían dado bolsas con sangre no sé, tendría el estomago vacío ¿Cuál sería el motivo para atacarme?

—No lo sé Magnus, quizás le pareciste atractivo, yo que sé —dijo colocando los ojos en blanco, fastidiado.

—Está bien, no diré nada más sobre el asunto, ahora hay que concentrarse en él.

Y ambos dirigieron su mirada hacia la puerta de la habitación de huéspedes.

Believer «Saphael»Where stories live. Discover now