[4] Salvaje.

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Magnus no dejaba de caminar, se paseaba de un lado a otro en la sala tratando de idear un plan para proteger al vampiro bebé que había recogido como si éste fuese un cachorrito perdido y mojado por la lluvia.

—Quédate quieto, joder Magnus, si continuas así vas a hacer un agujero en el suelo —dijo Raphael sentado en el diván, con medio cuerpo inclinado hacia adelante.

—Lo siento —dejó de andar y suspiró —Pero es que nada se me ocurre y cuando estoy nervioso tiendo a moverme mucho.

—Eso lo sé perfectamente —una sonrisa burlona surcó el rostro pálido del vampiro—Recuerdo que la primera vez que llegué aquí hiciste lo mismo, luego te detuviste y después de un rato seguiste, creo que por... ¿Media hora?

—¡Ugh! ¡Callate! No puedo creer que aún recuerdes eso —Bane parecía estar abochornado por la situación, el contrario se limitó a soltar una risita sin disimilularlo en absoluto.

Sin embargo, a pesar de parecer "relajado" la realidad era muy distinta puesto que Raphael estaba sumamente preocupado por todo el asunto, su mente era un caos terrible como si de repente un terremoto y un ciclón tropical lo hubiesen golpeado al mismo tiempo.

Por un lado estaba el hecho de que alguien (sospechaba que Camille) estaba atacando a personas por pura diversión y luego si es que tenían un poquito de mala suerte se terminaban volviendo vampiros o bien dejaban sus tristes cadáveres tirados en algún maloliente callejón de Nueva York, siendo comida para ratas, y eso ponía en jaque su cuello, la seguridad de su clan y su credibilidad, los acuerdos se volvían un montón de papeles viejos si los cazadores de sombras creían que él podría estar involucrado en todo esto y la única forma de escapar era encontrando al culpable y entregándolo a la clave ¿Pero dónde comenzar a buscar? Y luego estaba todo ese lío con el polluelo que Magnus había rescatado.

"Magnus, Magnus, un día de estos tanta amabilidad va a terminar con tu vida".

—¡Hey rayito de sol ¿Me estás escuchando? —el brujo estaba moviendo su mano frente a su rostro tratando de sacarlo de sus pensamientos.—Llevo como tres siglos esperando que reaccionaras.

El aludido hizo una mueca.

—Por favor no seas un exagerado.

—Llevo vivo casi medio milenio, puedo ser todo lo exagerado y dramático que quiera.

Raphael colocó los ojos en blanco.

—¿Y bien? —preguntó cruzando los brazos.

—Amm... ¿Y bien qué? —estuvo a escasos segundos de golpearse la frente con la palma de la mano pero decidió que no valía la pena hacerlo.

—¿Qué me estabas diciendo mientras yo estaba pensando en lo fastidioso que es todo este rollo? —alzó una ceja deliberadamente.

—Ah eso, pues estuve pensando y se me ocurrió una idea fantástica —lo miró con desconfianza, conocía bastante bien las "fantásticas ideas" de Magnus Bane para saber que casi siempre terminan mal, de una forma u otra.

Asintió con la cabeza.

—Supongo que te refieres con esa "alucinante" —hizo comillas con los dedos—Idea que yo deba tantear primero el terreno ¿Me equivoco?

Bane abrió la boca y seguidamente la cerro sin saber que responder, estaba francamente sosprendido por la gran capacidad de análisis que tenía el líder del clan o mejor dicho lo bien que lo conocía como para predicir su actuar frente a un problema.

Believer «Saphael»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora