Capítulo 11

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Capítulo 11

  Antonella despertó bruscamente al amanecer. En su nueva habitación, siendo ahora quien era. Despertó en medio de una incertidumbre y un miedo que aún seguía en los poros de su piel. Se había despertado después de tener una terrible pesadilla. Había soñado con el duque Monaghan. Lo había sentido tan cerca de ella, que hubiese jurado que no era un sueño, sino una realidad.

                       

   Su rostro se encontraba completamente empapado de sudor. Mientras su respiración se escuchaba algo aguda y las lágrimas le acompañaban en ese instante.

¿Sería el preludio de algo que se avecinaba? 

_ ¿Nella no ha bajado aún?_ le había preguntado Nicholas  a Virginia.

_ No, Nicholas… ¿Quieres que suba y vaya por ella?

_ No… Iré yo. 

   Después de un instante prudencia, Antonella se vistió con la mente en blanco. Aquel sueño había inquietado cada parte de su ser. Haciéndole sentir en medio de un mundo que no le pertenecía.

<<  Te ruego, oh Dios, que me mantengas a salvo, fuera de todo peligro. Protégeme de todo lo malo  y de mis padres y del duque Monaghan. De ese hombre perverso…Tú solo puedes comprender los motivos que me han llevado a ocultarme y estar bajo del techo del hombre que nunca deje de amar >>.

   Escuchó que tocaban a su puerta, mientras volvía a su realidad. Dejo de mirar hacia la ventana. Tratando de disimular que había estado llorando.

   Nicholas entró, sin esperar a que ella le indicara que pasara. Aquella actitud había sido extraña de su parte para él.

_ Permiso…

_ Nicholas… Ya iba a bajar…

   Él se acercó a ella.

_ ¿Estabas llorando? ¿Qué te ha sucedido?

_ Nada… Sólo que…Sólo ha sido una pesadilla…

   Él la abrazó. Y ella de pronto se sintió protegida en sus brazos. Permitiéndose hundirse en ellos, colocando su rostro en su pecho.

_ No permitiré que nada te ocurra…Nada…

_ Lo sé…Soy una tonta…

_ No lo eres…

   Él levantó su quijada para buscar su mirada.

_ No permitiré que nada te haga daño… Dios me ha dado la oportunidad de encontrarte y regresarte a mi vida. Y voy a hacerte feliz…

   Antonella lo miró atónica. Encontrando en sus ojos el significado de sus palabras. Aquellas que solo sus hechos habían expresado después de saber quién era ella. Y era la primera vez que se lo decía con tanta firmeza. Como si su corazón le impulsaba a decirlas.

_ Voy a remediar el pasado… Haré que todo lo malo y triste desaparezca… Y te haré feliz…

_ Nicholas…

_ Quiero casarme contigo… Si tú me aceptas…

_ ¿Quieres casarte conmigo?

_ Sí… Como debió ser desde un principio.

_ Nick…

_ Di tan solo que sí… Nunca he dejado de pensar en ti. A pesar de los errores que he cometido en mi vida. Tú debiste ser mi legítima esposa. Yo debí ser tu prometido. Di tan solo sí…_ rozó el rostro de Antonella, al mismo tiempo en que secaba sus lágrimas_. Nadie más volverá a lastimarte. Te lo prometo… Esta vez tengo la oportunidad de hacerte feliz y vivir con esa paz que ansiabas al escapar. No te pediré que me aceptes ahora…Sólo que lo pienses… Si necesitas tiempo para estar segura.

_ No tengo nada que pensar. Me casare contigo… Sólo con una condición.

_ ¿Cuál?_ la miró con extrañeza. Sintiendo que esa condición no le agradaría en lo absoluto.

_ Sabes cual…

_ Antonella…_ dijo seriamente. Alejándose un poco de ella.

_  Me casare contigo, cuando aprendas a acercarte más a tu hija. Del resto, seguiré aquí como su institutriz. Aun cuando te amé con toda mi alma. Aun cuando tenga que callarlo cada vez que estés cerca de mí. Aun cuando sienta que mi corazón se desgarre por cumplir aquel sueño que quedo en el pasado…No podría aceptarte cuando eres incapaz de aceptar a tu propia hija. 

_ ¿Me harás sufrir mientras tanto?_ le dijo con cierta ironía al mirarla a los ojos, anonadado, sin poder juzgarla_. ¿Sabes lo que te estoy ofreciendo con el corazón en las manos? Te estoy dando tu boleto a la libertad que sería acabar de raíz con el compromiso que te impusieron tus padres. No obstante, creo que en ti, Sophia, ha encontrado una protectora mucho mejor que Virginia… Se me hace inaudito que quieras sacrificar todo lo que te estoy ofreciendo por… ¡No puedo ni siquiera asimilarlo!

_ Lo lamento, Nicholas… No podría amarte y fingir que no veo la apatía y el rechazo que tienes con tu hija. Al verte así, es como si viera a mi propio padre… Y me duele ver que ella es una inocente víctima. Como una vez lo fui yo siendo una niña. Perdóname… Te creo cuando me dices que me amas. Pero, no puedo. No puedo hacerme la ciega, y dejar pasar esto. Si me amas realmente, harás lo que es correcto.

_ Antonella… ¿Sabes lo que me estás pidiendo?

_ Sí… Y si me amas. Sabrás a que abstenerte.

  Lejos de allí, en Londres, las tensiones también estaban en aumento.

_ ¿En qué piensas?_ le preguntaba un amigo al duque Monaghan. Mientras bebían en su propiedad.

_ En que no me verán la cara de hazmerreír por mucho tiempo… Cuando ella aparezca me casare de inmediato con ella y la haré obedecerme. Aprenderá muy bien…

_ ¿Le harás daño?_ sonrió con cinismo.

_ ¿Quién te ha dicho semejante bajeza?_ se sonrió aún más con ironía sarcástica, haciéndose el inocente_. ¿O quién te ha dicho que los amigos se cuenten las intimidades de su pareja?_ bebió su trago de coñac.

_ Tienes razón…

    Y ambos se rieron ante aquella verdad.

Las lágrimas de un ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora